De Borneo a Yogyakarta

De Borneo a Yogyakarta: un día de transición

Dejábamos atrás Borneo y en el día de hoy nos tocaba un día largo donde intervendrían muchos medios de transporte. Este día, despertaríamos en el Klotok en medio de la selva del Borneo Indonesio, todavía en términos del Parque Nacional Tanjung Puting. Tendríamos que navegar río abajo, todavía disfrutando de los últimos momentos de la selva, hasta llegar al puerto.

Del puerto, tocaba subirse en un taxi hacia el aeropuerto, y si podíamos, haríamos alguna parada por el camino, para que el día de hoy no fuese tan aburrido.

Cogeríamos un avión a Semarang, el único aeropuerto al que podemos volar que quede más cerca de Yogyakarta, destino final del día de hoy. Desde Semarang, aún nos quedarán unas 4 horas, todo dependerá del tráfico hasta llegar a Yogyakarta, donde nuestra intención del día de hoy era buscar un buen restaurante donde volver a celebrar el cumpleaños de Rosa.

Viaje con Vosotros

Este «Viaje con Vosotros a Indonesia en 18 días» se desarrolló tal y como lo estáis leyendo durante el mes de Agosto de 2024, en uno de los viajes que realizamos bajo el concepto «Viaja con Vosotros». Desde hace años ofrecemos la posibilidad a nuestros lectores, seguidores de redes sociales y clientes de la agencia de viajes a acompañarnos. Y este fue nuestro Sexto «Viaje con vosotros».

Si quieres realizar un viaje similar o parecido a este, consulta las fechas de salida regular o si lo prefieres, pídenos un presupuesto para un viaje en privado a un país que estoy segura que te sorprenderá. 

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Desayuno del cumpleaños de Rosa.

Aunque hoy no teníamos que madrugar, y habíamos quedado en desayunar a las 7 de la mañana, ¿Quién es el que aguanta una vez ha amanecido, tumbado en las colchonetas del Klotok? Pues nadie.

Hoy era el cumpleaños de Rosa, y queríamos que pensase que nadie se acordaba de que lo era hasta el momento en que apareciese «la tarta». Pero tampoco se nos dio bien aguantar, y poco a poco todos le fuimos felicitando por el día de su cumpleaños. Cumplir años lejos de tu familia y amigos es complicado y a veces, incluso puede ser triste. Así que siempre que podemos, intentamos hacer algo que haga más agradable este día importante.

Habíamos hablado con la tripulación. Sabíamos que no era fácil hacer algo pero con que solo nos pudiesen dar una vela o algo así, nos podíamos apañar.

Como nos levantamos mucho antes del desayuno, estuvimos un tiempo dando vueltas, contemplando el paisaje, subiendo a la parte de arriba del barco donde hay una especie de terraza, y mientras, me llamaron a la cocina para ultimar los detalles.

La sorpresa vino, porque la cocinera del Klotok, había preparado, con lo que tenía e íbamos a desayunar o, más bien a hacer un desayuno fuerte ya que el día de hoy era largo, una especie de tarta. Con el arroz y las verduras hizo una preciosa decoración en la que pusieron, en el medio, una vela. Pero una vela de las de alumbrar por la noche, nada de una vela de cumpleaños, porque, realmente, era lo que teníamos. No hay nada como tener intención de hacer algo para poder hacerlo. Sea como sea.

Así que en medio del desayuno de aquel día, bajé a la cocina para recoger «su tarta» y la puse en medio de la mesa mientras cantábamos «el Cumpleaños Feliz» mientras le entregábamos algunos regalos. Estos sí, ya comprados antes de llegar hasta aquí.

Es increíble ver cómo se puede llegar uno a emocionar aunque sea con poquita cosa, porque al final, lo que cuenta, son los pequeños detalles.

Quedamos en celebrarlo, esta noche, en un bonito restaurante de Yogyakarta. Tan solo nos faltaba encontrar buena cobertura para decidir donde y ver, claro, si tenían sitio para 12. De eso ya se iba a encargar Salva, que siempre nos salva de todas estas situaciones.

Navegando hacia el embarcadero de Kumai

Nos reunimos todos en la parte delantera del barco, y mientras el barco se ponía en marcha y navegaba hacia Kumai, fuimos contemplando el paisaje, intentando retener en nuestra memoria todo lo que pudiésemos de estos últimos momentos en la selva de Borneo.

Durante todo el trayecto de vuelta fuimos comentando todo lo que habíamos vivido estos dos últimos días, 3 con este, en el parque de Tanjung Puting. El primero, con la llegada, navegación hacia el interior y la visita al Tercer Campamento (primero para nosotros) y con los primeros encuentros con los Orangutanes. Una experiencia única e indescriptible. El segundo día, con la visita a los campamentos 2 y 1, este último donde comenzó sus estudios Biruté Galdikas y que lleva el nombre de su mentor, Louis Leakey. Aquí vivimos lo que fue un encuentro directo, fortuito y muy emocionante con un orangután. Algo que no olvidaremos jamás.

