Sábado, 15 de Diciembre de 2012
Llegar al hostal en el que nos alojamos (el Wombat) fue un suplicio para mi. No podía con la maleta, que acabó llevando Rubén, pero tenía que hacerme cargo de la mochila y el dolor que me producía en la espalda era mortal. Notaba como si pesara 200 kg y me partía la espalda en dos.
Cuando llegamos al hostal, dejé caer todo a mis pies. En recepción ya no aguantaba más. Así que ni escuché a la amable chica que nos atendió. Lo único que entendí fue que si teníamos problemas de ruido que lo comunicáramos y que intentarían cambiarnos de habitación, pero que en ese momento era lo mejor que nos podían ofrecer. A mi, llegados a este punto de mi estado físico, me daba todo igual.
Dentro del Palacio se encuentra un museo dedicado a Sissi emperatriz. El comentario de Rubén al llegar fue… «no entramos, yo no vuelvo a ver toda la vajilla de Sissi» (vamos, que como él ya había estado dijo que le había resultado un tostón y que no volvía a entrar). A mi como este tipo de museos tampoco me gusta, dedicamos el tiempo a pasear por los jardines.
Vistas de la glorieta desde el palacio:
El palacio de Schönbrunn era la residencia de verano de la familia imperial y si decidís hacer la visita (con audioguía incluida en el precio) os contarán multitud de detalles sobre los acontecimientos que tuvieron lugar en las distintas estancias del palacio.
Nuestro paseo por los jardines nos llevó hasta la Glorieta, que se situa en la parte superior de una colina y desde donde se obtienen las mejores vistas del palacio.
Vistas del Palacio desde la Glorieta:
Aprovechamos para hacer una parada en el camino y entrar en calor. Pedimos, en el bar de la Glorieta, un café vienés, que nada tiene que ver con los cafés vieneses que yo tomo en España (café con nata). Allí el café que nos sirvieron era café solo, por el módico precio de algo más de 5 euros cada uno.
Yo creo que esta visita se disfruta mucho más en Verano o primavera, ya que en invierno la visita desluce bastante, y aunque estaba todo nevado creo que el entorno debe ser mucho más bonito con los jardines en su máximo esplendor de colorido.
Tras el paseo por los jardines nos dirigimos hacia el mercadillo navideño. El primero de los que visitamos en Viena y, que más o menos tiene lo mismo que los que ya habíamos visto en Praga y Budapest, con la diferencia de que los precios iban en ascenso.
El cielo empezaba a oscurecerse y amenazaba lluvia. De echo empezaron a caer pequeñas gotas así que decidimos concluir nuestra visita al palacio y nos dirigimos al metro a buen paso.
Nos vamos al centro de Viena y nos bajamos al lado de la catedral.
Era sábado, con lo que el ambiente en el centro era muy bueno. Había mucha gente paseando, de compras… y poco a poco fue lloviendo más, lo que hizo que decidiéramos pasar la tarde por el centro, entrando en tiendas (sobre todo para buscar un buen paraguas porque la cosa no pintaba nada bien). Cada vez el ambiente se ponía peor. Mucha gente, la calle llena y todos con paraguas. Una locura.
Acabamos comiendo en un Burger King abarrotado de gente, entramos en calor y esperamos que el tiempo amainara. Cosa que no hizo. Así que decidimos continuar. El paseo nos llevó hasta la Cripta de los Capuchinos donde tuvimos una experiencia sobre natural. Le preguntamos al amable caballero que sacaba las entradas cual era el precio, a lo que nos respondió que 5 euros por persona. Rubén se pone a buscar en los bolsillos del pantalón y, yo no se si él interpretó que no teníamos o qué, pero el caso es que salió de la garita y nos preguntó de donde eramos. Al contestarle que españoles se abalanzó sobre Rubén, le dio un abrazo, empezó a reirse compulsibamente y le pegó un apretón con las manos en las cachas. Si, si, como leeís. Yo no me di cuenta, porque a continuación se abalanzó sobre mi y de nuevo otro gran abrazo (sin toqueteos). Veo que Rubén está un poco alterado, y tras una conversación muy breve, le tiende los diez euros. La parte simpática vino cuando el señor le dice que no, que pasemos, que pasemos gratis. Y solo entiendo que nos dio la entrada gratis por el toqueteo a Rubén. Esto nos hizo reírnos un buen rato. Bueno, me reí yo más que él que a la salida esperamos a que estuviera atendiendo a otros para pasar desapercibidos.
