Iringa: Isimila, Igeleke Rock Painting y proyecto Neema

Un día en Iringa: Qué ver o hacer

Pasaríamos un día de tranquilidad, paz y sosiego, sin tanto coche y sin tanto movimiento, en una pequeña localidad del centro de Tanzania llamada Iringa. Allí, además de conocer y dar visibilidad al proyecto Neema, donde nos estábamos alojando, visitaríamos lo más conocido de la zona: La garganta arqueológica de Isimila y la Igeleke Rock Painting.

Pongamos un poco de contexto para saber qué hacemos en Iringa, el porqué de esta parada y cómo íbamos a organizar este día.

Iringa es una población del centro sur de Tanzania situada a unos 500 kilómetros de Dar Es Salaam y a unos 260 de su capital, Dodoma. Es un punto estratégico para visitar el cercano parque Nacional Ruaha, pero sin lugar a dudas no es una población turística, salvo por el propio turismo interno.

Viaja con nosotros

Este viaje «Tanzania de Este a Oeste» se desarrolló tal y como lo estáis leyendo durante el mes de Agosto del año 2022, en uno de los viajes que realizamos bajo el concepto «Viaja con nosotros». Desde hace años ofrecemos la posibilidad a nuestros lectores, seguidores de redes sociales y clientes de la agencia de viajes a acompañarnos. Y este fue nuestro cuarto «Viaje con vosotros».

Si quieres realizar un viaje similar o parecido a este, consulta las fechas de salida regular o si lo prefieres, pídenos un presupuesto para un viaje en privado a un país que estoy segura que te sorprenderá. 

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¿Porqué esta parada en Iringa?.

Tal y como contaba en nuestros primeros capítulos de este gran viaje, confeccioné este itinerario para «seguir» los pasos de los grandes exploradores británicos: Livingstone, Speak, Burton, Grant, Stanley y otros muchos hacia el interior del continente africano buscando las fuentes del Nilo. Pero hacer el mismo itinerario que ellos hacían pasaba por seguir una ruta que a día de hoy poco interés tiene. A día de hoy por la misma ruta que ellos seguían pasan las vías del tren que une Dar Es Salaam con Tabora y Tabora con Kigoma (Ujiji). Así que para acercarnos un poco más a la realidad de lo que ellos podían ver, vivir y sentir en su cruce del país Tanganika, decidimos hacer la ruta más al sur y adentrarnos en los terrenos de lo que hoy son Parques Nacionales de Tanzania.

Eso nos llevo a visitar hacía ya 8 días el Parque Nacional Mikumi, las Montañas de Udzungwa, o más recientemente el Parque Nacional Ruaha, situado a tan solo 100 kilómetros al norte de Iringa.

Así que en nuestro paso por los parques Nacionales del Sur de Tanzania, no había más remedio que pasar por Iringa. Ya lo habíamos hecho hacía un par de días antes de adentrarnos en el Parque Nacional Ruha. Y hasta aquí habíamos llegado el día anterior para pasar las siguientes dos noches.

Hacer un safari o viaje de este tipo, de aventura total, cruzando un país, sin grandes comodidades, moviéndonos de parque en parque y recorriendo tantos kilómetros, se hace duro, muy duro. No dormimos en buenas condiciones, pero si además unimos a esto, los madrugones, y el tirarte en un coche la mayor parte del día, muchos de ellos por carreteras o caminos de piedra, acabas reventado. Por eso es necesario hacer paradas, recomponernos un poco y descansar antes de continuar. Y eso, en parte lo íbamos a hacer en Iringa.

Habíamos llegado la tarde anterior, y ya nos habíamos acomodado en el Guest House que tiene el Proyecto Neema, del que hablaremos más adelante. Además habíamos podido ver la increible puesta de sol sobre Iringa desde la Roca Gangilonga.

¿Qué ver en Iringa?

Así que sabiendo que llevaríamos, a esta altura del viaje, 8 días de viaje, con mucha carretera, mucho coche y muchas aventuras, sabíamos que era necesario hacer una parada antes de emprender el segundo tramo del viaje que nos llevaría hasta el Lago Tanganica. La decisión era clara, teníamos que parar en Iringa, una población de unos 160.000 habitantes que además de descanso nos iba a aportar cosas que ver muy interesantes, sin demasiado esfuerzo.

