Nara, localizado a unos 45 kilómetros al sur de la ciudad de Kioto, es uno de los imprescindibles en Japón. Si visitas Japón por primera vez, es inevitable, porque casi nadie se lo pierde, que acabes visitando Nara. Además, combinar la visita a Nara con la visita al templo Fushimi Inari, también es habitual por la facilidad que hay para combinar ambas visitas en transporte público.
Antes de llegar a Kioto, e incluso hasta hacía 24 horas, no teníamos muy claro lo que iba a pasar estos dos días que nos quedaban en Kioto. ¿Por qué? Pues porque nuestra idea inicial era otra e incluso nuestro plan B para este día era otro. Entonces ¿qué nos llevó a organizar el día así y qué era lo que teníamos pensado hacer?
Nuestra idea original, es decir, el Plan A, consistía en visitar el Monte Yoshino, que con la floración del cerezo se pone de forma espectacular. El Monte Yoshino es uno de los principales puntos de visita, en los alrededores de Kioto, si vas en Hanami. Contiene más de 30000 cerezos de 200 tipos distintos, así que podéis imaginaros cual es la estampa que nos da el Monte Yoshino en Hanami.
Para llegar a Yoshino la cosa es complicada, más que nada por el tema de trasbordos y porque no todo el trayecto está incluido en la JR Pass. Se tarda aproximadamente 2 horas y media en hacer el recorrido hasta la estación del tren, pero después todavía queda subir al monte. Es decir, nuestra intención era coger el tren de las 6 de la mañana y estar sobre las 8:30 en Yoshino. Si se nos daba bien la visita, a la vuelta pararíamos en Nara y nos quedaríamos allí hasta el anochecer. Si el día se daba bien, nuestro segundo día de este planning lo invertiríamos en conocer Fushimi Inari a fondo, y hacer una ruta hasta la estación central del Kioto (a pie) pasando por Sanjūsangen-dō (ruta de puntos azules del mapa). Si el día no se nos daba bien y finalmente no nos daba tiempo a ver Nara, el segundo día de este planning lo invertiríamos en ver Nara junto con Fushimi Inari de la forma habitual.
¿Qué pasó entonces? ¿Porqué tuvimos que cambiar el planning y al final no hicimos ni lo uno ni lo otro? Pues porque en el Monte Yoshino acababa de comenzar el Hanami, es decir, las flores acababan de empezar a abrir, y la verdad es que no merecía mucho todavía la visita. Tanto desplazamiento, tantas horas y tanto riesgo, para finalmente no ver el monte tintado de color rosa como esperábamos verlo. Así que recompusimos el planning y decidimos, olvidarnos de la visita a Yoshino y realizar una visita a Fushimi Inari y Nara en el día de hoy. Para el día siguiente ya se vería en qué lo íbamos a invertir.
Fushimi Inari y un paseo de 4 kilómetros.
Fushimi Inari abre las 24 horas del día. Esto para los que nos gusta la fotografía es algo ideal, porque podrás ir a verlo a horas en las que es probable que haya muy poca gente y esto te permita sacar fotos sin tener que estar pendiente de cuando pasa alguien. Dicen que la mejor hora para visitarlo es después del amanecer, pero también cuando la luz caiga y así verlo iluminado. Nosotros he de decir que lo visitamos 3 veces en los dos días que nos quedaban de vista en Kioto, así que podéis imaginar que lo vimos de todas las maneras posibles y que esto fue así porque el templo nos pareció una maravilla.
Hoy empezaba a estar activa nuestra JR Pass, así que la aprovechamos para coger nuestro primer tren con destino a Inari. La verdad es que el uso de la JR Pass es muy cómodo porque solo tienes que pasar por uno de los laterales de los tornos de acceso al los andenes y enseñársela al personal de seguridad.
Llegamos a Fushimi Inari a las 7 de la mañana y ya había mucha gente. Si os ocurre esto no os agobiéis. Si seguís subiendo y subiendo, llegará un momento en que dejará de haber gente. La mayoría de las personas no pasan del primer tramo. También he de decir que a mi fue el que más me gustó, pero el resto del templo no tiene desperdicio. En total se trata de un sendero circular de 4 kilómetros y nosotros lo hicimos entero.
Visitar Kiyomizudera y la parte más tradicional de Kioto (que lo hicimos el primer día), el bosque de Arashiyama (que lo habíamos hecho el día anterior) y visitar Fushimi Inari, era de lo que más ilusión me hacía de la visita a Kioto. Y no sabéis lo mal que me sentí cuando vi que las fotos de este día no habían quedado bien, porque tenía mal ajustada la cámara. Pero bueno, a tiempo estábamos todavía de volver.
Según ascendíamos cada vez me gustaba más. Estaba impresionada con todo. Con los toris naranjas tan llamativos, colocados uno al lado del otro, y que hacen que parezca un gran túnel. Con que estos toris hayan sido donaciones y con que en cada uno de ellos haya una inscripción. El túnel de toris asciende por la montaña y llega un momento en que se bifurca. Nosotros tomamos el camino de la derecha y seguimos ascendiendo, algo que os recomiendo totalmente, porque las vistas son increíbles, porque durante el camino encontramos templos pequeños y algunos no tan pequeños y porque llega un momento en que encuentras tanta paz que merece la pena subir tanta escalera.
