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Diario Tanzania de Este a Oeste en 19 días

Un día en Kigoma, en la rivera del Lago Tanganica

Kigoma es un pueblo de, actualmente, unos 150.000 habitantes, situado en el oeste de Tanzania, a los pies del Lago Tanganica y a unos 60 kilómetros de Burundi. Su principal atractivo turístico es ser el punto de entrada al Parque Nacional Gombe, que habíamos visitado el día anterior.

Hacer el trekking de los Chimpancés en el Parque Nacional Gombe fue el principal motivo para llegar hasta Kigoma, pero no el único. Ya que otra de las razones era poder visitar Ujiji, lugar donde hace más de 100 años, un reportero de prensa (Henry Morton Stanley) se encontró con uno de los mejores exploradores de la época (David Livingstone) y se pronunció una famosa frase que ha pasado a la historia: Dr. Livingstone, supongo.

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Placa de inauguración del Laboratoria de Gombe

Habíamos llegado a Kigoma hacía ya dos días. Aquel día en el que hicimos unos 500 kilómetros desde el Parque Nacional Katavi. Ese día fue nuestro primer encuentro con Kigoma y con el Lago Tanganica, y la primera de las 3 noches que haríamos aquí.

Pero la noche anterior la habíamos pasando en el Parque Nacional Gombe. Pasar la noche en Gombe nos permitía, que por si alguna circunstancia no podíamos ver chimpancés ese día, pudiésemos tener una nueva posibilidad a la mañana siguiente. Pero no fue necesario, ya que tuvimos nuestro encuentro con los Chimpancés de Jane Goodall, en un día de lo más emocionante.

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Laboratorio de Gombe

Este viaje «Tanzania de Este a Oeste» se desarrolló tal y como lo estáis leyendo durante el mes de Agosto del año 2022, en uno de los viajes que realizamos bajo el concepto «Viaja con nosotros». Desde hace años ofrecemos la posibilidad a nuestros lectores, seguidores de redes sociales y clientes de la agencia de viajes a acompañarnos. Y este fue nuestro cuarto «Viaje con vosotros».

Si quieres realizar un viaje similar o parecido a este, consulta las fechas de salida regular o si lo prefieres, pídenos un presupuesto para un viaje en privado a un país que estoy segura que te sorprenderá. 

Info@viajescallejeandoporelmundo.com (somos agencia de viajes con licencia AV.240.AS)

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Amanecer el el parque Nacional Gombe.

Habíamos pasado la noche en Gombe y el amanecer fue un poco desconcertante. Habíamos quedado para desayunar a las 8 de la mañana pero lo cierto es que no sabíamos muy bien la hora que era. Estábamos muy cerca de la frontera con Burundi, lo que hacía que nuestros móviles se actualizasen por momentos y no supiésemos realmente la hora a la que estábamos en Gombe. Eso pasa por no tener un reloj de los de toda la vida.

Finalmente, a las 8 de la mañana, estábamos todos en la puerta de la «tienda-restaurante» para desayunar, antes de poner rumbo de nuevo a Kigoma.

La realidad es que en un viaje normal podríamos haber acabado el viaje aquí, este día, puesto que había un vuelo a las 4 de la tarde dirección Dar Es Salaam que nos permitiría enlazar con el vuelo internacional con destino a España. Y esta fue la opción que escogió Ana ya que no tenía tantos días de vacaciones. Es por esto por lo que tampoco nos podíamos demorar en exceso.

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Partimos hacia Kigoma

Organización de estos días en Kigoma

¿Por qué entonces el viaje no terminó para todos aquí? El viaje original tenía como resultado final llegar a Kigoma, visitar el centro de Jane Goodall en Gombe pero también visitar el Museo de Livingstone. Terminar el viaje este día, no nos permitiría ver el museo de Livingstone ni el lugar de su encuentro con Stanley, que era el fin último de haber hecho la ruta así. Pero ¿porqué nos quedábamos en Kigoma 2 noches más y no una? Quedarnos una noche más sería suficiente para que nos diese tiempo a ver el museo y terminar el viaje, pero había una razón que hacía que el viaje tuviese que ser con dos noches más.

Cuando empecé a preparar este viaje solo había vuelos en días alternos de la semana, con lo cual o partíamos de vuelta hoy, o lo hacíamos dentro de dos días. No había duda, tendríamos que pasar dos noches para poder ver el museo de Livingstone. Pero a mi tampoco me importaba, porque además de ver el museo de Livingstone, esas dos noches nos iban a permitir descansar un poco antes de empezar el largo vuelo de vuelta y volver con las pilas recargadas. Sobre todo, después de haber vivido un viaje intenso, y con muchos kilómetros en nuestras espaldas.

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Llegando a nuestro hotel en Kigoma

Unos meses antes de empezar el viaje, sin embargo, pusieron vuelos todos los días, aunque en lugar de salir a las 4 de la tarde, lo hacían a las 10 de la mañana lo que si nos hubiese permitido poder ver el museo de Livingstone, pasar una solo noche, y volar al día siguiente por la mañana. Eso si, haciendo unas cuentas horas de escala en Dar Es Salaam.

Cierto es que la compañía aérea también nos hizo de las suyas. Nos canceló el vuelo de vuelta ya antes de salir y nos dio como alternativa un vuelo que nos hizo tener que hacer, además, una noche más en Dar Es Salaam, algo que no estaba previsto en el viaje original.

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De vuelta a Kigoma

Después de dos horas de navegación por el Lago Tanganica, llegamos por fin de vuelta a Kigoma. El barco nos dejó justo delante del hotel, que es lo bueno que tiene esta zona y hacer un traslado privado, que te permite bajarte directamente delante del hotel que tengas reservado.