Para el día teníamos pensado:

• Visitar el complejo prehistórico de la Garganta de Isimila.
• Subir a la gran roca Igeleke Rock Painting, para ver las pinturas rupestres.
• Conocer el proyecto Neema. No nos podíamos ir de Iringa sin conocer lo que hacen en este lugar, al que habíamos decidido apoyar quedándonos en su Guest House por dos noches en pensión completa.
• Dar un paseo por Iringa al atardecer y hacer algunas compras.

Desayunando en Neema Guest House.

Después de varios días durmiendo en alojamientos de parques Nacionales de Tanzania, llegar a un sitio como Neema Guest House y descansar aquí, fue todo un lujo. Teníamos un largo día por delante, así que para variar, desayunamos y nos pusimos en marcha. Para desayunar nos daban a elegir entre varias opciones así que os enseño la mía: Café con leche, bollo de canela, yogurt y fruta. Que satisfacción produce después de tantos días comer un yougurt o fruta que no sea un plátano o una manzana.

Tras el desayuno nos reunimos con Yuma, Samuel, Sam y Gerard y nos pusimos en marcha. No sin antes darle unos empujones al coche para ayudarlo a arranchar, ya que todavía no estaba 100% reparado.

Es cierto que no os había comentado que Gerard y Sam son de Iringa, así que Sam estos días pudo disfrutar un poco de su familia antes de continuar el viaje. Le dimos bastante tiempo libre mientras pasábamos más tiempo con Yuma, Samuel y Gerard. Gerard, una vez más se reunió con nosotros. Pasaría estos días con el grupo antes de que nosotros siguiésemos el camino.

Isimila Stone Age, «La edad de piedra»

En la década de 1950, en un paisaje totalmente impactante y altamente erosionado, se desenterraron algunos de los utensilios mejor conservados de la Edad de Piedra.

El centro arqueológico de Isimilia, se encuentra situado a unos 21 kilómetros de Iringa, en la misma carretera que une Iringa con Zambia. Se encuentra bajo la gestión de «Parques Nacionales de Tanzania» (TANAPA) y está registrado como «Sitio Histórico de Tanzania».

Aparcamos los coches justo delante del museo, donde nos estaba esperando nuestro guía local para enseñarnos todos los secretos de Isimila.

Visitamos Isimila una calurosa mañana del mes de Agosto. Allí no había nadie más que nosotros. Se ve que en la zona poco turismo hay, salvando las visitas al parque Nacional Ruaha y que son poco habituales en turistas extranjeros. Si Ruaha es poco visitado, imaginaros Isimila. Lo que si intuimos, por los restos (y no prehistóricos) que fuimos encontrando, es que si suele ser habitual la visita de escolares. Y es que fuimos (sobre todo Silvia) recogiendo «palitos de chupa-chups» todo el trayecto.

Allí mismo, frente al museo, nos dan una pequeña charla sobre el lugar al que nos dirigimos, muy breve, porque lo mejor aún estaba por llegar y era mejor meterse en la garganta antes de que el sol nos abrasase de calor. Empezamos entonces la caminata.

Tras una breve caminata, y una bajada hasta un pequeño valle, seco, con algunos matorrales, algunos espinos y con pinta de estar en pleno desierto, llegamos a una caseta, donde encontramos lo que aparentemente son montones de piedras. Se trata del mayor yacimiento de herramientas de la edad de piedra. Allí encontramos cuchillos, hachas, proyectiles… pero lo que más impacta es cuando tras dejar atrás esta zona, no damos de bruces con el mirador sobre la garganta de Ismila.

¿Sabéis lo que son los hoodos? Nosotros lo descubrimos hace años en nuestro paso por Bryce Canyon (uno de los parques nacionales que visitamos en nuestro primer viaje a La Costa Oste de Estados Unidos) y aquí les llaman exactamente igual.

La traducción al español es con el bonito nombre de chimeneas de hadas que viene a ser una especie de columna generada a base de la erosión, que se mantiene en pie debido a que la parte superior es de roca más dura que la inferior y es por ello por lo que queda protegida.

