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Día 3
Diario Estonia, Letonia y Lituania en Navidad

A las 00:30 aterrizábamos en el aeropuerto de Vilnius. Según descendía el avión lo que más nos llamó la atención fue la escasez de coches. Cuando estás aterrizando en otras ciudades siempre te vas fijando en la cantidad de coches que parecen hormiguitas por sus caminos de asfalto, pues en Vilnius no vimos nada de esto.

Habíamos hablado con la chica que nos alquiló el apartamento para que nos fuera a recoger al aeropuerto, más que nada por la hora de llegada y porque no quería ponerme a discutir con un taxista, así que le pagamos 20 euros (que es excesivo, pero al menos teníamos a una persona esperando en la puerta). Nos vino a recoger, nos subimos en su coche y directos al apartamento en no más de 15 minutos. Al ir llegando ya percibimos lo cerca que estábamos de todo. Ahí mismo teníamos la Catedral, la universidad y el Palacio Presidencial.

Entramos en el apartamento. Nos explicó como funcionaba todo y nos despedimos de ella.

Era ya muy tarde y la verdad es que apetecía salir a la calle porque se veía todo tan bonito. Pero no, nos resistimos y preferimos madrugar al día siguiente.

Y el madrugar fue levantarse a las 8 de la mañana y aún hoy no se para qué. Era Domingo, un domingo lluvioso, con el cielo gris encapotado, y un domingo en el que nada abre hasta las 10 de la mañana. No teníamos Litas, ni donde cambiarlas. Menos mal que en Vilnius, como en casi toda la zona se puede pagar hasta un café con la tarjeta. Pero tampoco encontramos nada abierto para desayunar. Así que nos vamos a la Catedral. Lo más fotografiado sin duda alguna de Vilnius y la imagen que siempre te presentan cuando se habla de la capital lituana. Allí vimos que el centro de información turística estaba abierto, así que entramos y nos informaron de que en Domingo todo abre a las 10 y que el único banco para cambiar dinero estaba como a 20 minutos. Nada, doy media vuelta y nos vamos a un cajero. Ya teníamos Litas disponibles.

Dimos unas vueltas alrededor de la Catedral.

El tiempo estaba muy revuelto y amenazaba con ponerse a llover de un momento a otro, así que empezamos con nuestro paseo por la ciudad. Nos dirigimos a la iglesia de Santa Ana y la iglesia de San Bernardo (que están una al lado de la otra).

Cuenta las viejas historias que tal es la belleza que vio Napoleón en esta iglesia (construido con un montón de tipos diferentes de ladrillo rojo) que quiso llevársela a París en la palma de la mano. Esta Iglesia es sin duda la que más llama la atención (por fuera) de las cientos de iglesias que hay en la ciudad. Entramos dentro. Aprovechamos para entrar en calor y pasar un rato agradable contemplando el interior. Estaban en misa, así que mucho silencio y nada de fotos.

Salimos y nos dirigimos a la iglesia de Santa Madre de Dios, una de las más singulares ortodoxas de Vilnius. La verdad es que destaca el blanco de esta con el rojo del ladrillo y de la de Santa Ana. La iglesia de Santa Madre de Dios está justo al lado del puente que nos dirige hacia el barrio de Uzupis.

El puente está repleto de candados en los que figuran los nombres y la fecha del enlace de los recién casados que los colocan en señal de su amor.

A la entrada del barrio ya podemos observar su peculiar forma de ver las cosas. El barrio de Uzupis fue creado en el año 98 y está considerada como república independiente. En esta zona los «artistas» manifiestan su arte como quieren. La zona no desmerece la visita, ya que se pueden encontrar cosas muy curiosas y es un barrio bastante distinto al resto.

Tras dar una vuelta por el barrio y encontrarnos con el angel de Uzupis, y vimos un pequeño bar abierto en el que nos metimos a desayunar. Eran ya las diez de la mañana y unas tortitas nos sentaron de maravilla.

Emprendimos el regreso hacia la ciudad de nuevo. Y así paseando y paseando llegamos al Bastión de la Ciudad de Vilnius. Se trata de un complejo defensivo situado cerca de la muralla y en lo alto de una colina.

Seguimos por la Subaciaus gatvé hasta la calle comercial Didzioji.

Salimos a la calle después de entrar un poco en calor, entramos en la Iglesia de San Casimiro que para variar también estaban en misa. Esta iglesia es la primera iglesia barroca de Lituania. Los jesuitas la construyeron con el apoyo del gran Canciller Leonas Sapiega para honrar a San Casimiro, el patrono de Lituania. 

Nos vamos dirección a Rotuses aikste donde se encuentra el antiguo ayuntamiento de Vilnius, que tras muchos cambios llegó a tener este aspecto clásico.

