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Día 20
Diario Tailandia 21 días

Era nuestro último día en Railay y queríamos aprovecharlo al máximo. Como ya nuestras fuerzas estaban recuperadas decidimos enfrentarnos a la dura subida al mirador y a la espectacular bajada (y posterior subida) a la Laguna interior de Railay.

mirador de railay tailandia

En la península también encontraremos un lago de agua dulce, pero ojo, porque la bajada no es precisamente un camino de rosas. Hay que ir bien calzado  y bajar con cuidado, agarrándose a la cuerda. Suele haber monos y hay que tener cuidado con ellos.  Para acceder desde la playa, puedes hacerlo desde el camino que lleva a Phya Nang. A mitad de camino verás unas cuerdas colgadas de la montaña y por ahí es por donde debes subir.

Llegarás a una bifurcación. Si vas a la izquierda estará el View Point y si coges la de la derecha te llevará a la Laguna. Para llegar es primordial llevar pantalón largo y botas de montaña. El acceso no es fácil.

Durante la noche habíamos despertado en varios ocasiones a consecuencia de la tormenta que estaba cayendo. En ese momento pensaba que mis intenciones de ir al mirador se desvanecían y que al final todo acabaría en nada.

Pero por la mañana vimos que el sol había salido, que no quedaba ningún resto de la tormenta y decidimos enfrentarnos a la dura subida. Después de desayunar como campeones nos despedimos de Tino y Paula, que prefirieron despedirse de Railay tumbados en la piscina. No obstante se quedaban preocupados y nos dijeron que si en tres horas no estábamos de vuelta que darían la voz de alarma. Todo por si las moscas. (Y razón no les faltaba al preocuparse ya que lo que nos encontramos allí no era para menos).

El mirador de Railay

Para acceder al View Point debemos coger el camino que lleva desde Railay Este hacia Phra Nang Beach y a medio camino vemos un cartel de peligro y una cuerda que sale de la nada.

cartel indicativo del view point
cartel indicativo del view point
de camino a Prha Nang beach
de camino a Prha Nang beach

El cartel viene a decir que el trail es peligroso y que se tenga cuidado cuando está mojado. Además, recomienda no hacerlo después de llover. Y yo pensaba: «pues después de la noche que ha pasado de lluvia y tormenta, cualquiera se arriesga». Pero bueno, pensamos en intentarlo y la verdad que la recompensa mereció la pena.

El trayecto hasta el mirador, aunque intenso es bastante corto, así que sin problema se puede hacer. Eso sí, teneis que pensar que no solo está el tema de que el acceso no es un camino fácil, que hay que ir tirando de la cuerda para poder ascender, sino que tenemos que unir a esto la extremada temperatura y humedad que hacía estos días en Railay y en Tailandia en general. Estábamos ante los meses más calurosos del año. Así, llegamos al mirador chorreando y  medio deshidratados.

acceso al mirador de railay
acceso al mirador de railay

Pero pese a todo, y pese a que el suelo estaba resbaladizo, llegamos en nada a la cima y las vistas impresionaban.

vistas a la playa este de railay
vistas desde el mirador de railay

Intento de bajar a la Lagoon de Railay.

Como no habíamos tardado mucho y nos parecía que podíamos seguir con el trayecto pese a la humedad del terreno, decidimos proseguir hasta la laguna. Desandamos parte del camino y seguimos la indicación hacia «Lagoon». Por el camino encontramos este enorme árbol. Ya habíamos dejado de lado la cámara de fotos, a la que no podíamos controlar y era mejor dejarla a buen recaudo. Así que, las fotos siguientes son todas del móvil.

Empieza el descenso y cada vez se pone la cosa peor. Cada vez el terreno se hace más inclinado y cada vez encontramos más humedad. Allí no llega ni un rayo de sol así que la dificultad cada vez es peor.

Conseguimos bajar los tres primeros desniveles casi verticales y cuando ya solo nos quedaba uno, y la laguna la teníamos ante nuestros ojos, de un color azul turquesa, metida en el medio de tanta vegetación y de un agujero de paredes casi verticales, decidimos abortar la operación. Nos quedaba pocas fuerzas y un último desnivel que no solo era vertical, sino que además era liso. No tenía ni una zona donde apoyar el pie y por más que le decía a Rubén que había que bajarlo en posición horizontal, pegando la planta del pie totalmente a la pared, decidimos dejarlo. Unido a esto, estábamos totalmente solos en el interior de Railay, y no era de extrañar, nadie en este día se había decidido a subir hasta aquí. Así que si nos pasaba algo…

Con todo el dolor de mi corazón emprendemos el regreso. Y el regreso es más fácil, porque aunque las paredes son verticales y has de poner todas tus fuerzas en subir, siempre se sube mejor que se baja.

