Lovaina y Bruselas

Compramos un «Weekend Ticket», que son billetes ida y vuelta que en fin de semana te sale casi por la mitad del precio y nos dirigimos hacia el andén. Aquí tuvimos un pequeño problema y en lugar de coger un tren más directo cogimos el de paradas. Esto supuso que en lugar de tardar 20 minutos en llegar lo hiciéramos en 40 (Cosas que pasan).

Lovaina es una ciudad universitaria y esto lo notas en cuanto pones el primer pie en la ciudad. El ambiente jovén, animado se notaba a cada paso. Era Domingo y la animación de la ciudad era excelente. Había mucha gente, gente tomando cervezas en las abarrotadas terrazas de los restaurantes y bares. No cogía ni un alfiler más. Desde mi punto de vista lo mejor que puedes hacer en Lovaina es pasear y disfrutar de su ambiente.

Es una ciudad no demasiado grande, situada muy cerca de Bruselas (a solo 27 km) y que dado su carácter Universitario su población se duplica durante los meses de clase. No se si fue por que hacía sol y eso también ayuda pero realmente nos encantó poder pasear por sus calles. El centro de Lovaina y el entorno a la Grote Markt es peatonal lo que la hace aún más apropiada para los paseos sin prisas.

En la Grote Mart, abarrotada de gente, con el sol brindándonos sus rayos y con un ambiente festivo, disfrutamos de uno de los mejores momentos del viaje.

Aquí encontramos el edificio más singular de Lovaina, su ayuntamiento, al que no le coge ni un adorno más.

Justo enfrente se encuentra la Iglesia de San Pedro en cuyo interior se encuentra el famoso cuadro  «La última cena» de Dirk Bouts. Su torre de 50 metros de altura está incluida en la UNESCO.

Después de dar una vuelta al sol decidimos parar a comer. Un par de baggels rellenos, una cerveza y una cocacola por 20 euros fue nuestra comida.

Seguimos el paseo por el mercado viejo, una zona que actualmente está abarrotada de bares y restaurantes, y en verano de terrazas. Si te sitúas en el medio de la plaza no verás otra cosa que sillas y mesas, y es por ello, por la conjunción de todo esto por lo que se le considera «el bar más grande del mundo». Esta es la zona de fiesta de Lovaina, donde se reúnen jóvenes y no tan jóvenes para disfrutar de la noche. A estas horas en las que pasamos nosotros el ambiente fiestero se hacía notar y eso que solo eran las 2 de la tarde.

 

El paseo nos llevó hasta el Groot Begijnhof (el Gran Beatario), uno de los mejores conservados de Europa gracias a la enorme reparación llevada a cabo por la Universidad de Lovaina. Actualmente, el Beatario, es residencia de estudiantes. Aquí se respiraba una enorme tranquilidad y tras cruzar la puerta de entrada fue como entrar en el cielo. Sin ruido, sin gente, sin nadie….

Cuando terminamos con la visita decidimos dar la vuelta y volver a la estación del tren, no sin antes pararnos de nuevo en la Grote Markt a disfrutar del magnifico ambiente de fiesta, pasamos además por una zona donde había una noria y algunas otras atracciones y volvimos al tren.

Esta vez si que cogimos el tren correcto y en 20 minutos estábamos en la estación central de Bruselas.

De aquí nos fuimos directamente al hotel a dejar la mochila y recoger el trípode porque habíamos decidido ir hasta el Atomium. No nos podíamos ir de Bruselas sin ver este monumento tan representativo de Bruselas ya que si a Paris se le identifica por la Torre Eiffel, a Pisa por su torre inclinada… a Bruselas se le identifica por el Atomium, monumento en forma de átomo realizada durante la exposición universal del 58.

Además de noche lo iluminan y la verdad es que queda bastante bonito, así que nos fuimos a recorrer el parque Leaken. Tuvimos tiempo suficiente para recorrerlo de arriba a abajo. Pasamos por la pagoda china y otros pabellones que quedaron de la exposición universal.

Cuando ya estábamos cansados de parque nos fuimos a sentar a los pies del Atomium y a esperar a que anocheciera. No se ni cuanto tiempo estuvimos ahí, pero se hizo de noche, y más de noche y aquello nunca se llegó a iluminar. Así que después de entablar conversación con unos chicos de Badajoz (Alejandro y Rocio) decidimos abortar la operación y regresar a Bruselas con ellos para cenar.

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Gastos totales:
Weekend ticket a Lovaina: 6.20 x 2 = 12.40 euros.
Comida: 20 euros.
Metro: 4 euros
Cena: 34 euros.