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Diario de viaje Costa Oeste en 18 días con Yellowstone

Visita a la Reserva Natural «Craters of the Moon» en Idaho

Comenzaba otro de los días «de regalo» que íbamos a disfrutar en este viaje, y lo hacíamos en Idaho Falls. Habíamos llegado el día anterior desde Salt Lake City, donde tuvimos la oportunidad de visitar el Lago Rosa de Utah. En el día de hoy, teníamos que llegar a West Yellowstone y aunque no me hacía especial ilusión visitar Craters of the Moon, no había encontrado nada más para este día, así que para no llegar tan pronto a Yellowstone, visitaríamos Craters of The Moon.

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Craters of the Moon National Monument se encuentra situado en un basto terreno al oeste de Idaho. La población más cercana es Arco, que tiene una historia fascinante. Quizá mucho más que la del propio Monumento Nacional. Craters of the Moon, es el resultado de erupciones periódicas que emergen por las grietas que atraviesan el parque de Norte a Sur. En él podemos ver coladas, conos de escoria y restos de lava.

Craters of The Moon se visita en coche, bajándote en determinados miradores, y desde donde, en algunos de ellos, puedes hacer ligeras caminatas. El circuito completo son 11 kilómetros.

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De Idaho Falls a Craters of the Moon

Aquella mañana nos despertamos en uno de los Motel 6 de Idaho Falls. Ya nos lo había dicho la chica de recepción el día anterior, que por la mañana ponían termos de café y agua caliente, de forma gratuita para los clientes. Así que, habíamos decidido coger café para todos, y con alguna bollería de las máquinas expendedoras del hotel, desayunar algo.

Todavía no habíamos hecho nuestra parada en un centro comercial, que sería hoy después de la visita a Craters of the Moon y en nuestro camino hacia West Yellowstone. Así que nos teníamos que apañar con lo que teníamos a nuestro alcance.

Cuando bajamos a recepción a por el café, vimos como la gente aprovechaba para llenar sus termos. Nos pareció muy raro, porque una cosa es que te regalen un café y otra es que te lleves un termo de café. Pero vimos que lo hacía todo el mundo, así que decidimos hacer lo mismo.

desayuno en motel 6 idaho falls

Hicimos el check out en el hotel y dejamos atrás Idaho Falls, a donde regresaríamos al medio día.

Nos quedaban por delante 135 kilómetros hasta el centro de interpretación de Craters of The Moon y después tocaba deshacer el camino andado, ya que en el día de hoy, tendríamos que llegar a West Yellowstone.

El trayecto hasta Craters of the Moon dio para mucho, y sobre todo para la leer la espeluznante historia de Atomic City y Arco. Todo empezó, cuando repasamos el planning del día, y entre las cosas que queríamos hacer aparecía hacer una parada en Atomic City. No es que me llamase la atención nada de ello, pero veía que la mayoría de la gente que hacía una escapada a Craters of The Moon, visitaba Atomic City.

de idaho falls a craters of the moon idaho

En ese momento y ya que nos quedaban muchos kilómetros para llegar, me puse a investigar a qué se debía el nombre de Atomic City, y cual era su historia. Y profundizando en algunos artículos y blogs americanos llegué a una historia que me parecía de lo mejorcito del día. Y la fuimos leyendo hasta llegar a la entrada de Craters of The Moon. (La historia la tenéis un poquito más abajo).

Centro de visitantes de Craters of The Moon

En Arco, tomamos el desvío hacia Craters of The Moon y al cabo de 28 kilómetros un cartel indicaba que habíamos llegado al Monumento Nacional. Teníamos que comprar el pase anual de parques nacionales, ya que Craters of The Moon, aunque no es un parque nacional en sí, si está incluida su entrada en el pase anual. Como no sabíamos muy bien cómo adquirirlo hicimos la parada en el Centro de Visitantes para preguntar.

Allí vimos un mapa, donde podías colocar un alfiler y situar desde donde veníamos. Muy interesante la verdad. En Oviedo no había ningún alfiler así que pusimos el nuestro.

craters of the moon idaho

Aproveché también para poner un sello en mi pasaporte del parque, y preguntamos por el pase anual. No entendimos muy bien a la chica, y tuvimos que volver a preguntar, a ver si a la segunda teníamos más suerte. Y al final le entendimos que teníamos que comprarlo en la caseta de entrada al parque que encontraríamos más adelante. Efectivamente, siguiendo la carretera hacia el parque, está la caseta de control de entrada y allí puedes comprar tu pase anual.

