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Día 8
Diario Hong Kong y Filipinas en 23 días
Tocaba un día de transición, en el que teníamos que llegar desde Bantayán Island, en el Norte de Cebú, hasta Moalboal, hacia el Sur. Para ello nos esperaba: Un triciclo, un ferry, un autobús, un taxi, otro autobús y otro triciclo. En total un montón de horas pero llegamos a Moalboal antes de lo esperado, con tiempo suficiente para disfrutar de la sonrisa de los niños y ver la puesta de sol.
moalboal cebu filipinas

De Bantayan Island a Moalboal: Como llegar.

Nos levantamos muy temprano. En este viaje ya nos estábamos acostumbrando a levantarnos entre las 5 y las 6 de la mañana, pero no nos importó. Empezábamos a recorrer la isla de Cebú y como nos quedaban muchas horas por delante era mejor salir lo antes posible.
 
Nos subimos al primer triciclo que pasó a esas horas tan tempranas por delante de nuestro hotel. Por 40 pesos nos dejó delante del puerto. Hicimos todos los trámites, compramos el billete, nos inscribimos en la lista, pagamos las tasas y… nos subimos al ferry. Esta vez nos damos cuenta de varias cosas: que el ferry no tiene wifi y que posiblemente la red que utilizamos en nuestro viaje de ida era del autobús que hace el trayecto directo desde Cebú hasta Bantayan Pueblo; y otra: que existe, precisamente este servicio, en el que puedes contratar directamente desde Cebú que un autobús de la cadena Ceres Liner, te lleve directamente hasta la capital de esta isla. Supongo que para los lugareños sea cómodo, pero a nosotros nos hubiese dado lo mismo y seguro que así, por libre, nos salió más barato.
Precio: 170 pesos + 10 de tasas (3.95 euros)
Nada más desembarcar ya teníamos el autobús o los autobuses porque había varios esperando. Si hay algo que notamos estos días en Filipinas, es que pese a que los medios de trasporte no son excesivamente buenos, si que lo tienen todo perfectamente organizado y nunca tuvimos que esperar en exceso, ni por autobuses ni por ferrys. Así que emprendimos de nuevo el trayecto desde Hagnaya hasta la estación Norte de Cebú, trayecto que se hizo más corto que el que habíamos hecho dos día antes. El motivo es que esta vez no teníamos tanta prisa para llegar a Cebú, ya que era temprano y no teníamos ningún motivo por el que pensar que nos podríamos quedar tirados sin posibilidad de continuar nuestro trayecto.
 
jeepney moalboal filipinas

Unas 4 horas después llegábamos a la terminal Norte de Cebú. Allí salimos a la calle y enseguida encontramos un taxi dispuesto a poner el taxímetro. Esta fue otra de las cosas que nos estaba llamando la atención, nadie se negaba a ponerlo. Por 110 pesos (2.4 euros) hicimos el traslado desde la terminal Norte a la Sur de Cebú. También preguntamos para hacerlo en Jeepney o en bus, pero no llegamos a aclararnos mucho y nos recomendaros no perder mucho tiempo. Preferimos pagar un poco más y llegar más rápido (que como suelo decir siempre, al final, con estas cosas, lo que pagamos es tiempo, no servicios).
La vez anterior que pasamos por Cebú, entre los nervios por llegar a destino y la prisa que teníamos no nos habíamos fijado en la ciudad en sí, pero esta vez nos dimos cuenta que la ciudad de Cebú es muy caótica, muy poco organizada y llena de taxis, coches y jeepneys. Estos últimos son lo que hacen que las calles sean de lo más pintorescas, con estos coches tan decorado y pintados que hacen de las ciudades filipinas algo muy peculiar y único.
Llegamos a la estación Sur en una media hora más o menos de trayecto y, como ya nos empezábamos a acostumbrar, nos preguntan a donde vamos y en menos de un minuto nos encontrábamos sentados en el autobús con dirección «Bato via Barili», de la compañía Ceres Liner.
Precio hasta Moalboal (con aire acondicionado), 116 pesos (2.53 euros).
Nos bajamos en Moalboal. Lo que vimos allí fue básicamente una carretera a cuyos lados se distribuían locales, casas, centros comerciales, casas de cambio… Tras un primer golpe de vista aquello nos pareció con mucho más movimiento y mucho menos tranquilo que Bantayan. Efectivamente, Moalboal es mucho más turístico y eso se hacía notar. Gente por todos lados, triciclos que constantemente se paran a tu lado intentando negociar un buen precio (para ellos) por llevarte a cualquier sitio. Al final, tras muchas vueltas y negociaciones nos llevaron a nuestro hotel en Panagsama Beach.
Visto en mapa parecía que allí toda la zona de costa de Moalboal era playa. Nos decantamos por reservar en el Quo Vadis Resort, en uno de los extremos de lo que supuestamente era la gran playa de Moalboal y lo más cercano al pueblo. Nos equivocamos.
playa quo vadis resort moalboal
Nuestro triciclo nos dejó en la misma recepción del hotel y tras hacer el Chek in y llegar dejar las mochilas en la habitación, nos fuimos a intentar dar un baño en la playa. Todavía no había atardecido así que qué mejor cosa que hacer que disfrutar de los últimos momentos del día en la playa. Salimos corriendo de la habitación, intentamos buscar la playa y no la encontramos. Lo mejor: preguntar. Preguntamos… notamos cara rara. Nos indica… Llegamos. Casi me muero. No hay playa. Como mucho un lugar de acceso al mar lleno de piedras por si te quieres bañar. No me extraña que el hotel tenga una bonita piscina, porque realmente no hay mar donde bañarse. Así que con toda mi angustia a cuestas nos fuimos a dar un paseo por la costa. En algún lugar tendría que haber algo similar a una playa.
Panagsama Beach moalboal filipinas

