Mañana en Yogyakarta y viaje a Sulawesi por la tarde
El día de hoy iba a ser muy distinto a cómo lo teníamos planificado inicialmente. Durante todo el tiempo que tuvimos en marcha este viaje, teníamos muy claro algo, y es el que tema de los vuelos en Indonesia nos iba a traer de cabeza.
Viaje con Vosotros
Este «Viaje con Vosotros a Indonesia en 18 días» se desarrolló tal y como lo estáis leyendo durante el mes de Agosto de 2024, en uno de los viajes que realizamos bajo el concepto «Viaja con Vosotros». Desde hace años ofrecemos la posibilidad a nuestros lectores, seguidores de redes sociales y clientes de la agencia de viajes a acompañarnos. Y este fue nuestro Sexto «Viaje con vosotros».
Si quieres realizar un viaje similar o parecido a este, consulta las fechas de salida regular o si lo prefieres, pídenos un presupuesto para un viaje en privado a un país que estoy segura que te sorprenderá.
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Planificación de la ruta por Sulawesi
Durante la planificación ya sabíamos que llegar a Tana Toraja, en Sulawesi, no iba a ser fácil. La tasa de cancelación de ese vuelo es muy alta y por eso teníamos que tener planes B, e incluso C, por si acaso había que cambiarlo todo sobre la marcha.

Para no tener problemas con todos los vuelos y trayectos, habíamos planificado los siguientes días de la siguiente manera:
- Día de hoy. Volaríamos hacia el medio día, desde Yogyakarta a Makasar (capital de Sulawesi) donde pasaríamos la noche.
- Día 2: Haríamos un trayecto en bus desde Makasar a Tana Toraja. Como este trayecto es largo y tedioso, habíamos planificado hacer algunas actividades en la ruta, de forma que este trayecto nos llevaría el día entero. Así evitamos un riesgo, la cancelación del vuelo de Makasar a Tana Toraja sobre la marcha o evitábamos la incertidumbre de qué va a pasar con él.
- Día 3 y 4. Los pasaríamos en Sulawasi.
- Día 5. Volaríamos desde Tana Toraja a Makasar y de Makasar a Bali. Siempre y cuando se pudiese hacer. Por el riesgo de cancelación de este vuelo, de Toraja a Makasar, fue por lo que el vuelo de Makasar a Bali lo pusimos a última hora. Por si también se cancelaba y teníamos que regresar a Makasar por tierra.
Sabíamos el vuelo de Toraja a Makasar del día de vuelta, era un vuelo que seguramente no iba a salir. Continuamente lo cancelaban y lo volvían a sacar a la venta. Estuvieron así varios meses, hasta que finalmente decidimos cambiar los planes. En lugar de ir por carretera desde Makasar a Toraja, intentaríamos por todos los medios volar, y hacer la vuelta por carretera, porque teníamos muchas probabilidades de que el vuelo de vuelta no saliese. Así que al menos intentar hacer el de la ida, que por el momento parecía algo más seguro.

A falta de un día para tomar el vuelo de Makasar a Sulawesi, por el momento, sabíamos que íbamos a volar. Lo que cada vez se hacía más claro es que la vuelta no la íbamos a hacer volando.
Y por si fueran pocos los quebraderos de cabeza de los vuelos en Sulawesi, el día anterior nos informan que el vuelo de Yogyakarta a Makasar que teníamos al medio día de hoy, también iba a salir con retraso y que en lugar de salir a las 15:00, lo haría a las 19:00, con suerte.
Cambio de planes en Yogyakarta
Es cierto que dicen que «no hay mal que por bien no venga» y en este caso, que nos retrasasen el vuelo estas horas, nos permitía hacer un cambio de planes para el día de hoy en Yogyakarta.

En el día que pasamos completo en la ciudad, visitamos lo más importante, Borobudur y Prambanam, así como otros puntos turísticos de la ciudad. Pero coincidió que era lunes, y entre otras cosas, el Palacio Real estaba cerrado. Este cambio de horario del vuelo nos permitió recomponer el planning y sobre la marca, contratamos una furgoneta con un chófer, que no guía, pero que hablaba un poquito de español, así que también nos podía hacer de traductor en algunos casos. Conseguir un guía en español, en pleno agosto, de un día para otro en Yogyakarta es algo impensable, pero al menos conseguimos que alguien nos llevase a varios sitios de interés. Dentro del Palacio Real contrataríamos un guía, en inglés, porque en español no hay, y con eso nos apañaríamos
Por otro lado, en lugar de tener la mañana libre como se pretendía, saldríamos a primera hora, después del desayuno en el hotel, y con las maletas ya listas. Maletas que dejamos en recepción porque otra furgoneta vendría a por ellas para llevarlas directamente al aeropuerto.