El pase anual tiene un coste de 80 dólares y solo se puede pagar con tarjeta. Es válido para 1 año y para la entrada a todos los parques nacionales de EEUU y otras zonas oficiales. Este pase es válido para dos titulares y es por coche, pero al menos un titular del pase debe acceder. Vaya, que no se puede compartir con otras personas.

Además del pase nos dieron un mapa muy sencillo para orientarnos en la visita.

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Así comienza nuestro recorrido por Craters of the Moon.

Qué ver en Craters of The Moon.

North Crater Flow 

Ojo y no confundir con North Crater Trail, que fue lo que nos pasó a nosotros y no lo visitamos. Creímos que era una ruta mucho más larga que une la zona inicial de Craters of The Moon con Snow Cone, es decir, lo que si es el North Crater Trail, de 6 kilómetros. Pero el North Crater Flow es un sendero de unos 500 metros, circular, en el que podrás ver fragmentos de cráter que han sido arrastrados hasta esta zona por ríos de lava.

Devils Orchard

Nuestra primera parada fue en Devils Orchad. Se trata de un sendero muy bien acondicionado que trascurre a lo largo de un mar de escorias por donde se pueden ver grandes fragmentos de lava.

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Inferno Cone

Continuamos el trayecto en coche y seguimos hasta el siguiente punto de visita: Inferno Cone. Tras dejar el coche en el parking habilitado, debes de subir la ladera de un gran cono de escoria (unos 800 metros) desde donde obtenemos una bonita panorámica de Craters of the Moon. Sinceramente, junto con algo que vimos al final del trayecto por Craters of The Moon, es de lo más interesante.

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Allá arriba también vimos como la naturaleza se abre paso en un terreno tan árido y donde no parece que nada pueda vivir. Nos dimos cuenta que cuando los árboles crecen demasiado, o no tienen soporte suficiente para sus raíces y para mantenerse en pie, o el efecto del viento hace que se caigan. No lo tenemos muy claro.

Creo que de todo lo que hicimos en Craters of the Moon, aquí fue donde más tiempo pasamos.

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Área Spatter Cones y Big Craters

Aquí nuestra parada fue muy rápida, porque las mejores vistas de esta zona de pequeños cráteres, lo teníamos desde la cima de inferno Cone, así que decidimos seguir el camino en coche hasta el siguiente punto.

Tomamos el desvío hacia el punto más alejado del parque. Allí, hay servicios y necesitábamos ir al baño, así que no hicimos ninguna parada hasta llegar al final de la carretera.

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Lava Cascades.

Ahora si, en el camino de bajada, que es el mismo que el de subida, fuimos haciendo paradas para ver las casadas de lava. Junto con el Inferno Cone, fue de lo que más nos gustó del parque.

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Tenemos que decir, que si has estado en Lanzarote, por ejemplo, lo que verás en Craters of the Moon no te parecerá nada del otro mundo, pero si nos ponemos en situación, estamos en el medio de un desierto en Idaho, donde no nos podríamos imaginar que algo como esto pudiese existir aquí. Así que es razonable, no solo que sea una reserva natural, sino que esté protegido y que además sea uno de los destinos turísticos más destacados del estado de Idaho.

Cave Area

Estamos seguros que otra de las zonas de mayor interés del parque sea la zona de cuevas y cavernas, que nosotros no visitamos porque se necesita un permiso que nosotros no teníamos. Al no tener planificado visitar Craters of The Moon y haberlo hecho un poco sobre la marcha, no solicitamos el permiso gratuito para hacerlo, y pienso que seguramente sea de lo más interesante de este parque.

No obstante si que nos acercamos al inicio de ruta hacia las cuevas, dimos un pequeño paseo por la zona acondicionada y aprovechamos para hacer un pequeño pic nic, a modo de re-desayuno. Café que habíamos cogido en el Motel 6 de Idaho, junto con unas galletas tomadas en una mesa con vistas a las coladas de lava.

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Aquí dimos por concluida nuestra visita a Craters of the Moon y pusimos rumbo a Idaho Falls con intención de hacer una parada en Atomic City.

La historia de Atomic City y Arco. Una historia de amor y desamor

Como os comentaba al inicio del artículo, de lo más interesante de este trayecto, fue descubrir la historia que hay detrás de Atomic City y de la ciudad de Arco, por la que acabábamos de pasar.

En 1946, tras el bombardeo atómico en Hiroshima, se demostró lo que un simple átomo podía hacer y la energía que cabía en algo tan pequeño. Tras esto, el Congreso de los EEUU decidió crear una comisión de Energía Atómica. Con ello, se pretendía demostrar, que esta fuerza se podía aplicar para algo más productivo, crear electricidad.

