El día de hoy lo íbamos a dedicar a trasladarnos desde La Spezia, en Liguria, a Bruselas. Hacer este trayecto iba a suponer coger un coche, un tren, un autobús, un vuelo, otro autobús y el metro. Pero la recompensa bien merecía la pena: Volver a pisar de nuevo, la Grand Place de Bruselas.
Cuando preparamos el viaje, las combinaciones de vuelos suponía tener que hacer una escala (de una noche) en Bruselas. Esto no suele hacerme gracia pero esta vez no me importaba. Podría volver a Bruselas, pisar la Grand Place y disfrutar de una buena cerveza en cualquiera de sus terrazas, viendo el ir y venir de la gente (Bruselas siempre tiene gente, mucha gente). Así que reservamos un buen hotel, en una zona un poco distinta a la vez anterior y nos dispusimos a pasar nuestra última noche de viaje en la capital belga.
No necesitábamos madrugar ya que el vuelo desde Pisa salía a la una de la tarde. Sin embargo habíamos quedado a las 9 y media con el dueño del apartamento que, de la misma manera que nos había ido a recoger a nuestra llegada, se ofreció para llevarnos de nuevo a la estación del tren. Muy puntualmente nos recogió y en menos de 10 minutos nos despedíamos de él.
Aquí empezó un malestar que me persiguió durante todo el viaje. Que enfermes durante un viaje ya fastidia y además incordia, pero si además te pones malo en uno de los meteóricos trayectos que debemos hacer entonces la cosa empeora, y empeora por momentos.
Empecé con fuertes dolores de barriga que derivaron en diarrea y así estuve, medio muerta, tirada en el asiento del tren durante todo el viaje. Llegamos a Pisa y una primera intención había sido volver al campo de Miracoli y dar un último paseo por la ciudad pero en mi estado eso ya era inviable. Sacamos el ticket del autobús y nos fuimos al aeropuerto donde fui repetidas veces al baño. Me encontraba mareada y con pocas fuerzas. Allí pasamos las últimas horas de nuestra visita a Italia, de un banco del aeropuerto al baño y del baño al banco.
El trayecto en avión no fue cómodo y tuve que aguantar los fuertes dolores de barriga y el olor a chorizo de mi compañero de asiento. Aquí se me empezó a revolver el estómago, cada vez estaba más mareada pero conseguí aguantar intentado dormir a ratos.
Llegamos a Bruselas y en ese momento salía el autobús hacia la ciudad así que no me pude entretener y no pude volver al baño. Nos quedaba casi una hora de trayecto. Así fui aguantando como pude, pero el aguante llegó a su límite y el mareo se hizo cada vez más latente hasta que vomité. No tenía mucho que vomitar pero las arcadas eran importantes. Eso sí, hizo que aliviara el malestar que sentía.
Cuando llegamos a la estación Midi de Bruselas casi no me tenía en pie. Necesitaba beber. Sacamos un Nestea de una máquina y fue un error. Tanto el sabor, que es distinto, como que es una bebida con gas hicieron que casi no lo pudiese tomar.
Nos fuimos en metro hasta el hotel. Escogimos para esta vez el Bloom, donde tuvimos un problema con la reserva que nos hizo tener que estar un rato más de la cuenta en recepción y donde no pude más que sentarme en un sofá y esperar. Cuando ya todo estaba solucionado nos fuimos a la habitación y he de reconocer que cuando te encuentras mal no hay nada mejor que llegar a una habitación de un hotel bueno, con todas las comodidades y una cama comodísima. Me metí en la cama, Rubén me preparó un té en una Nespresso que teníamos en la habitación y me dormí. Al cabo de unas horas me despierto y le digo a Rubén que no puedo irme de Bruselas sin ver la Grand Place de nuevo, que me hacía muchísima ilusión y que podemos intentar llegar y aprovechar para que él cene algo.
Y fuimos, y fue una auténtica tortura llegar en mis condiciones hasta allí. Pero llegué y cuando lo hice, saqué un par de fotos con el móvil, miré a mi alrededor, se me escapó una sonrisa y… le dije a Rubén que no podía más, que necesitaba sentarme. De todas maneras el esfuerzo mereció la pena.