Visita al Palacio Real de Yogyakarta o Keraton Ngayogyakarta Hadiningrat
La primera visita del día la hicimos en el Palacio Real, que en idioma javanés, es el Keraton o Kraton. Esta palabra, se traduciría como «la residencia de ratu» siendo el Ratu, el título tradicional y honorífico con el que se refieren al Rey o Reina, es decir, al gobernante.
El palacio real está situado al final de la calle Malioboro, en el centro de la ciudad de Yogyakarta. Por tanto está muy bien situado y si estás por esta zona, que deberías, no deberías perdértelo. Eso si, en mi opinión y solo en mi opinión, si no tienes tiempo para todo, personalmente, prescindiría de él. No es algo que considere que es imprescindible de la ciudad, ojo, si no tienes tiempo para verlo todo.

Como os comentaba más arriba, nosotros lo hicimos como algo excepcional, ya que al cambiarnos el horario del vuelo teníamos toda la mañana libre y qué mejor manera que invertirla en ver aquello, que por tiempo y porque estaba cerrado, no pudimos ver el día anterior.
No teníamos por tanto guía en español para esta mañana. Teníamos un chófer que hablaba español y que nos iba a hacer de traductor del guía oficinal que contratamos sobre la marcha en la propia entrada del Palacio Real.





El Palacio Real, en la actualidad, sigue siendo la residencia oficial del rey, pero también cumple otras funciones: es uno de los centros escénicos más importantes de Java y es un museo, el museo de la historia contemporánea del país.
Nuestra guía, una mujer de lo más simpática, nos fue contando toda la historia más actual de Indonesia, teniendo muy en cuenta además, que estábamos a pocos días de que se celebrase el día nacional de la Independencia. Fuimos pasando por los distintos edificios del complejo y dentro del museo nos fue contando, de forma muy amena, la historia de país.

Pero si os soy sincera, lo que más disfruté de toda la visita, fue el poder acudir a una representación de música javanesa. Eso si que me encantó y lo repetiría, solo por esto, una y mil veces.
Visita a una tienda de Batik.
Tras la visita al Palacio Real nos fuimos directos a una tienda de Batik. Lo habíamos pedido así, que nos apetecía ver algo de esta esta tela y sobre todo que nos explicasen como se hacía, así que nuestro chófer para el día de hoy, nos llevó a una fábrica de Batik. Otra de esas cosas que me pareció super interesante y donde, por supuesto, compramos casi todos.



El proceso de elaboración de una tela con estampado «batik» es de lo más interesante de ver y aprender. De esta forma, sabiendo como se hace, podemos justificar el porqué estas telas valen lo que valen. Es un proceso totalmente artístico y artesanal donde no hay un batik que sea igual a otro, ya que se pintan a mano. Haber acudido a una tienda-fábrica de batik, nos permitió, además, saber distinguir un batik auténtico de otro que no lo es. Hay muchos batik que se venden como tal y que son fabricados por máquinas. La mejor forma de saber que un batik es auténtico, es mirando el reverso. Debe tener el mismo color y dibujo y si no lo tiene, o está decolorado o blanquecino, es que no lo es.

Estuvimos un largo rato deambulando por la tienda, escogiendo el batik que más se acomodaba a cada uno de nosotros, con nuestros gustos diversos.
También aprovechamos para entrar en algunas que otras tiendas y comprar algún que otro recuerdo.

Visita del mercado local de Yogyakarta
Visitar los mercados locales es algo que acostumbramos a hacer en nuestros viajes. Ver qué compra la gente, qué se vende, y cómo están organizados estos mercados es algo que me llama mucho la atención.

Es cierto que ya habíamos estado la noche anterior, en aquel paseo que nos dimos por la calle Malioboro, en alguno de sus mercados. Pero éstos, eran más bien de ropa, algún que otro souvenir y cosas no perecederas. Esta vez, nos adentramos en el mercado de comida.
Empezamos a recorrer el mercado por la zona donde está la restauración y aunque una de las primera ideas había sido comer en algún sitio local, tipo esto que estábamos viendo, se nos quitaron un poco las ganas. Y no por lo que veíamos, sino más bien por lo que se olía. Y es que si bien yo puedo comer en casi cualquier sitio, los olores son algo que me condicionan mucho. Al pasar por esta zona, tuvimos claro, que comeríamos en un restaurante. Que fuese mejor o peor, pero en un restaurante.

Después empezamos a callejear por el interior del mercado. El colorido de frutas y verduras es lo que más llama la atención, pero también el olor a especias de mil colores, olores y sabores. No pudimos contener la tentación y sí, compramos algunas cosas. Sobre todo canela, curry y algunas otras especias, y nos quedamos con las ganas de comprar vainilla, que me pareció cara, hasta que Rubén, desde España, me dijo que tenía que haberla comprado, porque estaba muy barata. Ya sabéis, una que no compra nunca estas cosas. Bueno, perdimos la oportunidad. Para otra vez será.

Comiendo camino al aeropuerto.
Todavía nos quedaban unas horas para tener que estar en el aeropuerto pero aún así y conociendo el tráfico que tiene esta ciudad y que el aeropuerto no está precisamente cerca, decidimos buscar un restaurante donde comer, saliendo de la ciudad y en dirección al aeropuerto. Lo hicimos en Embah momo Sate Klatak (así de fácil es el nombre del restaurante, como para acordarse).