Ahora nos dirigimos a las calles del barrio judío. Una zona de calles estrechitas, tiendas pequeñas, restaurantes y coquetas cafeterías muy cercanas a la universidad de Vilnius. Dimos una vuelta por la zona observándolo todo y decidiendo cual sería la cafetería en la que desayunaríamos mañana.

Y paseando, paseando, llegamos a la Universidad, en la que se puede entrar pero estaba cerrada. La universidad de Vilnius es una de las más antiguas de la Europa del Este.

Como estaba cerrada solo cotilleamos un poco y nos vamos hacia el palacio Presidencial, que ya lo habíamos visto en la noche de ayer al llegar al apartamento todo iluminado.

Y en nada ya estábamos en el punto de partida, es decir, en la plaza de la Catedral, con su alto árbol de Navidad.

La torre blanca que se encuentra delante de la Basílica y que es tan característica de Vilnius, no es más que el campanario de la Catedral y  es la única torre que queda en pie de la antigua muralla de Vilnius.  La plaza de la catedral es el corazón historico de la ciudad y a partir de este punto empezó a formarse la ciudad de Vilnius.

Entramos en la catedral y estaban en misa, para variar. Estuvimos un rato, entrando en calor y ya salimos de nuevo a la plaza.

Nos vamos un ratito al apartamento que lo teníamos al lado a cambiarme de botas y al salir vimos que teníamos un momento de cielo azul, así que lo aprovechamos para sacar unas fotos un poco más vistosas de la catedral. 

Era ya la hora de comer así que nos vamos hacia la Avenida Gediminas. Esta avenida no tiene desperdicio. Merece mucho la pena recorrerla entera lo que haremos después de comer. Nos vamos a un Cili Pica, una cadena de restaurantes que nos habían recomendado. La comida estaba buena pero tampoco era como para tirar cohetes, eso si, barato fue. Aprovechamos para tomar un par de cócteles y una especie de empanadillas de queso muy suave con mermelada de frutos rojos que si que estaba muy buena.

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Al salir del restaurante el tiempo había cambiado por completo. Estaba lloviendo a cantaros y ya estaba oscureciendo así que nos vamos caminando por la Avenida Gediminas hacia el Museo de las Victimas del Genocidio.

El Museo me impactó. Creo que es lo mejor que he visto en Vilnius. Este museo está situado en lo que fueron las antiguas oficinas de la KGB y donde estuvieron ubicadas las prisiones de los presos políticos en el sótano del mismo edificio. Lo que es el museo cuenta la historia de Lituania partiendo desde su primera independencia durante los años 20 más o menos y se centra fundamentalmente en el periodo desde la ocupación de Lituania por los Rusos y el complot con los Alemanes. A partir de este momento, cuentan de forma bastante dura (y a mi entender bastante real) lo que fue la vida de los Lituanos durante dicha ocupación.

Al llegar a los sótanos lo que es el museo pasa a ser la realidad pura y dura. Aquí es donde realmente te llegas a dar cuenta de lo que han vivido durante tantos años de ocupación. El museo estaba bastante vacío de gente así que podías disfrutar, por decirlo de alguna  manera, del museo a tu antojo. Y realmente en este momento  parece que se para el mundo.  

Te muestran las distintas celdas y el modo en el que fueron utilizadas durante los distintos años (desde las situación más dura durante los primeros años de la ocupación hasta que se fueron relajando al final del periodo), … bueno, no se puede explicar muy bien con palabras lo que hay en esa zona. El culmen es cuando llegas a la última sala y te ponen una pequeña película donde te muestran lo que pasaba en aquella sala.

Rubén no quiso ni verlo y yo me quedé sola en el medio de la sala mirando, impactada. Es la sala en la que disparaban a los condenados. No digo más. Con cada agujero que se veía en la pared te imaginabas a una persona, con su familia, que había fallecido con esa bala.

No esperamos mucho más y abandonamos el museo.

Recorrimos de vuelta la Avenida Gediminas, lloviendo muy ligero y con la iluminación navideña ya encendida. Paramos a tomar un café y yo me tomé uno frío, que a la chica le pareció raro y me aseguró que era frío a lo que yo dije, que si, que lo quería frío, para no desentonar con el tiempo.

Que bonito estaba Vilnius de noche. Que bien iluminada, llamaba todo la atención. La plaza de la Catedral, el palacio presidencial, la iglesia de los Santos Juanes…. todo.