Para estas dos últimas noches y ya que eran las noches de «descanso y relax» del viaje, habíamos reservado uno de los dos mejores hoteles que hay en Kigoma, el Lake Tanganyika Hotel. Al otro iríamos a comer.

Alojarnos en este hotel, también nos permitía estar más cerca del centro de Kigoma y así poder hacer algunas compras. El otro hotel, el mejor realmente de Kigoma, se encuentra mucho más alejado y dependeríamos de taxi para llegar a los mercados.

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La despedida de Ana

Cuando llegamos al hotel vimos que estaban grabando una especie de Videoclip, parece ser que de un reconocido cantante congoleño. Esto nos llevó a echarnos unas buenas risas, sobre todo por la participación o aparición de algunas de nuestras más locas compañeras en el mismo.

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Tras hacer uso de las habitaciones, intentar conectarnos todos a la red wifi del hotel que no fue fácil del todo, darnos una ducha (yo al menos lo necesitaba mucho) y situarnos bien en dónde estaba cada cosa y cada persona, nos fuimos a escoger hora de comida y menú. Aunque inicialmente esta comida no estaba incluida en el precio del viaje, poco antes de salir, decidimos que debía estar, e hicimos los trámites para incluirla. De esta forma evitábamos no tener que buscar un sitio donde comer nada más llegar de Gombe. Cargamos nosotros con los gastos, de la misma manera que decidimos hacer lo mismo con la comida del último día de viaje antes de ir al aeropuerto.

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Así que esta sería nuestra última comida con Ana, que ya se había preparado para largo vuelo de vuelta que le esperaba: Salía las 4 de la tarde en un vuelo a Dar Es Salaam, donde tras unas 6 horas de escala, pondría rumbo a Madrid vía Doha.

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La comida la programamos para la 13:00, de forma que Ana tuviese tiempo de sobra para ir al aeropuerto con tranquilidad, sin prisas. Nos despedimos de ella en el hall del hotel y la vimos subirse, con mucha pena, a nuestro coche de safari. Los cuatro, Gerard, Yuma, Samuel y Sam la acompañaban al aeropuerto.

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Ana en el aeropuerto de Kigoma con Gerard, Samuel, Sam y Yuma

Los mercados de Kigoma

Entre el resto de los que nos quedábamos aún dos días más en Kigoma, hubo quien quiso salir a dar un paseo por el pueblo y hubo quien prefirió descansar de todos estos días de trajín, aprovechar un poco el sol de Kigoma, la piscina (aunque no apetecía mucho meterse en ella), la música del cantante congoleño y la tranquilidad del Lago.

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El resto pusimos rumbo al centro para visitar, sobre todo, el mercado.

En nuestro paseo hacia el centro de Kigoma, paramos en algunas tiendas, para ir haciéndonos idea de precios y para ir entrando en el juego del regateo. Aquí se regatea casi todo, pero sobre todo lo que vimos es que se regatea en estas tiendas un poco más turísticas. En el mercado ya vimos que los precios eran bajos y no existía el regateo. Lo cual da mucha tranquilidad. Sobre todo queríamos comprar telas africanas.

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Pasamos de nuevo por la estación del tren. No era la primera vez que la veíamos ya que habíamos pasado por aquí hacía dos días en nuestra entrada a Kigoma. En ese momento os conté lo siguiente:

Esta línea de ferrocarril, que sale de Dar Es Salaam y llega a la estación de Kigoma, fue construida por los alemanes entre 1905 y 1914. Tenían prisa por abrir vías de comunicación y comercialización con el interior del continente, en su recién adquirida colonia. Lo más fácil, por aquel entonces, fue trazarla por la misma ruta que usaban las caravanas de esclavos y que pasaban por Dodoma (actual capital de Tanzania) y por Tabora (que por aquel entonces se llamaba Kazeh).

Del artículo: De Katavi a Kigoma

Ana, Silvia, Carmen, Rosa, Virginia, Maialen, Rubén y yo, nos adentramos en el mundo del Mercado de Kigoma.

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Para los que seguís habitualmente este blog ya sabéis que además de los faros y las bibliotecas, algo que me chifa visitar en los viajes son los mercados locales. Esta vez no podía faltar. Nos metimos de lleno en un entresijo de «calles» por llamarlos de alguna manera, donde raramente se podían cruzar dos personas. Y allí, entre telas, productos del hogar, comida y todo tipo de artículos empezamos a curiosear y a comprar.

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¿No me digáis que no llaman la atención estas tiendas de telas de mil colores?

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Una cerveza al atardecer.

En el camino hacia el centro nos habíamos encontrado con un español, el único que habíamos visto desde que salimos de casa hacía ya más de 15 días, y con el que habíamos coincidido en nuestro hotel en Kigoma el primer día. También le habíamos visto en Gombe y como parece que el mundo es muy pequeño nos lo volvimos a encontrar hoy de paseo. Nos dijo que había comido, y muy bien, en un local llamado «MetroPub».

Así que al pasar, lo vimos, nos acordamos y decidimos que al día siguiente pararíamos a tomar una cerveza aquí, porque ahora mismo habíamos seleccionado otro, que también parecía un pub. Hay que decir que nos vino de maravilla, después de salir de ajetreado mercado, pero además de la cerveza nos acribillaron los mosquitos.

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No lo habían hecho en más de 15 días por el sur, entre parque y parque, y nos los habíamos encontrado a todos aquí.

Justo en este momento empezaba a caer ya el sol, así que, como no queríamos que se nos hiciese de noche, nos fuimos directos al hotel, donde tras una cena, y unas cervezas nos fuimos a acostar. Aún nos quedan días y queríamos aprovecharlos bien. Al día siguiente, nos tocaba llegar al punto final de la ruta, Ujiji, y recordar la vida de Livingstone y de Stanley.

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