2016, un buen año viajero

Terminaba el año 2015 y con él publicamos nuestro resumen viajero. Por aquel entonces no tenía ni intención de publicar ese post, aunque el año no se había portado mal del todo en cuanto a viajes se refería, pero lo publiqué igualmente para no perder la tradición. En aquel entonces os contaba lo agotada que me había dejado ese año, un año que deseaba ver terminar y que deseaba que el 2016 no fuese igual de agotador.

Alguien me dijo que seguro que todo ese esfuerzo con el que conseguimos terminar el año 2015 se vería recompensado y recogeríamos sus frutos en 2016. No sabía que pensar de esto, ese año había dejado en mi una huella muy fuerte, había conseguido dejar mi moral por los suelos, mis fuerzas bajo mínimos y no veía la forma de salir de ese agotamiento psicológico.

Pero el 2016 llegó y con él llegaron las buenas noticias, el crecimiento económico de nuestra empresa y en consecuencia la moral disparada y las ganas de continuar con un proyecto que nos hacía mucha ilusión y en el que habíamos puesto mucho más que nuestros ahorros, toda nuestras fuerzas. Así, 2016 fue el mejor año desde que comenzamos con el blog y con la empresa.

Cuando en el 2011 empecé a escribir este blog, con él, empezó a caer nuestro poder adquisitivo. La vida es así, las cosas vienen cuando vienen. En 2012 hicimos un viaje a la Costa Oeste de EEUU que fue nuestro último viaje «caro» aunque fue caro pero no así los hoteles que utilizamos, que no iban en consonancia con el precio que se pagaban por ellos. En 2012 cayó por completo nuestra economía y como no podíamos dejar de viajar nos tuvimos que amoldar. Pasamos años viajando al sudeste asiático, no porque nos hiciera especialmente ilusión, que también, pero francamente, hicimos todos esos viajes porque económicamente eran los que nos podíamos permitir. Si queríamos viajar teníamos que bajar el listón de los viajes, teníamos que rebajar el presupuesto y viajar a hoteles low cost, eso sí, sin perder la esencia de nuestros viajes, es decir, nada de extra low cost, viajamos barato pero con unos mínimos, buscando en la medida de lo posible hoteles que tuviesen un cierto encanto o por lo menos que por el dinero que pagamos por ellos fuesen muy decentes.

Durante estos años hemos vivido momentos de todo tipo, malos, buenos, muy buenos, pero nunca perdimos la ilusión y sobre todo, nunca dejamos de viajar.

El 2016 nos ha traído un pan bajo el brazo. Comenzamos el año sabiendo que visitaríamos Borneo. Lo que inicialmente era una escapada de 2 días para ver orangutanes se convirtió en un viaje de 14 días por el Borneo Malayo, que culminamos con 6 días en las Islas Perhentian y con unas 24 horas en Singapur. Cuando planificamos este viaje todavía nuestra economía no iba muy bien, así que no pude cumplir mi sueño de alojarme en el Marina Bay Sands de Singapur (pero espero que todo llegue).

Los días que pasamos en Borneo sentaron un precedente para nosotros, o al menos para mi. Me sentí angustiada por la vida de esos animales, por el trato que recibían, por la situación precaria en la que se encontraban y por la cara de tristeza que trasmitían. Borneo para mi, sirvió para acercarme un poco más al mundo animal, para hacer aflorar sentimientos que no sabía ni que tenía. Borneo sirvió para hacerme casi llorar por la situación que están atravesando estos pequeños animales, que pese a su tamaño, son frágiles y se encuentran en peligro de extinción, como no, por efectos de los humanos. Ese día, aquellos días, marcaron mi rumbo para siempre.