Yo no podía creer que después de haber pasado de ver las vajillas de Sissi, fuéramos a ver su tumba. Si, si, lo mismo, la tumba de Sissi entre otras muchas, ya que en los bajos de la Iglesia se encuentran los restos de la realeza austriaca.
Allí metidos se encuentran más de 150 sarcófagos entre los que destaca el de la reina Maria Teresa, el más grande de los que podréis ver.
La verdad que el sitio da un poco de pena, demasiados sarcófagos en tan poco espacio y en un momento piensas que han sido «tirados» allí. Sobrecoge también ver la cantidad de pequeños sarcófagos de las muertes más prematuras.Tras salir como pudimos para que el señor de las entradas no se percatara de nuestra existencia seguimos nuestro paseo bajo el paraguas por Viena. El día no estaba para muchas fotos así que pocas sacamos.Nos vamos hacia el palacio de Hofburg, lugar de residencia durante más de 600 años de los Habsburgo. Aquí encontraremos los aposentos imperiales, varios museos, una capilla, una iglesia y la Biblioteca Nacional Austriaca.
Si os gustan los museos, ésta es la segunda mejor visita que podéis hacer en Viena, junto con el Palacio de Schönbrunn. En la visita pasaremos por los apartamentos imperiales, el museo de Sisi y la Platería de la Corte. La visita se hace con audio guía y resulta bastante interesante, sobre todo para aquellas personas que les interesa la historia de Sisi.
Si queréis leer el diario completo del viaje: Praga, Viena, Budapest, Bratislava y Salzburgo en Navidad.
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7 Comentarios
Juas lo de la calavera con la corona es un poco macabro no? xDDDD
Pues lo del hostel allí es quizás como los hoteles en Escocia, estaban mejor los B&B!!!
Uff, Verónica, macabros mucho,y además autenticas obras de arte. Todo de ese estilo.
El hostel estaba genial la verdad, lo único malo que nos tocó en fin de semana con los adolescentes de media Europa allí. En fin.
sabia yo que saldría el tema de mi nuevo muy mejor amigo..muy efusivo el hombre..uffff jajajjaa
..recuerdo la cola tan inmensa que había para tomar la tarta..hacia un mal dia y se notaba que la gente quería estar calentita..
Viena, me recierda de algun modo a París en el sentido de que es bastante monumental, toda ella..quizá no tenga un edificio megaemblematico, pero se respira un aire de nobleza..
Es cierto que en primavera o verano, se puede aprovechar para vaer mas cosas, o quizá ver mas en esplendor los parques y calles..pero el Invierno tiene algo especial en este tipo de ciudades..
mil besotes!! muacs!!
Está buena la tarta Sacher del Hotel Sacher? Yo la tomé en una cafetería de al lado de la Catedral porque la del hotel es carísima. Y la que tomé estaba muy buena.
Por cierto, el Museo de Sissi no está en Schonbrunn, está en el Hofburg.
Hola Rubén, pues la verdad que la tarta esta buena, a mi personalmente no me suelen gustar este tipo de tartas (vamos que un asco no les hago, pero bueno, me parecen demasiado dulce) pero estaba buena.
Es cierto, que el museo de Sissi no está en Schonbrunn creo que lo expliqué mal o no se entiende, lo que quería decir es que allí fue donde Rubén me dijo que no estaba dispuesto a pasar por la tortura de ver museos y cosas relacionadas con Sissi, no que estuviera allí, como pongo después cuando pasamos por la zona de Hofburg. Pero gracias por la aclaración (lo editaré y lo explicaré mejor).
Un saludo.
Se da un cierto aire al Palacio de Versalles, además cuando estuvimos también estaba con nieve por encima, osea que algunas imágenes perfectamente podrían pasar por el de Francia, Viena me llama mucho como destino para pasar una Navidad, pero siempre se sale de cuenta por el precio del vuelo jeje
Saludos!
Pues para nosotros el tema del precio del vuelo fue lo menos caro, pero claro hicimos Bilbo – Praga y Salzburgo – Bilbao, no hicimos vuelo a Viena directamente. Es un viaje muy recomendable para Navidad así que te animo a hacerlo.
Un saludo.