No encontramos gran cosa, al menos nada bonito, pero si encontramos una pequeña cala con arena donde nos sentamos a ver la puesta de sol. No tardamos ni dos minutos en estar rodeados por unos niños que querían jugar. Nos preguntan de donde somos y al decirles que de España se ponen a contar. Y yo con ellos. Contamos, lentamente hasta 100 mientras ellos no paraban de moverse, de correr, de jugar. Una preciosa niña nos hacía magdalenas de arena, que nosotros teníamos que degustar. Después nos hacía un pastel de cumpleaños con la misma arena y cantábamos el «cumpleaños feliz». En eso, en jugar, se nos fueron las últimas horas del día. Guardamos muy buenos recuerdos de aquellos 4 niños que nos robaron nuestro tiempo y a base de sonrisas. Y digo robar en el buen sentido, porque para nosotros fue lo mejor que encontramos en aquella playa, en aquel sitio, y lo mejor que nos llevamos de este día en Filipinas.

 
niña moalboal filipinas

niño en playa moalboal fiipinas

niños jugando moalboal filipinas

 
Moalboal es un destino preferentemente para buceadores. Nosotros no buceamos, algún día os contaré el porqué, pero me obsesioné con venir hasta aquí por otro motivo: Mañana visitaríamos las Kawasan  Falls. Desde que empecé a preparar el viaje y desde que vi las primeras fotos de estas cascadas supe que las tendría que ver.
Tras ver la puesta de sol con estos niños nos fuimos al hotel. Nos duchamos, nos cambiamos y salimos a buscar un sitio donde cenar. En uno de estos paseos fue donde nos cruzamos con dos chicas españolas, que no sería la última vez que se cruzarían en nuestro camino.
niño puesta de sol moalboal filipinas
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puesta de sol playa moalboal filipinas

 
Cenamos en un local mexicano (El Mayas Native Garden), donde el burrito de «ito» no tenía nada, ya que era tamaño «maxi».
 
cena mexicano moalboal filipinas
Precio total de la cena: 500 pesos (10.93 euros).
 
Tras esto nos vamos a dormir sin saber que la noche sería muy larga…
Gastos del día:
Triciclo en Bantayan: 20 pesos (0.44 euros)
Ferry de Santa Fe a Hagnaya: 180 pesos (3.93 euros)
Bus de Hagnaya a la estación Norte de Cebú: 160 pesos (3.50 euros)
Taxi entre terminales: 55 pesos (1.20 euros)
Bus de la estación Sur a Moalboal: 116 pesos (2.54 euros)
Triciclo de Moalboal a Quo Vadis: 30 pesos (0.66 euros)
Agua y otros para desayunar: 100 pesos (2.18 euros)
Cena: 250 pesos (5.46 euros).
Total gastos por persona: 19.91 euros.
 
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2 Comentarios

    • Pues a mi me sorprendió lo caro que era, jeje, claro comparado con Tailandia el año pasado que comíamos por cuatro duros. Ten en cuenta además que comíamos en sitios turísticos, si no , podríamos comer más barato aún.

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