En Bruselas no cogía una persona más, estaba a reventar de gente así que le dije que recordaba que por detrás de la playa había un Mc Donalds, que seguro que era mucho más rápido para que él cenara algo y yo me tomara un yogur, que a esas alturas del día era lo único que me pedía el cuerpo.
Llegar a McDonalds fue otro sufrimiento, tanto que solo llegué a la puerta y me tuve que sentar. No aguantaba de pie ni un minuto más. Cuando conseguí recuperar un poco entré dentro, me hice con una mesa y allí reposé, intentando mantenerme sentada y serena, lo cual ya era bastante.
Cenamos y tocaba el momento de volver de nuevo al hotel. Como ya no me quedaban fuerzas para más tuvimos que hacerlo en metro. 2 paradas, solo dos, pero tenía que hacerlo. Así que en poco más de 10 minutos volvíamos al hotel y me quedé dormida.
Al día siguiente regresábamos a casa, pero nos quedaba de nuevo un trayecto en bus hasta el aeropuerto, el vuelo, y un trayecto de 2 horas en coche hasta casa. Menos mal que me levanté en mejor estado y que el trayecto no fue tan agónico. Así, de esta manera, terminó nuestro viaje de 9 días por Italia y Bruselas.
Volveremos…
(Todas las fotos de hoy son de móvil que no estaba para cargar con la cámara).
Viaja con nosotros
Si quieres que te ayudemos a organizar un viaje igual a este o parecido, por libre o con agencia receptiva, o que simplemente te coticemos los hoteles que hayas elegido, no dudes en ponerte en contacto con nosotros, haremos de tu sueño una realidad.
Callejeando por el Mundo es un blog de viajes propiedad de Viajes Callejeando por el Mundo, agencia con licencia AV-240-AS.
Vaya final de viaje! Y encima el día que mas trayectos teníais que hacer, yo creo que no hubiese tenido fuerzas de salir una vez en Bruselas. Me ha encantado vuestro paso por las Cinque Terre y esas fotos preciosas que habéis traído de esos pueblos. Algún día tendremos que ir. Un beso!
Que mal acabar un viaje así, que pena que no pudieses disfrutar de ese ultimo día de viaje, pero al menos pudiste ver aunque malamente de la Grand Place. Un abrazo!
Si, aunque fuese un poquito y sufriendo, pude volver a ver la Grand Place, eso sí, no pude cumplir con todos los planes que tenía para ese día, pero bueno, volveremos porque es cierto que desde Santander podemos volar a pocos sitios de forma económica y Bruselas nos proporciona un lugar de salida hacia nuevos destinos.
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
10 Comentarios
Vaya final de viaje! Y encima el día que mas trayectos teníais que hacer, yo creo que no hubiese tenido fuerzas de salir una vez en Bruselas.
Me ha encantado vuestro paso por las Cinque Terre y esas fotos preciosas que habéis traído de esos pueblos. Algún día tendremos que ir. Un beso!
Si, Laura, algún día tenéis que ir a sacar esas fantásticas fotos que estoy segura que os traeréis. El sitio merece la pena y para un fotógrafo… más.
Que mal acabar un viaje así, que pena que no pudieses disfrutar de ese ultimo día de viaje, pero al menos pudiste ver aunque malamente de la Grand Place.
Un abrazo!
Si, aunque fuese un poquito y sufriendo, pude volver a ver la Grand Place, eso sí, no pude cumplir con todos los planes que tenía para ese día, pero bueno, volveremos porque es cierto que desde Santander podemos volar a pocos sitios de forma económica y Bruselas nos proporciona un lugar de salida hacia nuevos destinos.
Un saludo.
Lo importante es el recuerdo, lo malo se olvida. Preciosas fotos María.
Besicos
Ciertamente, lo malo siempre se olvida.
Muchas gracias.
Qué mala suerte tienes en los viajes!! Por lo menos pudiste pisar la Grand Place de nuevo. Qué maravilla de lugar!
Si que tenemos mala suerte, si, si no es por la lluvia son las enfermedades que nos atacan 🙂
Vaya mal final de viaje!!! Yo creo que no habría sido capaz de salir del hotel!!
A mi me costó mucho, la verdad y casi ni llego, pero considero que mereció la pena.