Hicimos el circuito completo y lo que nos sorprendió, es que desde que coronamos y llegamos al punto más alto, en el ascenso, no encontramos a prácticamente nadie. Así que estuvimos solos con los toris.
No se ni el tiempo que estuvimos en Fushimi inari pero os aseguro que se me pasó volando.
Tip: cuanto más alto subes más caras son las bebidas. En el mes de Abril y a las horas tempranas en las que empezamos a subir, no hacía tanta calor por lo que hicimos la ruta sin agobios ni calores. Es más, prácticamente no bebimos nada.
Cuando estábamos llegando al inicio de los toris, de nuevo, comprobamos cuando pasaba el próximo tren a Nara. Nos daba igual que fuese directo o indirecto, lo que queríamos era llegar lo antes posible. Casualmente el que mejor nos venía pasaría dentro de 10 minutos y era directo, así que apuramos el paso y conseguimos cogerlo.
De Fushimi Inari a Nara.
Llegamos a Nara tras un trayecto de una hora y unos diez minutos desde Fushimi Inari, a eso de las 11 de la mañana aproximadamente. Ahora sí teníamos que beber algo así que nos metimos en una especie de centro comercial donde había de todo y compramos algo para beber. Desde la propia estación del tren de Nara ya se intuye el camino que debemos seguir para llegar a la parte más turística de la ciudad.
Nara es grande. Es una ciudad donde tranquilamente podríamos pasar dos días y nosotros teníamos solo unas horas, así que había que decidir que íbamos a ver y que no.
Imprescindible era visitar el Todai-ji y en función de como fuésemos de tiempo ampliaríamos las visitas por este orden: Kasuga Taisha, Jardines Isuien (los únicos que hay de este estilo en Nara) y Konkufuji y Horyuji.
El Parque de Nara y los ciervos Sika.
La primera de las vistas del día (tras localizar el restaurante donde íbamos a comer hoy) fue el parque de Nara. En el interior de este gran parque es donde se encuentran la mayoría de las atracciones turísticas de Nara. Aquí vimos a los famosos ciervos «sika» que están por todos lados. Ten cuidado porque si huelen que puedas tener algo de comida o intuyen que algo de lo que tienes es comida (aunque no lo sea) intentarán arrebatártelo. Hemos visto como se llevaban planos de la ciudad y como estaban mordidos y medio comidos por la pradera del parque de Nara.
La verdad es que se estaba de maravilla en Nara. Hacía calor, aunque no era sofocante, había un sol expendido y lo mejor de todo, Nara se encontraba, también en la máxima floración. Así que imaginaros como estaban los árboles de floridos y lo bonito que parecía todo. Estuvimos mucho rato sentados al sol observando el comportamiento de todas las familias que hoy, un viernes 30 de marzo, en pleno Hanami, salían a hacer picnic por el parque y a jugar con sus niños. El ambiente era ideal.
Estuvimos otro rato sentados a la sombra de un cerezo, hasta que consideramos que si no empezábamos con las visitas poco íbamos a poder ver.
Abandonamos el momento de contemplación y nos dirigimos hacia el primer lugar de visita en Nara, el templo Todai-ji.
El templo Todai-ji en Nara.
El templo Todai-ji será, sin lugar a dudas, uno de los principales motivos por los que visitarás Nara. Y es que este templo es el más popular entre los turistas, algo que sin duda, tiene su porqué.
La visita al templo Todai-ji empieza en la puerta Nandaimon, que me pareció una auténtica maravilla.
Tras pasar la puerta Nandaimon accederemos al salón Daibutsuden o salón del Gran Buda. Lo que más me ha llamado la atención de este edificio, es que pese a ser una reconstrucción del original, un 33% más pequeña, sigue impresionando y sigue siendo el edificio de madera más grande del mundo. Casi nada.
Y dentro, el gran Buda, Daibutsu, el más grande de Japón. Y sus número también impresionan: Tiene 16 metros de alto (y eso que está sentado), su ojo mide un metro, pesa más de 500 toneladas (está hecho de oro y bronce).
En una de las grandes columnas del templo verás un orificio. Ese orificio tiene el tamaño del agujero de la nariz del gran Buda, y es que se cuenta, que si accedes al interior del buda a través de su nariz y llegas a su cerebro, adquirirás su sabiduría. Como intentar que todo el mundo llegase a la nariz sería complicado, existe ese agujero en la madera, que se dice que si consigues atravesarlo el efecto será el mismo. Yo no me vi capaz, con mi volumen, de entrar por él, así que me quedo con mi sabiduría.
Tras quedar impresionados con el gran Buda salimos al exterior. Las horas iban pasando y no queríamos irnos de Nara sin ver Kasuga Taisha.
Kasuga Taisha, uno de los templos sintoístas más antiguos de Japón.
Solo por este motivo, por su antigüedad no podíamos abandonar Nara sin verlo. El santuario Kasuga Taisha data del 768. Y no nos arrepentimos.
