Primer día en la zona de Savuti del Parque Nacional Chobe.
Eran poco más de las 8 de la mañana cuando nos subíamos en el coche anfibio para empezar la aventura que nos llevaría a recorrer los parques nacionales del Norte de Botswana. Nos íbamos de Kasane a Savuti y viviríamos esta aventura alojándonos en un campamento móvil, llamado de lujo, en el interior de los parques.
Aquel día, un día 11 de octubre de 2018, una cierta emoción recorría mi cuerpo. Había llegado el momento de empezar el safari, de quedarnos aislados durante 8 días, de no tener conexión a internet, ni contacto con el exterior, de meternos dentro de parques nacionales, en plena naturaleza sin nada que nos separase de la vida salvaje. Comenzaba una aventura que llevaba mucho tiempo esperando.
Viaja con nosotros
Este viaje, tal y como lo estáis leyendo, uno de los viajes que realizamos bajo el concepto «Viaje con nosotros». Desde hace años ofrecemos la posibilidad a nuestros lectores, seguidores de redes sociales y clientes de la agencia de viajes a acompañarnos. Y este fue nuestro primer «Viaje con vosotros».
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Y lo hacíamos con todas la energías puestas en que estos 8 días que aún nos quedaban nos aportasen un montón de momentos únicos y especiales. Desde el primer día nos dijeron que «la actitud del grupo era fundamental para que el safari fuese un éxito» y en ello pusimos todas nuestras fuerzas. Que no fuese por falta de actitud.
Salimos del hotel de Kasane y pusimos rumbo a la primera ubicación del campamento, esta vez en la zona de Savuti.
Las distintas ubicaciones del campamento en Chobe.
Antes de empezar el viaje no entendía muy bien cuando nos comentaban que «dependiendo de la ubicación del campamento….» esto o aquello. No entendía la frase pero tampoco quería preguntar, prefería que todo fuese una sorpresa. No sabía porque no se tenía claro desde un principio donde iban a ubicar el campamento,pero una vez allí el misterio se desveló.
La agencia hace una solicitud al Departamento de Vida Salvaje para montar un campamento en determinadas áeras de Savuti (en este caso, o Chobe en general) o Moremí (a la que llegaremos en unos días) y el departamento de vida Salvaje concede la ubicación. Es por ello que no se sabe hasta unos días antes cual será la ubicación del campamento y por ello, la forma de desarrollarse el safari por el norte de Botswana queda un poco abierta a lo que finalmente será la ubicación real.
El parque Nacional Chobe se divide en tres partes: La zona de la Ribera del Chobe, donde pasamos los dos últimos días, la zona de Savuti (en el centro del parque) y la zona de Mababe (en el sur). Dependiendo de la ubicación del campamento, en Savuti o Mababe, el desarrollo del safari se hará de una manera u otra, con pequeños cambios, pero de forma distinta.
Cuando nos subimos al coche aquella mañana ya sabíamos que nuestro campamento se encontraba ubicado en la zona de Savuti. Nos quedaban por tanto unos 170 kilómetros para llegar y sobre todo, unas 4 o 5 horas. No había tiempo que perder.
Atravesando la Rivera del Chobe.
Nada más salir de Kasane nos damos cuenta que el camino que llevaremos hasta nuestro campamento en Savuti, trascurre a través del parque Nacional Chobe. La mayoría de los safaris que se realizan en Botswana, se distribuyen realizando como zonas de alojamiento Kasane y Maún. Cuando se trasladan de una zona a otra, desde las cuales realizan salidas de safari, lo hacen a través de la carretera nacional que va desde Kasane a Nata y de Nata a Maún. Es decir, lo hacen por fuera de los parques Nacionales. Nosotros atravesaremos el parque Nacional Chobe y nos adentraremos de lleno en Savuti, uno de los lugares clasificados como «más gratificantes de África» para realizar un safari.
Durante este trayecto, atravesando la zona norte del parque Nacioal Chobe, no parábamos de sorprendernos. Hicimos una parada para ver las jirafas que nos miraban con aire de indiferencia, y para ver cebras. Hicimos otra parada porque un grupo de vacas decidió cruzar la carretera cuando nosotros íbamos a pasar. Muchas señales indicaban el peligro por cruce de elefantes. Y así, observando un basto paisaje destrozado por los elefantes, nos fuimos acercando al final de este trayecto.
Abandonamos el parque Nacional Chobe, la zona norte por la puerta llamada Ngoma Gate. Hicimos todos los trámites de salida del parque y continuamos el trayecto. La imagen que teníamos nada tenía que envidiar a la anterior. Íbamos por una reserva forestal y sin embargo parecía que no habíamos salido del parque.
Entrando en Savuti.
Pero no nos engañemos, pese a haber abandonado el parque Nacional Chobe, continuábamos por un paraje sin igual. Al final estábamos en una reserva, que no puede tener la categoría de Parque Nacional, porque hay poblaciones donde vive gente. Así, unos kilómetros después y tras pasar la población de Kachikau, abandonamos la carretera asfaltada y nos metimos de lleno en un entorno de vida salvaje.
