Tocaba día de traslado. Nos vamos a Amboseli y para ellos debemos cruzar gran parte del país. Nos quedaban por delante más de 400 kilómetros, que eso en Kenia supone muchas, muchas horas de viaje. Además, por la escasez de carreteras nos tocaba regresar a Nairobi, donde haríamos una pequeña parada para comer (en el Carnivore) para llegar al anochecer a Amboseli. El día no se presentaba muy animado sin embargo Amboseli nos tenía preparada una grata sorpresa a nuestra llegada.
Salimos temprano de Masai Mara. Nos tocaba llegar a Nairobi y aún quedaban unas cuantas horas de viaje, sin embargo, esas horas se hicieron muy llevaderas. Volvía a fijarme en el modo de vida Masai. Poco a poco dejamos esas tierras masai y volvimos a llegar a la zona de los grandes lagos y el pico Longonot. Nos quedaba todavía un trecho hasta Nairobi, pero entre conversación y conversación con David fuimos atravesando aquellas tierras y por fin entramos en Nairobi.
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Realizamos viajes a distintos destinos con la intención de traer información fresca, y en algunos casos contactos, con lo que poder trabajar en un futuro (guías, agencias locales…) evitando de esta manera los intermediarios
El Carnivore, Nairobi
Nuestro destino aquí era el restaurante Carnivore, donde antiguamente se consumía carne de todo tipo: de león, de cebra, de avestruz… hoy en día lo más exótico que puedes comer es carne de avestruz y de cocodrilo, y criadillas de «no se que» porque no les entendí, pero casi mejor ni saberlo, y ambas provienen de granjas, así que nos quedamos mas tranquilos al comprobar que no estaban acabando con la población de estas especies por darnos de comer a nosotros.
Nada más entrar en el restaurante se percibe el olor a parrilla. El menú es un menú fijo, y consiste en una sopa, una selección de ensaladas que te puedes hacer tu mismo ya que lo tienes todo dispuesto en un soporte giratorio sobre la mesa, y distintas carnes que te van explicando de que son: vaca, pollo, es decir, las más típicas y después las albóndigas de avestruz y la carne de cocodrilo. A mi me gustó, sobre todo la de cocodrilo y repetimos de ambas. Puedes comer tantas veces como quieras hasta que ya no puedas más. Después llega el postre que te dan a escoger de entre una amplia selección. Las bebidas, que es lo único que pagas, (en nuestro caso, porque la comida en si en el Carnivore tiene un precio de unos 35 dólares por persona, que nosotros llevábamos incluido en el viaje).
Aquí volvimos a coincidir con los chicos con los que habíamos compartido cena en The Ark (en Aberdares) y que llevábamos viendo durante todo el viaje. Ellos volaban a Mauricio ese mismo día así que aprovechamos para despedirnos. Nosotros estábamos en la mitad del safari y aprovechando que pasamos por Nairobi se volvió a acercar a hacernos una visita el representante de nuestra agencia en Kenia, Samuel, para interesarse por como iban nuestros safaris y si estábamos conforme con todo. No hubo más que halagos para ellos y para nuestro guía.
Tras la comida tocaba volver a ponerse en marcha. Todavía nos quedaba un largo trecho hasta Amboseli y queríamos llegar con luz.
Conforme nos íbamos acercando a Amboseli, íbamos cada vez viendo más cerca, allí entre las nubes, el Kilimanjaro. Yo solo quería verle un poco, que al menos despejase en algún momento y poder divisar su inmensidad. Hoy y por ahora, no teníamos mucha suerte.
Entramos en el parque Nacional Amboseli y David enciende la radio. No lo entendíamos muy bien pues estaba anocheciendo y hoy no tocaba safari. Aun así nos quedamos a la escucha. Seguimos por aquellos caminos de Amboseli, perdidos, sin saber muy bien a donde nos dirigíamos. Esta era una tierra muy llana, se veían extensiones y extensiones de terrenos llano y fértil y al fondo, sobresaliendo sobre todo, y tapado por las nubes se encontraba el Kilimajaro, que precisamente por encontrarse sobre un terreno tan llano, parece incluso mas alto. El Kilimanjaro, con sus 5891 metros de altitud no solo es el pico más alto de África, sino la montaña aislada más alta del planeta.
Amboseli no nos recibió dejándonos ver el Kilimanjaro en todo su esplendor, pero nos sorprendió con un par de leonas. Por eso David había encendido la emisora, por que era el atardecer, habría gente haciendo safaris y si podía enseñarnos algo antes de llegar al hotel pues mejor. Y lo consiguió porque desviándonos un poco conseguimos ver esta maravilla. Nos explico que esta leona era la jefa de la manada y que para tenerlos controlados le habían colocado un collar con un sensor de esa manera saber donde esta la manada y ademas controlar determinadas enfermedades.
Cuando una leona te mira de frente, el corazón se dispara, se te pone un nudo en el estomago y se te corta la respiración. Por momentos así repetiría este viaje una y mil veces
Bueno, pues con esta alegría que nos llevamos, continuamos el trayecto hasta Ol Tukai. En esta zona, una especie de oasis en medio de esta llanura, encontramos dos hoteles y la oficina central del parque. Cuando entramos en nuestro hotel, el Ol Tukai Lodge, nos quedamos asombrados con la decoración, sobre todo la decoración de la recepción. Parecía que el tiempo se había detenido y por un instante regresamos al tiempo de los grandes cazadores y de los grandes exploradores. Sobre esta zona donde se encuentra el Ol Tukai Lodge, se produjeron los primeros asentamientos de las expediciones que se realizaban en busca del pico del Kilimajaro.
Si queréis leer mas sobre este hotel, lo podéis hacer en Hoteles en Kenia, parte II.
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Si quieres leer el diario completo: 19 días en Kenia y Tanzania.
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