Como otros muchos, el Kasuga Taisha está incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad.
Para llegar hasta él tendrás que recorrer un camino lleno de farolillos de piedra, que con el musgo pegado a ellos, le da un ambiente aún más añejo si cabe. Hay unas 2000 así que imaginad el ambiente. Y una vez dentro del santurio unas 1000 lamparas de bronce iluminan el recinto (aunque no penséis verlas encendidas ya que normalmente están apagadas y únicamente se encienden durante el Mantoro (un día en febrero y dos en agosto). Impresionante es poco.
Si cuando llegamos a Nara mi única intención era visitar Todai-ji, cuando abandonamos este recinto me quedé con la sensación de que el Kasuga Taisha era otro de los imprescindibles, y casi tanto como el Todai-ji. Me pareció un lugar único. Y ninguna de las fotos que podáis ver de este templo dan una idea de lo bonito que es.
Todavía quedaban muchas cosas por ver y hacer en Nara, pero se nos estaba haciendo tarde, queríamos comer algo antes de regresar a Kioto.
En el camino de bajada hacia la ciudad de Nara, vimos la pagoda de 5 pisos, que se encuentra en el templo Horyuji. Tiene 33 metros de altura. Este templo destaca por ser el más antiguo del mundo en madera. Me hubiese encantado poder dedicarle tiempo y también dar un paseo por los jardines tradicionales Isuien, pero el tiempo ya no daba para más.
Comiendo Tonkatsu en Gonku, Nara.
Para comer seguimos la recomendación de «De tu mano por el mundo». Fuimos a comer Tonkatsu en Gonku, que ya habíamos localizado esta mañana en nuestro camino de ida. No os podéis imaginar lo que me gustó el Tonkatsu de este restaurante (lo probaríamos de nuevo en Tokio donde también me pareció exquisito), pero el de aquí tenía unas salsas que estaban para chuparse los dedos. Tienes un pequeño mortero con sésamo. Debes hacer el sésamo polvo y cuando ya lo tienes molido le añades una de las salsa. Remueves todo, y… ¡De muerte! Si estáis por Nara no os lo perdáis.
Después de comer y mientras bajábamos la comida, dimos un paseo por las calles de Nara. Buscamos un sitio donde sentarnos tranquilamente a tomar un café.
Era ya tarde, así que nos despedimos con pena de la ciudad, a la que seguro que si volvemos a Japón la volveremos a visitar dedicándole algo más de tiempo, y pusimos rumbo a Kioto.
Empezaba a caer la tarde y había refrescado bastante en la ciudad, así que tomamos la decisión, tras unos paseos por la estación central, de regresar al hotel, abrigarnos un poco más, y aprovechando la JR Pass, regresar a Fushimi Inari para sacar unas fotos nocturnas.
Fushimi Inari de Noche.
Eran pasadas las 8 de la tarde cuando llegamos a Fushimi Inira. Era de noche cerrada y había gente, sí, pero nada que ver con la de la mañana, así que pudimos sacar fotos donde quisimos, como quisimos y sin agobios. La verdad es que las fotos de noche en Fushimi Inari quedan de maravilla.
Fue cuando regresamos al hotel y me puse a hacer un repaso de las fotos sacadas este día, cuando vi como habían quedado las de la mañana en Fushimi Inari. Por un mal ajuste de la cámara no habían quedado nítidas ni con buen color, así que era hora de tomar decisiones
¿Qué íbamos a hacer al día siguiente?
Durante el trayecto de vuelta desde Nara a Kioto, en esa hora y pico de viaje, fuimos organizando nuestro día siguiente. Como no sabíamos muy bien que hacer, ya que habíamos prescindido de hacer la visita a Yosino, nos plantemos varias alternativas: Aprovechando que ya teníamos la JR Pass activa pensamos en ir a Osaka, ir a Kobe, … pero finalmente y como lo que más ilusión me hacia de todo, y en un principio lo tuve que sacar del itinerario por falta de tiempo, visitaríamos Himeji.
En uno de los plannings originales había pensado visitar Himeyi de camino a Miyajima. Pero tal y como trascurrieron los meses de preparación y habiendo metido Katsuura en el planning, algo había que quitar. Y quité Himeji. Ahora era el momento de poder visitarlo. Es cierto que no tenía nada de información pero nos daba igual. Tomada la decisión de visitar Himeji y viendo que las fotos de Fushimi Inari habían quedado fatal, le dimos otra oportunidad. Visitaríamos Fushimi Inari, por tercera vez, y no nos arrepentimos para nada, antes de visitar Himeji.
Gastos del día:
- Bebidas: 100 yenes (0.79 euros)
- Entrada Todai-ji: 600 yenes (4.77 euros)
- Entrada Kasuga Taisha: 500 yenes (3.98 euros)
- Comida Tonkatsu: 1328 euros (10.57 euros)
- Cafés en Nara: 502 yenes (3.99 euros)
- Compras para el desayuno y snacks: 549 yenes (4.37 euros)
Total de gastos del día por persona: 28.47 euros.
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