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Llegó el día de abandonar nuestro paraíso en Perhentian Besar, de dejar atrás el Abdul Chalet y de poner rumbo a un nuevo destino. Tocaba pasar un día de traslados para acabar el día disfrutando de las preciosas vistas de Singapur desde Marina Bay. Tocaba llegar a Singapur para pasar 24 horas en la ciudad de los contrastes y los rascacielos, un final perfecto para nuestros 14 días en Borneo y 6 días en Perhentian Besar que llevábamos hasta el momento.

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De Perhentian Besar a Kota Bharu.

Tras el último desayuno en el Abdul chalet, recogimos el resto de nuestras cosas, lo metimos todo en nuestro equipaje y pusimos rumbo al embarcadero.

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Último desayuno en Perhentian Besar

El día anterior habíamos avisado en la recepción de nuestro hotel que al día siguiente saldríamos de la isla. Ellos ya se encargan de llamar al barquero para que te pase a recoger a la hora que escojas. Nosotros escogimos la primera hora: las 8 de la mañana.

Al llegar al embarcadero nos estaban esperando nuestros amigos italianos, con los que habíamos compartido momentos de snorkel y una cena, para despedirse de nosotros. La verdad es que creo que nunca nadie nos había ido a despedir el día de partida hacia un nuevo lugar, así que nos hizo especialmente ilusión.

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Pasaba algo de las 8 y cuarto de la mañana cuando nuestra barca pasó a recogernos. Nos sorprendió que en ella no venían los chicos alemanes con los que habíamos compartido el viaje de ida, y con los que habíamos reservado el taxi para el viaje de vuelta desde Kuala Besut a Kota Barhu. No le dimos mucha importancia.

Una media hora después llegamos a Kuala Besut. Estuvo bien que ya llevásemos el taxi contratado para que así los cientos de personas que se acumulaban en el embarcadero a esas horas, a la espera de un posible cliente, al oír el «ya lo tenemos contratado», dejaban de acosarte.

Cuando salimos de la zona del puerto nos dirigimos al local a donde habíamos llegado al venir, y allí tampoco estaban nuestros compañeros alemanes. Ahí si que empezamos a preocuparnos porque eran ellos los que tenían el ticket del taxi. ¿y si les había pasado algo? ¿y si habían decidido aumentar su estancia en las islas? o ¿si se habían ido antes? Bueno, entre pregunta y pregunta fue pasando el tiempo y allí, a lo lejos, les vimos aparecer con sus mochilas.

Tras ese momento de reencuentro y saludos como si nos conociésemos de toda la vida, fuimos a la búsqueda de nuestro taxi. Entramos en el local y ya nos tenían fichados. No hizo falta presentar nada. Nos dijeron que esperásemos un rato que enseguida nos iban a llevar.

El camino desde Kuala Besut a Kota Bharu fue de lo más entretenido. El taxista estaba muy animado y así en el trayecto nos fue contando como se viví la religión en Malasia. Entre estas conversaciones y que le debimos de entrar por el buen ojo, el señor decidió hacer turismo con nosotros.

Paramos en este centro de oración, pidió permiso para que nos dejasen entrar en el cementerio, vimos a los monjes, sacamos millones de fotos a tan colorido lugar, y hasta nos estuvo explicando como cada uno de esos lazos de colores era el deseo que había pedido algún fiel.

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Tras la visita turística nos llevó directamente al aeropuerto. Teníamos tiempo así que tras facturar las mochilas volvimos a salir con los alemanes a dar un paseo.

Era viernes. Según el taxista los viernes son el día festivo y de descanso de los malayos. Es decir, no había nada abierto. Si fuese otro día podríamos haber aprovechado este tiempo para visitar el mercado de Kota Bharu, pero nos quedamos con las ganas.

Salimos del aeropuerto y cruzamos la autovía para pasar al otro lado. Al ser festivo no había nada abierto pero una señora se ofreció a hacernos algo de comer. Por supuesto Rubén no quiso comer nada. Estos locales, tan locales, no son de su gusto.

Allí comimos los tres. El único plato que nos hizo la señora y pagamos una miseria por todo.