Según nos explica nuestro guía, aquí nunca hubo un río tal y como parece. Aquí la erosión se produjo por efecto de las lluvias.

Os dejo a continuación una recreación que han hecho sobre cómo podía haber sido la evolución de esta zona con el paso de los siglos. La pudimos ver a nuestra salida en el museo.

Pero seguimos en el mirador. Estábamos impactados con la vista de la Garganta. Nos estaba pasando algo similar a lo que vivimos sobre el mirador de la Garganta de Olduvai (al norte de Tanzania) hacía justo un año. La visión de las dos es muy distinta, pero igualmente impactante. En una porque se ve claramente los distintos estratos formados por miles de años y en la otra por justamente esa erosión devastadora que ha dejado estos hoodos en pie y que hace del entorno un lugar mágico. Un lugar de hadas.

Pero era hora de continuar el camino y emprendimos la bajada hasta el fondo del valle. Desde allí la visión era aún más sobrecogedora, porque no nos podíamos imaginar que los hoodos fuesen tan altos. Y desde abajo, impresionan mucho más y percibes, realmente, su verdadero tamaño y majestuosidad.

Hicimos una ruta circular y terminamos en el museo destinado a explicar, lo que se ha encontrado en la zona, utensilios utilizados en épocas pre-coloniales, monedas utilizadas cuando Tanzania estaba en mano de los británicos y de los alemanes, y monedas que se empezaron a utilizar después de su independencia. Un museo pequeño pero muy completo.

Dejamos atrás la garganta de Isimila, para dirigirnos a otro punto de interés de Iringa: Igeleke Rock Painting

Igeleke Rock Painting

Antes de llegar al parking donde debemos dejar los coches para empezar la empinada subida hasta la gran roca, recogemos al que será, en este caso, nuestro guía local.

La zona se encuentra vallada, y para acceder tienen que abrir una puerta candada. Y os preguntaréis el porqué. Pues porque además de las pinturas rupestres que se encuentran en esta zona, también hay pinturas mucho más recientes, de gente que no entiende el significado y el valor de lo que allí se encuentra.

Igeleke Rock Painting es una gran roca, similar a aquellas vimos en nuestro paso por Serengeti, por Ruaha, o a la que nos habíamos subido el día anterior para ver la puesta de sol. Estas rocas, generadas por la erosión, parecen grandes bolas caídas del cielo. Y en una de ellas, suspendida casi sobre la ciudad de Iringa, se han hallado una serie de pinturas rupestres, datadas en la edad de hierro

En las pinturas podemos ver figuras humanas, un elefante, una jirafa escondida tras unos matorrales…. Nuestro guía nos va explicando con detalle cada una de las pinturas que se encuentran en la roca. Un lugar, desde luego, muy llamativo y algo muy distinto a todo lo que habíamos visto hasta este momento.

Tanto Isimila, con todo lo que allí se ha encontrado, como las pinturas de Igeleke, no solo son importantes para entender la historia local y la historia de Tanzania, sino que han contribuido a entender y explicar un poquito más la historia de la humanidad.

Proyecto Neema

Tras las visitas de la mañana, regresamos a Neema Guest House, donde nos estábamos alojando estas dos noches. ¿Por qué nos alojamos aquí? Pues ni más ni menos que por intentar colaborar con un proyecto muy bonito de integración de personas con discapacidad, que hasta ese momento se encontraban excluidos.

Cuando te pones a investigar sobre esta población del interior del país, además de encontrar información, poca, sobre el centro arqueológico de Isimila, sobre las pinturas rupestres de Igeleke, o sobre el cercano parque Nacional Ruaha, también existe, quizá a día de hoy mucha más información, sobre la alta tasa de discapacitados de esta región.

En uno de los censos realizados en el país, se determinó, que en la región de Iringa existía un 10% de la población con algún tipo de discapacidad. La más alta del país. Y sin embargo no existía ningún proyecto para atender las necesidades de estos discapacitados.

Un estudio más profundo, determinó, que la mayoría de ellos vivía en la pobreza más extrema ya que debido al estigma de la sociedad se les excluía de la mayoría de empleos y de otras oportunidades de integración.

