El Campo Concentración de Sachsenhausen se encuentra situado en la población alemana de Oranienburg, a unos 35 kilómetros al norte de la capital Alemana. Fue el primer campo de concentración de Prusia y por él pasaron más de 200.000 personas víctimas del nazismo. Aunque es una visita dura, difícil y hubiese sido mejor que estas visitas nunca tuviesen que producirse, porque estos hechos nunca tendrían que haber ocurrido, lo cierto es que es una visita recomendable y esencial en tu paso por Berlín.
Visita al Campo de Concentración Sachsenhausen por libre o con tour.
La visita al campo de concentración de Sachsenhausen se puede hacer por libre o en tour guiado.
- Por libre. Solo tendrás que llegar a la población de Oranienburg desde Berlin, en tren con un trasbordo y para lo que necesitas un billete para las áreas ABC. La entrada es gratuita y si quieres un audio-guía en español, este cuesta 3 euros. En mi opinión no se puede hacer la visita sin ningún medio que te explique lo que ves. En el campo de concentración hay poco que ver, por lo que si nadie te explica lo que tienes en el frente, lo que estás pisando, no llegarás a entender nada y la visita te decepcionará.
- Con un tour. Nosotros disponíamos de la Welcomecard, por lo que llegar hasta Oranienburg lo teníamos cubierto con ella. Pero además, al disponer de una Welcomecard activa, teníamos un descuento para la visita guiada al campo de Concentración Shachsenhausen, y por 14 euros tuvimos claro que lo haríamos así. A mi, personalmente las audioguías no me gustan, y a no ser que sea muy buena (cosa que solo nos sucedió en la visita a Alcatraz en San Francisco) suelen ser bastante aburridas. En caso de que algo me lo tengan que explicar o contar, prefiero que lo haga alguien, una persona que conozca como nadie la historia y a la que le puedas hacer preguntas.
Tour guiado al campo de concentración Sachsenhausen.Este es el tour guiado que nosotros hicimos, que parte de Alexanderplatz, donde nos reunimos con el guía y nos trasladamos en tren hasta Oranienburg, donde comienza realmente el tour. Además, como disponíamos de la Welcomecard, tuvimos un descuento en el tour y el traslado en tren a Oranienburg incluido. Podéis leer más información sobre como organizamos este viaje en: Berlín, que ver, como organizar tu visita. |
Visita al Campo de Concentración Sachsenhausen.
Era un frío día del mes de Diciembre cuando nos bajamos en la estación de tren de Oranienburg, en la misma estación de tren en la que años atrás se bajaban los prisioneros que se dirigían, bajo el régimen nazi, al campo de concentración Sachsenhausen.
Era la segunda vez que visitábamos un campo de concentración y como la otra vez, en el campo de concentración de Terezín, en la República Checa, era invierno. Si hacer una visita así es dura ya de por sí, hacerla durante el crudo invierno, lo hace más dificil. Creo que en estas circunstancias se hace más evidente aún, el sufrimiento que han tenido que pasar en las condiciones y circunstancias en las que se encontraban aquí.
Visitar el campo de concentración Sachsenhausen para nosotros era esencial y a día de hoy lo consideramos fundamental en una visita a Berlin. Siguiendo con las visitas que habíamos hecho los días anteriores, la visita panorámica a Berlin y la visita al Berlin del nazismo, complementarlas con la Visita al Campo de Concentración Sachsenahusen era lo que tocaba y desde luego lo aconsejable.
Recorrimos los más de dos kilómetros que separan la estación del tren de la entrada al campo de concentración Sachsenhausen en silencio. Nuestro guía nos había informado de que este trayecto, similar o parecido, era el que hacían los prisioneros que llegaban al campo de Concentración Sachsenhausen para entrar pero no sabían si para salir.
Es increíble ver la cercanía del campo de Concentración Sachsenhausen con el centro del pueblo de Oranienburg, y lo poco conscientes que era la población de lo que ocurría ahí dentro. Y es que el gobierno nazi, al igual que hicieron con otros campos de concentración, tenían una buena publicidad y propaganda nacionalsocialista que contrarrestaban cualquier información real que saliese de lo que ocurría dentro de los campos de concentración.