Cuando ya se iba acercando la hora de la salida del vuelo regresamos al aeropuerto y embarcamos.

Próximo destino: Kuala Lumpur.

De Kota Bharu a Kuala Lumpur.

Para llegar desde Kota Bharu a Singapur teníamos que coger dos vuelos ya que no hay vuelo directo. El caso es que aunque los dos vuelos sean de la misma compañía, Air Asia en este caso, no existe el concepto de «vuelo con escala» así que debes hacer la facturación dos veces: una en Kota Bharu para el vuelo a Kuala Lumpur, y una vez allí, recoger el equipaje y volver a facturar para hacer el vuelo de Kuala Lumpur a Singapur.

En otras compañías de bajo coste, como en los vuelos que hicimos desde Mulu a Sandakan con MasWings, pese a que con esta compañía también has de comprar dos vuelos,sí nos facturaron las maletas al destino final. Pero Air Asia nos dijo que no, así que tocaba salir y volver a entrar. Un lío.

En este primer vuelo nos tocaron asientos separados. Rubén coincidió al lado con una chica española que amablemente se ofreció a cambiarme el sitio ya que además ella prefería ir en pasillo. Así, quedamos todos contentos. El caso es que nos dio igual haberle cambiado el asiento porque fuimos durante todo el vuelo hablando con ella.

Recogimos las mochilas, volvimos a facturarlas, nos despedimos de nuestra amiga y seguimos nuestro camino hacia el siguiente vuelo.

De Kuala Lumpur a Singapur.

llegando a singapur vuelo air asia

Nuestro siguiente vuelo de poco más de una hora, nos dejó en el aeropuerto internacional de Singapur, uno de los mejores aeropuertos del mundo y punto inicial de nuestro viaje de 14 días en Borneo y 6 días en Perhentian Besar. Habíamos llegado, 20 días después, al punto de partida.

Tras recoger las mochilas seguimos las indicaciones hacia el metro. Iríamos al centro de Singapur en este medio de transporte, así que lo primero que hicimos fue cambiar dinero. Cambiamos dinero y no tuvimos la precaución de pedir monedas suficientes. Ojo con esto porque las maquinas expendedoras de billetes del tren en el aeropuerto no aceptan billetes, con lo cual, tras pasar toda la cola para sacarlos (consideramos que hay pocas máquinas para la cantidad de gente diaria que llega a Singapur) tuvimos que volver a aguantar la cola para poder cambiar dinero en monedas, y volver otra vez a la cola original. Perdimos un montón de tiempo por no saber esto.

Desde Changi Internacional airport hasta el Hotel Boss.

Con nuestros billetes en la mano hasta la estación Lavender, la que más cerca nos quedaba de nuestro hotel (el hotel Boss), nos fuimos al andén. Los trenes pasan cada pocos minutos así que en nada ya estábamos viajando hasta el centro.

Desde el aeropuerto basta con tomar la linea verde dirección Tanah Merah, y allí cambiar de tren, al de la misma linea verde (queda justo en frente de donde te bajas) en dirección Joo Koon y nosotros nos bajamos en Lavender unos 50 minutos después de empezar el recorrido. Hoy tuvimos claro que no podríamos ajustar mucho el horario para volver al aeropuerto ya que se tarda bastante en hacer el trayecto.

hotel boss singapur

La parada Lavender queda muy cerca del hotel Boss, es más, no tiene pérdida ya que al salir del metro, mirando a mano derecha, vimos las enormes letras rojas del hotel.

Teníamos prisa, nos queríamos ir pronto hacia Marina Bay, así que tras hacer el check in y dejar las mochilas en la preciosa habitación, salimos a coger de nuevo el metro: esta vez nos íbamos a Marina Bay, aunque escogimos como estación de metro para bajarnos, Raffes Place.

El resto de nuestra historia os la contaré en nuestro próximo artículo: 24 horas en Singapur.

callejeando por el mundo marina bay singapur

Gastos del día: Ninguno, puesto que lo único que gastamos que fue en la comida la borde de la carretera, nos invitaron los chicos alemanes, pero fue, muy muy barato.

Si queréis leer el diario completo: 6 días en Perhentian Besar.

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