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Se escogió una zona en el desierto de Lost River, por su baja población, por ser una zona muy árida, de baja actividad geológica y que contaba con buenos servicios de agua y electricidad. Allí se construyó el primero de los reactores atómicos dentro de EEUU.

En 1955, cuatro años después del encendido de las primeras bombillas de electricidad atómica en Lost River, Arco se convirtió en la primera ciudad del mundo en estar alimentada, exclusivamente, por energía atómica.

Allí, en lo que hoy se conoce como Atomic City, se realizaron muchos proyectos y pruebas de energía nuclear, llegando incluso a idealizarla. Hubo muchos problemas, la mayoría debidos al desconocimiento que se tenía de los problemas que este tipo de energía podía causar, si no se hacían las cosas como se debía.

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Y todo el proyecto se vio truncado cuando el 3 de enero de 1961, a las 21:01, el reactor explotó. ¿Pero qué ocurrió realmente? Pues todo parece indicar, que fue un «problema de cuernos».

A las 4 de la tarde de ese mismo día, dos hombre llamados Byrnes y Legg comenzaban su turno y les acompañaba una tercera persona: Richard McKinley. Cuentan las malas lenguas, que una semana antes, los dos compañeros de trabajo se habían peleado, tras una borrachera, en un club de striptease. Se cree que la disputa empezó porque aunque ambos hombres estaban casados, Byrnes, parecía irse a menudo con prostitutas, algo que Legg le echó en cara y ahí comenzó la pelea. Más tarde, los rumores apostaban, que la realidad era que Byrnes, además, se estaba acostando con la esposa de Legg.

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Tres horas después de haber empezado el turno, Byrnes recibe la llamada de su mujer, para, entre otras cosas, poner fin a su matrimonio. Se desconoce la respuesta de Byrnes, ni lo que pasó entre las 7 de la tarde y las 9 de la noche, pero, tras analizar la autopsia, se sabe que fue Byrnes el que se encontraba encima de la palanca de control del reactor SL-1. No sabemos el motivo por el que Byrnes tiró de la palanca, si como remordimiento, si como una forma de vengarse del mundo y de si mismo, si por llamar la atención de su mujer. Pero ahí está la historia y de la que se puede sacar muchas conjeturas sobre si un problema de cuernos, causó la explosión del reactor nuclear, o no.

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Toda la historia se cuenta en un libro: Idaho Falls: The Untold Story of America’s First Nuclear Accident , publicado en 2003, por el periodista William McKeown por si queréis saber algo más de esta apasionante historia (el libro está en inglés).

Un paseo por Atomic City.

No se porqué me había imaginado Atomic City como una ciudad muerta, abandonada, pero la realidad fue muy distinta. No encontramos nada que nos llamase la atención tanto como para parar el coche y dar un paseo. Dimos una vuelta con el coche. Vimos un pueblo normal, con algún local abandonado, pero muchas casas nuevas y si te dicen que allí hubo un reactor nuclear y que pasó la historia anterior, seguro que no te lo crees.

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A mi me decepcionó bastante la visita a Atomic City, me esperaba un pueblo más abandonado, pero bueno, como tampoco nos llevó mucho tiempo salvo un ligero desvío, pues no nos importó mucho. Al menos, ahora ya lo sabemos.

Comiendo en Idaho Falls: Snow Eagle Brewing & Grill

Este restaurante lo teníamos fichado desde antes de llegar a Idaho Falls. La noche anterior no pudimos disfrutar de él porque era domingo y estaba cerrado. Aprovechando que era la hora de comer, decidimos hacer una parada en Idaho Falls y finalmente, probarlo.

Entre los platos que tienen, lo más llamativo, es la hamburguesa de Alce, o un plato típico llamado Rubén que no sería el primer sitio donde lo íbamos a ver.

Pero además tienen un montón de cervezas de barril, así que teníamos que probar alguna de ellas. Y la verdad es que todo lo que comimos y bebimos estaba muy bueno.

Pagamos 86 dólares por los 4.

Visita al Walmart.