Cuando llegamos de vuelta a la piscina del hotel, nuestro cuerpo chorreaba y no os exagero nada, que la ropa estaba como si nos hubiera caído un chaparrón encima. Nuestra aventura no nos había llevado más de una hora y media y Tino y Paula no contaban con nosotros.

Como dato útil: Mi camiseta no volvió jamás a coger su color original. Esos manchurrones color anaranjado no llegaron a quitarse y será el vivo recuerdo de esta buena experiencia vivida en Railay.

Un baño en la piscina, y nos vamos a despedirnos de Phra Nang Beach. No queríamos irnos de Railay sin darle un último vistazo y hoy la situación en la playa estaba todavía peor. La marea estaba arriba y era casi impracticable llegar a la zona de playa más ancha. Además, hoy había olas y casi se nos hizo un tormento llegar. Pero llegamos. Buscamos un sitio a la sombra y aprovechamos para descansar, grabando en nuestras retinas las últimas imágenes que nos ofrecía Railay.

 De camino a Ao Nang.

Como tampoco nos queríamos ir de allí sin nuestra última comida en el barco de la playa, esperamos a que fuese la hora de comer y degustamos nuestro último arroz con verduras (exquisito es poco) con limonada.

Ya solo nos quedaba recoger las maletas y salir hacia la playa para buscar un Long Tail que nos llevara a Ao Nang, donde pasaríamos la última noche antes del regreso a Bangkok.

Llegamos a Ao Nang, y tras comprar algo de beber (nosotros seguíamos medio deshidratados con la subida al mirador), nos ubicamos con el iPad y nos vamos caminando hacia nuestro hotel, que sinceramente no pensábamos que fuera a estar tan bien.

habitacion hotel ao nang railay
hotel ao nang tailandia

Eran una especie de cabañas distribuidas a lo largo de un camino de bajada a la playa pero que en lugar de dar en la playa daba en el restaurante del hotel, donde teníamos estas vistas. Si queréis más información sobre los hoteles / hostales que usamos en Tailandia, podéis verlo aquí: Hoteles/Hostales en Tailandia.

Después de hacer el chekin  y dejar el equipaje en las habitaciones, nos fuimos a pasear por Ao Nang, disfrutando del resto de la tarde tomando unos mojitos y como encontramos un super-coche donde sabíamos que cogeríamos con todo el equipaje los cuatro, negociamos el precio y la recogida en el hotel para el día siguiente y dejamos de preocuparnos por el tema, ya que en la recepción del hotel no nos habían querido confirmar que cogiéramos los cuatro en un único coche. Vamos, lo de siempre, que ven a cuatro personas y no nos quieren llevar.

playa de Ao Nang
playa de Ao Nang

Seguimos nuestro paseo hasta que volvimos a sentarnos a tomar algo en un bar en el frente de la playa, y tras pedir los mojitos, decidimos ya, quedarnos a cenar.

La cena no fue barata pero estuvo muy bien, tanto por el sitio como por la comida, aunque la atención dejaba un poco de desear, y no por nada, pero porque en Tailandia son así, van a su ritmo y sin estrés. Así que por eso tampoco nos vamos a quejar.

cena ao nang

Tras esto nos vamos a dormir, que a las 6 de la mañana habíamos quedado con nuestro chófer para ir directos al aeropuerto de Krabi. Volvíamos a Bangkok.

Gastos del día:Comida: 80 baths (1.81)
Mojitos y agua: 3.4 euros
Cena: 272.5 baths (6.19 euros)
Barca a Ao Nang: 100 baths (2.27 euros)Total del día: 13.67 euros.

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2 Comentarios

  1. A nosotros nos pasó exactamente lo mismo que a ti en el mirador de Railay! Pensábamos bajar al lagoon pero el terreno estaba tan mal y había tanto desnivel que al final también renunciamos a ir. Siempre hemos tenido la curiosidad de que es lo que hubiéramos encontrado…
    Saludos

    • Nosotros al menos llegamos a ver la Laguna, que la verdad es preciosa, con ese color verde esmeralda, más bien que azul turquesa, y con tanta vegetación. El sitio es un maravilla pero la bajada… Quizá si no fuera así estaría masificado, así que no nos quejemos.

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