Sabíamos que volveríamos. Sentíamos la necesidad de descubrir la ciudad con sol, pudiendo sentarnos en alguna terraza y disfrutar de su ambiente sin la incansable lluvia. Y regresamos. Unos meses después de esta primera vez volvimos a San Sebastián, en verano, con muchas ganas de volver a pasear por sus calles. Y de nuevo, nos recibió con lluvia, con mucha lluvia. Pero eso es lo que tiene el Norte, que queramos o no, llueve y por eso es tan bonito, tan verde y tan especial.

La primera vez que visitamos San Sebastián nos quedamos con las ganas de más. El tiempo horroroso que tuvimos, la intensa lluvia y el fuerte oleaje, impidieron que visitásemos la ciudad en profundidad. Básicamente, nos dedicamos a disfrutar de uno de los placeres que ofrece San Sebastián: la gastronomía.
Y pese a que de forma general llovió, el tiempo nos brindó momentos de luz en el que pasear por La Concha y disfrutar de sus terrazas.
Un largo paseo nos llevó por la rivera del río Urumea hasta su desembocadura, al lado de la playa de Zurriola.

Playa de Zurriola |
Después de estar un rato contemplando las vistas, tanto de la playa, como del Palacio de Congresos o del Monte Urgull (que nos quedaba justo enfrente), seguimos el recorrido bordeando este último. Decidimos no subir ya que el tiempo no acompañaba y como se suele decir «queda pendiente para la próxima, razón de más para regresar».

Palacio de Congresos |


Después de estar un rato por la parte vieja, tomar algún que otro pincho y vino, regresamos a casa, a esperar a que volviese a escampar.


El día mejoraba por momentos y aprovechamos los rayos de sol para hacer algo que llevaba mucho tiempo queriendo hacer: Fotografiar el famoso Peine del Viento de Chillida, que sinceramente, me pareció enorme. No me lo había imaginado tan grande. Fue una grata sorpresa y desde luego no defrauda. Las vistas, además con el sol brillando, eran de lo más espectaculares.


A sus pies, la playa de Ondarreta, una continuación de la playa de la Concha y aunque muchos piensan que sigue siendo la misma, lo cierto es que cambia y cambia de nombre.


Sobre nosotros, el monte Igueldo, al que ya habíamos subido la vez anterior. Continuamos el paseo hacia el Palacio y Parque de Mirarmar, donde el sol invitaba a sentarse y hacer un picnic, y más con las vistas sobre la playa y la Bahía de La Concha que teníamos ante nosotros, con un mar que mostraba todos los tonos de azul. Esta vez, sí que el tiempo nos había permitido disfrutar de ese paseo que tanto anhelaba.


Por fin, habíamos podido ver la Concha despejada. Volveremos y volveremos para repetir lugares, para ver lo que nos queda y esperemos que esa vez el tiempo se vuelva a portar con nosotros. San Sebastian es uno de esos lugares que nunca te cansarás de visitar.


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7 Comentarios
La ciudad más bonita del mundo, sin duda.
No se si la más bonita del mundo, pero desde luego sí que es bonita. Para repetir.
Un saludo.
Qué maravilla! Yo he ido al menos 10 veces a San Sebastián, la mayoría por trabajo, y nunca me canso de esta ciudad.
Pues nosotros volveremos, el tener amigos viviendo allí ayuda, jeje.
Un saludo.
Me trae muchos recuerdos este post….de hecho vivi alli unos cuantos años….Ahora vamos de visita y nos sigue encantando. Un saludo!!!
Gracias por el comentario. Desde luego la ciudad es bonita, nosotros repetiremos.
Un saludo.
San Sebastián es preciosa! Lástima que a nosotros también nos lloviera cuando fuimos hace dos veranos… aunque como no hay mal que por bien no venga, nos pusimos las botas a base de pintxos 😉 Tenemos que volver, eso seguro, porque nos quedaron muchos lugares por visitar y mojarnos los pies en La Concha.
Saludos! 🙂