Así, que tras regresar de Borneo, en el mes de marzo, empezamos a planificar nuestro siguiente viaje, y un mes y poco después, en el mes de mayo ya teníamos claro que nuestro siguiente destino sería Kenia. Volveríamos a ver animales en libertad, los veríamos en un país que está medianamente concienciado de la necesidad de preservar ese entorno, que dicho sea de paso es de lo mejor que tiene y de lo que viven. Pero de Kenia y Tanzania me he vuelto con otro sentimiento. Si tenía claro que Kenia y Tanzania me iban a cautivar, me iban a enamorar por sus paisajes y sus animales, si tenía claro que iba a ver muchos de ellos, lo que no tenía tan claro es lo que me encontré. Un país, unos países, extremadamente agradables, una gente que por tener no tienen ni agua para beber pero que te muestran todo los suyo tal y como es.

Me fui a Kenia pensando que las tribus que se veían en los documentales eran solo eso, fruto de documentales y poblados para turistas, y me viene sabiendo que en el mundo todavía existen lugares en que la gente vive con nada. Me vine de este viaje, del que hace escasamente 2 semanas que regresamos, sabiendo que lo que tenemos aquí no son problemas, que por mucho que el 2015 me haya agotado eso no es un problema, que no debemos quejarnos por nada porque tenemos de todo, y que hay gente en este mundo que no se queja y no tiene ni un poco de pan que llevarse a la boca. Ese viaje me cambió de nuevo, y este 2016, me ha servido para darme cuenta de que todo lo podemos superar excepto una cosa y que no hay nada de que preocuparse, porque hay muchos que no tienen ni ese motivo de preocupación. Vivamos por tanto, lo mejor que podamos, procupémonos lo mínimo por las cosas que no deberían preocuparnos y pensemos que somos muy afortunados, porque seguro que 2017 nos llenará de buenos momentos.

Vivimos este viaje a Kenia y Tanzania de un modo muy especial. No solo porque es un viaje que hacía mucho que queríamos hacer, sino porque pusimos toda la piel en el asador y decidimos que queríamos hacerlo como hacíamos nuestros viajes antes: Volveríamos a escoger hoteles de categoría alta porque si hay un destino donde nos apetecía coger buenos hoteles, ese era Kenia. Aprovechamos para tomar este viaje como si fuese nuestra Luna de Miel en Africa,  y lo hicimos así porque lo tomamos como un nuevo comienzo que esperemos que sea eso, un nuevo comienzo.

Y este 2016 no solo nos ha traído este resurgimiento, además, de estos dos grandes viajes, uno de 21 días y otro de 19, hemos hecho varias escapadas: una a Oporto, para celebrar el cumpleaños de todos nosotros (Tino, Paula, Sergio, Lidia y Rubén, de los que espero que este año 2017 sigan estando en mi vida y en mis viajes), porque no hay mejor regalo que viajar, y hemos visitado Segovia, una ciudad que hacía años que no pisábamos y que nos trajo un montón de recuerdos y de buenos momentos.

En cuanto a las redes sociales: En Facebook, acabamos el año 2015 con 4675 seguidores y esa cifra se ha duplicado durante el año 2016, acabando con más de 10.100 seguidores, así que no ha estado mal, nuestro pequeño mundo sigue creciendo. Twitter no es una red social que me guste, de echo es la red social que menos uso y eso se nota: empezamos 2016 con 3563 seguidores y lo terminamos con apenas 400 más: 4011. En cuanto a Instagram: esta sí que me gusta y he de confesar que cada  día me gusta más. Acabamos el año pasado con 2528 seguidores y este año superamos los 7300. Y aunque mucha gente piense que esto son solo números para nosotros son personas, cada una de las cuales ha decidido hacer click en nuestras redes sociales y seguirnos y por eso estamos sumamente agradecidos de eso que muchos dicen ser números sin más.

Acabamos 2016 sin un viaje en mente, porque el que teníamos, el que queríamos hacer en este 2017 (volver a EEUU) posiblemente haya que pos-ponerlo un año más, con lo que me he quedado un poco en blanco y por tanto se aceptan sugerencias. Ahora mismo estoy en proceso de buscar mi viaje 2017, el viaje perfecto.

Espero y deseo que este año que comienza nos traiga y os traiga un montón de satisfacciones, de viajes sean como sean y que al menos seamos felices, que es lo único que cuenta.