El campo de concentración Sachsenhausen como tal, como lo vemos hoy o similar, en esa misma ubicación, se crea en el año 1936, aunque anteriormente había habido un campo de concentración más pequeño en el centro de la población de Oranienburg.
El campo de concentración Sachsenhausen se crea en verano de 1936, y tenía la intención de ser un Campo de concentración modelo, con una distribución en forma triangular, que permitía a los vigilantes, desde la única torre, tener una visión general de todo el complejo.
Entramos en el complejo y lo primero que hicimos fue ver un plano general del campo. Donde divisamos claramente esa forma triangular y donde el guía nos explica los motivos para construirlo así. La verdad es que la visita es espeluznante. Se hace de una forma que te traslada totalmente a aquellos 9 años (de 1936 a 1945) durante los cuales pasaron por aquí más de 200.000 personas. La visita se hace siguiendo el recorrido que hacían los prisioneros, cómo llegaban, por donde entraban, que hacían dentro de ese recinto, cómo morían, cuales eran los riesgos que tenían, como era el día a día de cada prisionero. En realidad, una visita que te deja la piel de gallina.
Un claro ejemplo de la dureza fue cuando nos contaban como se tenían que levantar a las 5 de la mañana para acudir a alguna de las fábricas que había dentro del recinto: primero de ladrillos, después de armamento de guerra, y donde tenían que permanecer de pie, en formación, mientras les contaban una y otra vez para comprobar que no faltaba nadie. En aquel día, de un duro invierno en Alemania, te pones en sus pies, descalzos en su mayoría, con solo su pijama de rayas puesto, y de verdad que la dureza de la visita se acentúa brutalmente.
Aunque el campo de concentración Sachsenhausen en principio recibía a presos políticos u opositores al régimen del nacionalsocialismo, poco después llegaron todos aquellos que el régimen consideraba inferiores, por aspectos sociales, físicos o biológicos, como los gitanos, los judíos o los homosexuales, y a partir de 1939 también llegaron ciudadanos de los estados ocupados de Europa.
Pero no toda la historia de Sachsenhausen se trata como un campo de concentración, ya que finalmente, con la construcción de una cámara de gas y un crematorio, pasó a ser, en el final de sus días un campo de exterminio. Algo que me llamó mucho la atención y es que aquí se realizaban experimentos médicos, utilizaban a los prisioneros como conejillos de indias para la prueba de medicamentos, algunos de ellos los más conocidos de alguna que otra empresa farmacéutica alemana.
Si la visita a Terezín me había gustado, la visita a Sachsenhausen fue muchísimo mejor, pero todo esto lo hace un guía, un buen guía que sabe trasmitir una historia tan dura de una manera amena y muy ilustrativa.
El campo de concentración cierra sus puertas como tal, tras la ocupación sovietica y el fin del nazismo en Alemania. El 22 de Abril de 1945, el ejército soviético libera a las más de 3000 personas que aún quedaban recluidas en el campo de concentración Sachsenhausen.
La historia de este recinto no termina aquí, aunque sí el motivo que nos llevó a visitarlo, la historia durante el gobierno nazi en Alemania, aunque fue utilizado por los soviéticos, para encarcelar a los presos del régimen nazi.
La vuelta a Berlin.
Cuando terminó la visita guiada por el campo de concentración Sachsenhausen hacia las 2 de la tarde, el resto de nuestros compañeros regresaron con el guía a Berlín, mientras nosotros decidimos quedarnos, para dar un paseo más por el campo en total soledad, y para comer en un McDonalds, cuando ya empezaba a llover sobre Sachsenhausen.
Una vez en Berlín, nos fuimos al centro, a Alexanderplaz y dimos varios paseos por los mercadillos y los centros comerciales. Era un día especialmente frío en Berlin y llovía, así que no estaba muy agradable para pasear. Aún así, volvimos a cenar en los puestos del mercado y temprano nos fuimos a dormir para poder madrugar al día siguiente. Nos íbamos a las afueras de Berlín y queríamos salir con tiempo.
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Diario completo del viaje: Berlín en 7 días.
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