Entramos de nuevo en el Parque Nacional Chobe, esta vez lo hacemos por la Ghoha Gate y allí empezamos a perder el sentido del tiempo, del mundo, y la desconexión ya era evidente. Aquí, en la Ghoha Gate hicimos una parada para estirar las piernas e ir al baño. Edwin aprovechó la parada para explicarnos, con mapa en mano, que era lo que habíamos hecho, el camino recorrido y qué era lo que nos quedaba aún por hacer. Ahora ya sabíamos que nuestro campamento móvil se encontraba muy cerca de aquel punto.
Una parada más, esta vez entre baobabs y ya sería la última antes de llegar a nuestro campamento móvil en el área de Savuti. Era increíble, poder caminar por el interior del parque, sintiendo el riesgo que conlleva, moverte «libremente» y siempre con la mirada fija de Moshé y Elliot, que cuando veían que la cosa se podía complicar, te llamaban para regresar. Sentirte así es una experiencia única. Yo no lo había sentido jamás y creo que faltará mucho para que lo vuelva a sentir ¿o no? Quien sabe.
El campamento móvil.
Aunque tenemos un artículo especial (Podéis leer más aquí: Safari móvil en Botswana) sobre el campamento móvil, pero ya os digo que estuvimos «de lujo» y nunca mejor dicho.
Las tiendas, con espacio suficiente para que dos personas están cómodamente, disponen de dos camas (¡Sí, como lo leéis! ¡Dos camas con su somier y su colchón) además de baño en la parte de atrás, con ducha y retrete. Todo un lujo para estar donde estábamos. Las tiendas se distribuyen de forma semicircular alrededor de un fuego, que se encenderá al anochecer. Y en el otro lado del semicírculo, el comedor, la cocina y la zona de alojamiento del personal.
Este es un viaje de Mopane Game Safaris.
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Cuando estás allí te das cuenta de que el viaje no es para nada caro. Somos 12 viajeros, y para que estos 12 viajeros se sientan de lujo en el interior de Botswana, hay 8 personas que se encargan de que todo vaya a la perfección. Es decir, casi tocamos a una persona por viajero, así que imaginad lo bien que estuvimos y lo bien que nos trataron. 8 días fueron suficientes para que los considerásemos como de la familia.
Tras la llegada al campamento y las presentaciones pertinentes, hicimos uso de nuestras tiendas y nos maravillamos de lo bien que estaba todo. En ese momento fui realmente consciente de dónde estábamos y que la aventura había comenzado.
Si hay algo que nos llamó la atención del campamento fue la comida. También tendré tiempo de hablaros de ello más extensamente, pero siempre creí que no íbamos a comer tan de lujo como lo hicimos. Rubén, que es bastante complicado a la hora de comer, había llevado barritas energéticas por si acaso. Y volvieron igual que fueron, sin abrir.
Primer safari en Savuti (Parque Nacional Chobe – Zona Centro).
Tras la deliciosa comida y un rato para reposar, salimos a realizar nuestro primer safari en Savuti. Estábamos tan impacientes por empezar a recorrer aquellos parajes que antes de las 4 ya estábamos subidos en los jeeps. Era hora de ponerse en marcha.
El área de Savuti es particular. Sus paisajes no son nada parecido a nada que hayamos visto hasta la fecha, aunque sí hay determinadas zonas de pasto, de sabana, similares a las de Masai Mara en Kenia. Pero el resto es una zona abrupta, con desigualdades en el terreno, con colinas en las que podemos encontrar pinturas rupestres de los bosquimanos, con una imagen muy dura de sequía en aquel momento. Cientos de árboles que parecen morir en aquel entorno seco, pero que volverán a la vida con la llegada de las primeras lluvias. No falta mucho para eso, y se nota, que esta zona necesita agua cuanto antes.
Es increíble que nada más salir de nuestro campamento empezamos a ver los primeros animales. Y las primeras averías de coches y los primeros coches enterrados. No soy capaz de entender como hay gente aventurera que se adentra en estos parajes, con dificultad para moverse (los caminos cambian cada año después de la época de lluvia, con lo que el GPS sirve más bien poco), con caminos que son de arena pura y dura, y sin nada con que orientarse. No lo acabo de entender, pero la verdad, que para mi, un viaje en el que solo me tenga que preocupar de sacar fotos y ver animales, en un entorno tan duro y difícil como este, no tiene precio.
Al poco de salir de nuestro campamento y pararnos a ver el primer Ñu, esos que habíamos visto en abundancia por el Ngororngoro en Tanzania, y que me parecen horrorosos tanto como difíciles de ver, encontramos los primeros leones de Savuti.
Los leones de Savuti.
No había pasado ni media hora desde que salimos del campamento cuando encontramos los primeros leones. Y es que saber leer la naturaleza y lo que ella te cuenta, dice mucho. Una gacela mirando, un zorro que se para y mira en ese dirección y nuestro guía rodea el arbusto. Allí están. Una pareja de leones.