Hoy dormiríamos ya en West Yellowstone, en la entrada oeste de Yellowstone, y empezaría la verdadera aventura. Pero antes de llegar teníamos que hacer dos cosas: comprar comida y bebida para pasar estos 6 días allí, desayunando y preparando los bocadillos para el almuerzo; y llenar el tanque de gasolina, porque cuanto más nos acerquemos a Yellowstone más cara será

La primera parada la hicimos en un Walmart donde nos aprovisionamos de bagels, yogurt, bacon, huevos, lomo para hacer bocadillos, tomates, café, crema de cacahuete, plátanos, cerveza, vino… entre otras cosas. Además también aprovechamos para comprar una nevera de corcho, que nos ayudase a mantener una buena temperatura en la bebida y comida que llevásemos al interior del parque.

Pagamos unos 100 dólares en comida y llenamos el depósito, aunque pensábamos volver a hacerlo antes de entrar en West Yellowstone.

Mi casita en West Yellowstone

Y por fin llegamos a West Yellowstone y nada más entrar ya nos gustaba todo. Teníamos reservadas 5 noches en una cabaña en West Yellowstone, estábamos tan ilusionados con ello que no veíamos el momento de llegar y estar aquí. Y por fin lo estábamos haciendo.

No dejábamos de mirar hacia todos los lados mientras el coche iba avanzando por las calles de la ciudad. Tenía muchas ganas de llegar, y mucho más de disfrutar de Yellowstone como si realmente viviésemos aquí. Es por ello por lo que habíamos reservado una casita, de dos habitaciones, con un baño, una cocina-salón con chimenea, para tener la opción además de poder desayunar y preparar los bocadillos de la comida.

No digo que alojarse dentro del parque no sea lo mejor, pero para nosotros lo mejor era alojarnos aquí.

Alojarse dentro del parque para mi tiene unos inconvenientes que no tiene nuestra casita en Yellowstone. Alojarse dentro del parque implica desayunar, comer y cenar todos los días dentro del parque. Y ya no es por el coste, que será más alto, sino por la repetitividad y calidad. Alojarse en nuestra casita, no solo nos permitía poder preparar el desayuno cada día, sino poder llevar un buen termo de buen café al interior del parque. Poder llevar un picnic para comer y sobre todo, cenar cada día en un restaurante distinto, con mucha variedad de comida, en West Yellowstone.

Pero ya no solo por esto, sino por poder pensar, que cada día regresabas a tu casita. El poder disfrutar de una cerveza o una copa de vino, cada día al regresar, a la luz de la hoguera que nos encendían fuera, era un placer difícil de comparar y difícil de cambiar por nada. Desde luego, no me arrepiento para nada de haberlo hecho así.

Nuestra casita, tenía chimenea en el salón, que viendo que nos levantábamos a escasos grados bajo cero, no estaba nada mal poder encenderla para los desayunos.

Además, teníamos helados gratis hasta las 6 de la tarde, lavandería gratuita y piscina que esta última no llegamos a usar.

Deshicimos las maletas, nos acomodamos en la casa y salimos a dar un paseo por West Yellowstone y a cenar.

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Así salí a cenar la primera noche. No se me ocurrió volver a hacerlo más. ¡Qué frío!

West Yellowstone, un paseo al atardecer

No me cansaré de decirlo, que la experiencia de quedarnos en este pequeño pueblo, en la entrada Oeste de Yellowstone fue una de las mejores decisiones que tomamos en este viaje. Cierto es que si en lugar de viajar a mediados de Septiembre, donde el turismo ha bajado considerablemente, lo hacéis en Julio o Agosto, la situación pueda cambiar. Básicamente porque en estas fechas se llena todo, no solo dentro del parque, sino fuera también. Y el que haya mucha gente alojada fuera, puede hacer que tengáis atasco para entrar en Yellowstone. Pero por lo demás, no hay ni una pega que poner a dormir fuera del parque.

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En nuestro paseo por West Yellowstone nos dimos cuenta de lo bonito que era el pueblo, el encanto que tenía y de lo que íbamos a disfrutar estos días, aprovechando la noche para poder comprar, visitar tiendas, y de que aquí es todo tan especial que hasta el McDonald’s tiene un edificio así de integrado.

Entramos en alguna tienda, dimos un paseo por la calle, miramos muchos restaurantes, eligiendo cuales íbamos a probar los siguientes días y ¿Sabéis donde acabamos cenando? Pues en el McDonald´s. No teníamos mucha hambre después de la comida que nos habíamos metido, así que Paula y yo compartimos unos nuggets de pollo y Rubén y Tino, se pidieron un menú pequeño. Después de esto nos fuimos a acostar, porque queríamos madrugar al día siguiente para subir al Norte de Yellowstone.

Mi video de Yellowstone y Gran Teton en 9 días.

Por si lo queréis de forma más visual, aquí os dejo mi video el primer tramo del viaje.

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