Y con estos recuerdos y vivencias, llegamos a la ría, que tuvimos que cruzar entera, y desembarcamos en Kumai, a donde habíamos llegado hacía ya 3 días.

Del embarcadero de Kumai al aeropuerto.

Le habíamos comentado a nuestro guía que queríamos hacer algunas compras antes de irnos de Borneo. Algo de recuerdo. Se ofreció a hacer una parada en una tienda y que de paso nos llevaría a ver una casa típica de esta zona. Teníamos tiempo y podíamos hacerlo.

Hicimos esa parada en lo que parecía ser una casa museo, casa típica de Borneo, donde solo pudimos entrar a la parte del jardín y donde aprovechamos para sacarnos unas fotos de grupo. El centro estaba cerrado y no pudimos entrar en su interior, pero el guía aprovechó para comentarnos algunos aspectos de este tipo de construcciones y explicarnos como eran por dentro. Algo inesperado.

Hicimos esa parada en una tienda de recuerdos, que aunque no había demasiado algunas compras sí que hicimos.

Del aeropuerto de Borneo a Semarang

Llegamos al aeropuerto con tiempo y pasamos todos los controles muy rápidamente, así que ahora solo nos quedaba esperar. Para variar el vuelo salió con retraso.

Aprovechamos las horas en el aeropuerto para, en mi caso al menos, hacer unas gestiones de trabajo, llamar a casa, comprar algunas chuches para el camino, y charlar un poco entre nosotros, y con Beatriz y Jorge, que se unían de nuevo a nuestro grupo para hacer el trayecto hasta Yogyakarta y así ahorrar un coche más. Ya que había sitio en nuestro mini bus, así hacíamos el trayecto un poco más ecológico, compartiéndolo.

El vuelo de Borneo a Semarang, aunque salió tarde, fue rápido y en nada aterrizábamos en el aeropuerto de Semarang. Aunque el vuelo fue corto, nos dieron un bollo con chocolate y un vaso de agua, más de lo que nos dieron en un vuelo de 5 horas hace un mes cruzando Canadá.

De Semerang a Yogyakarta.

Todavía nos quedaban unas cuentas horas de carretera hasta llegar a Yogyakarta. Nos subimos todos, nosotros 12 y Beatriz y Jorge en un minibús con capacidad para 15 personas. Como éramos muchos con nuestros equipajes, otro coche salió antes con todas nuestras maletas.

El viaje se hizo largo, la verdad, pero acompañaba el que de cuando en cuando los volcanes de la isla de Java hacían su aparición y como el día estaba despejado, se dejaban ver en el horizonte. Así fueron pasando las horas hasta que por fin llegamos a Yogyakarta y al hotel que nos acogería por 2 noches.

Dónde alojarse en Yogyakarta

Nos alojamos en un hotel que de mano tenía muy buena pinta y no nos equivocamos. Se trata del Santika Premier, y nos gustó todo de él. La ubicación, la piscina, los servicios, el desayuno, todo. Es cierto que cuando lees donde alojarte en la ciudad, no sale nunca esta zona o similar, pero sinceramente, no me hubiese alojado en el centro como muchos aconsejan. Esta zona es tranquila y teníamos de todo a mano, además de poder llegar en un Grab, en nada, a cualquier sitio y por muy poco dinero.

Estuvimos muy cómodos y muy a gusto en este hotel, además de que está situado en una zona muy tranquila de la ciudad y con muy poco ruido.

Cena de cumpleaños de Rosa. Restaurante Kalluna

Queríamos un buen restaurante donde salir a celebrar el cumpleaños de Rosa. Además, llevábamos un día intenso, de muchos kilómetros y nos merecíamos algo bueno para terminar el día. Escogimos para ello, o más bien escogió Salva para nosotros, el restaurante Kalluna, donde ya había hecho una reserva previa para confirmar que éramos 12 personas.

El restaurante, en diseño, nos encantó. Aunque estaba decorado de forma minimalista, estaba hecho con mucho gusto y muchos detalles que contrastaban con el blanco nuclear con el que estaba pintado. Detalles en madera y en vegetación seca, incluso la carta era así.

Teníamos un montón de opciones para escoger y yo, que ansiaba comer un arroz frito, me fui por ahí, mientras esperaba, que nos trajeran la cerveza bien fría.

De esta forma dimos por concluido un día largo, intenso y agotador de traslados, y nos fuimos a descansar porque tocaba madrugar para empezar a ver, en un día completo todo lo que pudiésemos de Yogyakarta.