Moshé observa y nos cuenta. El león está en celo. Cuando eso ocurre, la pareja se separa del grupo y pueden estar solos durante unos 3 días. Ahora mismo, bajo las sombras, el león intenta que la leona deje de tener tanta calor, y así poder aparearse.
Uno se llega a sentir un poco ridículo en estas circunstancias. Observas y no dejas de sacar fotos, pero te das cuenta que estás interrumpiendo (aunque no sería tampoco correcto porque los leones nos ignoran totalmente) un momento íntimo entre dos leones. Además sabes que en cualquier momento se va a producir el acto de apareamiento, y por eso estamos allí, observando y esperando. Pero esta, es otra de las escenas que pocas veces ocurren bajo la mirada atenta de unos turistas, así que no queda otra que esperar. Y el momento llegó.
Moshé nos cuenta un poco sobre este proceso. Nos cuenta como las leonas están listas para aparearse a los 4 años de edad, mientras que los leones lo hacen a los 3 años. Durante el proceso de celo de las leonas, pueden llegar a practicar el apareamiento alrededor de 20 veces al día. También nos cuenta que en ocasiones, como podría ser este caso por la falta de empatía de la leona, cuando la leona tiene cachorros y para evitar que un león los mate, oculta a los cachorros e imita el estado de celo. El acto suele durar en torno a 30 segundos y podría repetirse cada pocos minutos. Durante los días de celo y apareamiento, los leones pueden llegar a no comer.
Puede que se sintieran acosados y decidieron levantarse y cambiarse de posición. Pasaron entre los coches y se fueron a colocar al lado de otro arbusto, un arbusto que se encontraba en un entorno mucho más abierto, con lo cual la imagen era mucho más nítida.
Y esto fue lo que ocurrió:
Y volvieron a moverse. Y les seguimos un rato hasta que decidimos continuar el camino.
La primera vez que ves una carraca lila, te llama mucho la atención. Luego pasa a ser un pájaro más del entorno, pero la primera vez, con ese colorido tan vivo, te deja con la boca abierta. Y le sacas muchas muchas fotos. Eso fue lo que pasó entonces, que vimos una carraca lila y estuvimos un rato de contemplación.
La manada de Hienas.
Y nos encontramos con una manada de hienas. Estaba ya cayendo el sol y con la luz que había en ese momento incluso parecían más bonitas de lo que son. Para mi es uno de los animales que más miedo me dan, no se por lo que es, si por esos colmillos afilados, si por la escasa belleza que tienen, pero lo cierto es que no me inspiran nada de confianza.
Estábamos muy cerca de la manada y Moshé ante mi preocupación nos contó que el jeep, para ellos, no es más que un animal más. Un animal que no es peligroso, no ataca, y por tanto no se asustan. Lo van como un todo, y no son capaces de distinguirnos dentro. No se si es para darnos un poco de seguridad, pero yo decidí creerle.
Estaban tranquilas. La manada era grande, con muchos cachorros y parecían no tener hambre y estar en un momento de descanso absoluto. Descansaban sin más. Unas iban, otras venían y así pasaban el rato, acomodadas a la sombra de unos arbustos, en una zona donde parece ser que son bastante frecuentes de encontrar.
El atardecer.
Y llegó un atardecer más. Entre elefantes, aves de muchos tipos y un Ratel que se nos cruzó en el camino. Se fue haciendo de noche y llegamos al campamento de nuevo.
Era hora de darse una ducha. Habíamos solicitado hacerlo ya que lo normal en el campamento es ducharse al medio día. Como este era el primer día, cuando llegamos aún no tenían preparadas las duchas así que solicitamos algo de agua para cuando volviésemos del safari de la tarde y así poder, al menos darnos una ducha rápida.
La noche en el campamento.
Y cenamos. Y tras la cena unas copitas de vino entorno a la hoguera que cada noche se hace en el centro del campamento. Contamos historias, de nuestras vidas, de las de ellos, del safari del día… y llega la hora de meterse en la cama, de cerrar la tienda de campaña y de no volver a abrirla hasta el amanecer. Una norma muy importante del campamento es que una vez que se cierra la cremallera de la tienda por la noche, no se puede volver a abrir. Y allí, en la penumbra de la noche intentas quedarte dormido, escuchando el ruido de la vida salvaje fuera. Porque no os lo voy a negar: se oyen muchas cosas, algunas sabes lo que son, otras no tanto. Pero esta noche, la visita de las hienas fue muy evidente. Cada rato te despiertas porque hay un ruido fuera. Te tapas con la manta. Intentas no mirar, intentas no saber que es, ni lo quieres saber.
Otra norma importante: no enfocar nunca con la linterna al exterior de la tienda. Por ejemplo, los elefantes de asustan de su propia sombra y si les enfocas con la linterna, se asustarán, correrán en dirección opuesta a su sombra, que es precisamente donde estás tú. Y así, con el ruido del exterior, nos quedamos dormidos, despertando cuando algún ruido extraño y otros claramente distinguibles, te hacen volver a la realidad y pensar en dónde estás.
PRECIOS Y MUCHO MÁS:
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