Se trata de una especie de restaurante ¿a la parrilla? Bueno, más o menos. Lo que se come básicamente son brochetas de pollo, conocido como Sate Ayam.
Como éramos muchos y los pillamos un poco desprevenidos, tardaron un poquito en preparar todos los platos. Pero no había problema. Teníamos tiempo de sobra, y mucha charla contenida. Así que con unas cervezas pasamos el rato hasta que llegaron los platos.
Camino al aeropuerto. Atasco por ensayos.
El camino al aeropuerto fue más sorprendente y entretenido de lo que hubiésemos pensado. Si ya teníamos previsto que había que salir con tiempo porque el aeropuerto no está cerca de la ciudad y además hay una circulación endiablada, lo que vivimos, al menos nosotros, no contábamos con ello.

Como os decía un poco más arriba estábamos en vísperas de la festividad por la independencia del país. Así que atravesamos, poco a poco, los ensayos del festival por la Independencia.
Sabíamos que la festividad en sí no nos iba a tocar, porque ese día, justo el 17 de Agosto, nosotros teníamos un día de lo más entretenido, ya que es el día en el que teníamos que partir de Tana Toraja, atravesar, en principio, media isla de Sulawesi, llegar a Makasar y coger un vuelo a las 5 de la tarde hacia la isla de Bali. Así que ya que sabíamos que ese día no íbamos a vivir las festividades en Indonesia, por lo menos, nos hacía gracia ver el ensayo del desfile de Yogyakarta.


Vuelo retrasado.
Cuando por fin llegamos al aeropuerto, nos enteramos de que nuestro vuelo iba con retraso. De nuevo y para variar. Nos acomodamos en un rincón del aeropuerto de Yogyakarta esperando a ver si en algún momento el vuelo se ponía en marcha. Aquello no pintaba bien. Cada poco el vuelo se retrasaba un poco más.

Pasamos toda la tarde paseando por el aeropuerto, comprando cosas, sobre todo snacks, tomando algún café y matando el tiempo cada uno como podía. Poco a poco el aeropuerto fue quedando vacío. En las pantallas del aeropuerto se mostraba que todos los vuelos ya habían salido y sólo quedaba el nuestro, que seguía poniendo el cartel de «retrasado» a las 7 de la tarde, pero eran ya casi las 8 y allí seguíamos. Como veíamos que iba a cerrar todo, decidimos que era hora de cenar algo, por si acaso aquello seguía con retraso.
Por fin, de Yogyakarta a Makasar.
Cenamos en un AW American Food, deprisa y corriendo, porque justo cuando estábamos pidiendo la cena, y al límite de que cerrase todo, anuncian que nuestro vuelo, al fin, va a salir.
Llegamos a Makasar tarde, muy tarde. No puedo deciros la hora que era porque llegué a perder la noción de todo. Pero lo que si sé es que cuando nos recogió el guía en el aeropuerto, tanto él como nosotros estábamos muy cansados. Él llevaba ya unas cuantas horas esperando, porque al igual que nosotros, no tenía información de cuando iba a salir el vuelo o de si realmente iba a salir o no. Así que no le quedó otra que pasar todas las horas en el aeropuerto.

Llegada a Makasar
Nos presentamos todos, y nos fuimos directos a nuestro bus, con el que poníamos rumbo al hotel de Makasar.
Sinceramente, fue un viaje horrible. Menos mal que solo estuvimos algo más de 30 minutos en el bus. Entre el sueño que tenía, el cansancio, la poca gana de escuchar al guía que no paraba de contar historias a unas horas muy poco dadas para ello. Llegamos al hotel cerca de la 1 de la mañana, y nos quedaban 3 horas de sueño antes de volver a salir. Así que si, el viaje se hizo largo y pesado.
Noche en Makasar.
Del hotel poco tengo que decir. Estaba muy bien, la verdad, pero lo aprovechamos poco. Tuvieron un poco de descontrol en la llegada, pero bueno, teniendo en cuenta la hora que era, y que teníamos unas ganas enormes de meternos en la cama, pues tampoco vamos a echarles la culpa al 100%. El caso es que había una habitación de más, cosa que tampoco era nuestro problema, la verdad, y que nos vino muy bien porque a la hora de repartir las habitaciones, la habitación familiar no coincidía con la familia, que no tenía camas y que otras habitaciones parecían ser dobles…. pues bueno, un poco de lío y un tiempo más que le quitamos al sueño. Somos muy apañados en general y entre todos encontramos la solución al Tetris de las habitaciones.

Lo podéis ver aquí: Hotel Makassar.
Y así, nos fuimos a dormir, porque no nos quedaban casi horas para descansar antes de coger el siguiente vuelo con destino al interior de Sulawesi. Nos íbamos a Tana Toraja.

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