El proyecto tiene sus bases en 3 jóvenes con sordera, que decidieron emprender un negocio en el que a partir de recursos sostenibles (estiércol, papel reciclado, maíz) creaban papel con el que hacían naipes, libros, libretas que vendían a turistas. Al final del primer año, ya tenían 10 empleados, todos ellos con discapacidad y al cabo de otros 12 meses, el negocio se había ampliado a un taller de tela y una cafetería, siendo en total 70 personas.

El proyecto continuó creciendo, se mudaron de local, ampliaron las artesanías que fabricaban y en 2011, la por aquel entonces alta comisionada británica en Tanzania, Diane Corner, abrió la Guest House con 10 habitaciones. En la actualidad, el Guest House, es un proyecto conjunto entre Neema Craft y el Sindicato Local de Madres, que emplea personal sordo, físicamente discapacitado y sin discapacidad.

En el año 2013, el proyecto llegó a ser autosuficiente, lo que significaba que dejaron de depender de aportaciones benéficas para poder mantener todo el sistema de ayudas locales, porque no nos olvidemos que Neema Craft es mucho más que un centro de artesanías locales.

Se esfuerza en concienciar a la gente sobre temas como el VIH/SIDA, la salud sexual, las medidas preventivas de atención médica y la gestión de las finanzas personales. Además, el centro tiene su propia iglesia y su propio capellán, que también da orientación a quien se le pide, e imparten misa para la comunidad sorda. Han creado equipos de fultbol, grupos de baile y disponen de un centro de fisioterapia, para atender las necesidades de todos aquellos que lo necesitan, terapia del habla y del lenguaje y terapia ocupacional para niños con discapacidades.

Neema Crafts Workshop, con sede en Reino Unido, y constituido de forma independiente, se encarga también de buscar fondos para apoyar el trabajo de Neema Craft, sobre todo para financiar la mayoría de los proyectos gratuitos que se desarrollan en Neema. Esto es, por ejemplo, el centro de fisioterapia, cobertura médica y de accidentes, apadrinamiento de niños para su educación, pruebas audiológicas y libros, ayudas para la formación y creación de nuevas empresas, e incluso préstamos para la compra de terrenos y construcción de casas.

Si queréis leer más sobre la historia de algunas de estas personas y como el proyecto Neema Craft cambio sus vidas, no dejéis de hacerlo pinchando aquí: Las historias de Neema Craft.

Un paseo por Iringa

Tras la visita a Neema Craft y quedarnos impresionados con todo lo que hacen por y para la comunidad discapacitada, y tras hacer unas compras en su tienda, algunos de nosotros decidimos ir un poco más allá y conocer algo más de Iringa. Así que nos pusimos en marcha para ir directos al centro. Antes de que se hiciese de noche.

Teníamos la hora de la cena programada para las 6 de la tarde, así que no teníamos mucho tiempo que perder.

No tuvimos que caminar mucho, ya que en nada llegamos al meollo. Llegamos al centro y allí todo era un gran mercado. Así que si, nos volvimos un poco locas con algunas cosas, como las telas, las cestas y cestitos, y más de una acabó comprando, quizá más de lo que nos cabía en la maleta. No os podéis imaginar las risas que nos echamos viendo a Rosa negociar, ella en español, y la chica de las telas en swahili. Pero entender, se entendieron muy bien.

Era evidente que no pasábamos desapercibidos. Y es que, aunque nos perdiésemos, siempre habría alguien que sabría hacernos encontrar. En un momento dado perdemos de vista a Maialen. No teníamos ni idea de donde estaba y empezamos a preocuparnos. Recorrimos la calle, arriba y abajo y cuando percibieron que estábamos buscándola alguien nos indicó el camino a seguir. Se había metido en una tienda de cestas. Y si, allí estaba ella, comprando unos cestitos.

Regresamos al hotel, cenamos todos juntos y nos fuimos a dormir ya que al día siguiente tocaba de nuevo volver al coche, muy temprano, para poner rumbo a un lugar con mucho encanto: Un cafetal en Mbeya.