Nos fuimos a casa con la intención de prepararnos y salir a cenar. Todavía era un poco temprano y como habíamos dormido poco decidimos echarnos una siesta y así poder aguantar un poco más. Cuando estábamos en lo más profundo del sueño oímos (o al menos yo) un sonido de pájaros, pero no le dimos la mayor importancia. Al cabo de un rato vuelve a sonar lo mismo. Que raro! y en una de estas oigo que se abre la puerta de apartamento y entra la dueña.

Uff, casi me da un infarto y  a ella mucho más al ver que estábamos dentro. Claro, salió fuera. Yo no me lo podía creer. ¿Cómo podía ser posible que estando dentro y aunque no estuviéramos dentro entrara dentro del apartamento? yo ya no quise ni salir y salio Rubén. Venía a traernos unos croasants para desayunar y a cobrar porque la noche anterior como habíamos llegado tan tarde no lo había hecho. Yo seguía sin creérmelo. En fin, que le dice a Rubén que tiene que ser en efectivo.

De nuevo abro los ojos y los pongo como platos. Vamos, que no tiene sentido. Como no quisimos armar un escándalo porque yo ya estaba demasiado cabreada y si salgo le armo una buena, pues le pagamos y listo. Pero con la intención de escribir un comentario a Booking.com con el que habíamos hecho la reserva porque no tiene sentido que te diga que tiene que ser en efectivo y en euros, claro. ¿y si no llegamos a llevar efectivo para pagarle?

Vamos que me cabreé muchísimo y todavía hoy en día no he contestado al correo que me ha mandado booking para ver si nos había ido bien la estancia. Pero lo haré porque no puede ser que llegues a un país, con moneda extranjera y te digan que no puedes pagar con la tarjeta. Vamos que no tiene sentido.
Después del cabreo nos duchamos, nos preparamos y buscamos un restaurante para cenar.Nos fuimos a cenar a un restaurante de la zona judia. Cenamos bien, pero cenamos mucho.

Pedimos una sopa cada uno, la de Rubén de champiñones y la mía de verduras (que más bien era un puré) y un segundo: Rubén carne y yo salmón. Con el postre ya no pude y Rubén pidió un sorbete. La verdad que el restaurante fue caro. El más caro de todos los que pagamos en el viaje pero mereció la pena y cenamos en un ambiente muy bueno y con muy buena atención.

Al salir del restaurante nos vamos a dar una vuelta. Que bonito estaba todo. El Ayuntamiento y la Calle Pilies (principal calle de compras turística, además de ser peatonal lo que facilita el paseo).
Después del paseo nos vamos a dormir

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6 Comentarios

  1. Ay María, me ha encantado este viaje, es como haber estado dentro de un cuento de hadas, que lugar tan precioso. Lástima que esta gente haya tenido una historia tan dura y atroz, a mi me pasa como a ti habría ido a ver el museo porque me gusta tener conciencia de las cosas, pero al igual que Rubén me parece que no habría aguantado el vídeo. En fin la crónica es maravillosa, que bien nos lo cuentas!!!.
    Un beso

    • Si, Noelia, la verdad es que el viaje fue una maravilla. Es verdad que no se puede ver lo mismo que se ve en verano, donde además los días duran mucho más, pero ver el ambiente navideño, la verdad es que si, como un cuento de hadas. Quizá el menos navideño fue Vilnius, y el que más me impresionó por todo. Es el que menos ha evolucionado desde mi punto de vista y en el que sigues viendo la dureza de lo vivido en la cara de las gentes. La verdad que Vilinus fue el que más me impactó.
      Gracias por leerme, Noe (a este paso te lees todo el blog, jeje).

      Un besito.

    • Espero que te ayude y cualquier duda ya sabes, pregunta lo que quieras. Esta zona es muy bonita, y vas en unos meses con mucha más luz de lo que tuvimos nosotros así que los días se aprovechan mucho más y posiblemente te de tiempo a más cosas. Por cierto, nosotros en Riga estuvimos tres días y la verdad es que nos sobró tiempo, aún teniendo pocas horas de luz. Así que hubiéramos podido hacer más cosas.

  2. Que 2 ciudades elegiriaus para ir en fin de año, Vilnius y Riga O Riga y Tallin?? El trayecto en bus es igual de largo y comodo??
    Sería del 20 al 5 de enero más o menos y vamos con niños y abuelos. Buscamos mercadillos, patinar sobre o hielo o alguna actividad para q los niños no se aburran.
    Muchas gracias

    • Maria Garcia Contestar

      Buenos dias Pilar… yo, sin duda, elegiría Riga y Tallin. El trayecto entre ambas es igual que en las otras dos pero Tallin es un lugar de cuento, no te lo deberías de perder. Si quereis que os pasemos precio del viaje (buscamos los mejores precio) y asesoramiento, no dudes en poberte en contacto con nosotros… info@viajescallejeandoporelmundo.com

      Muchas gracias!

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