Primer día completo en Glacier National Park.
Aunque era nuestro segundo día en el Parque Nacional Glacier, era nuestro primer día completo en el parque y el tercero de viaje.
Nuestro viaje había comenzado hacía dos días, en un vuelo con Air Transat que nos llevó, vía Montreal, a Calgary, donde pasamos nuestra primera noche. El segundo día de viaje y primero en Glacier, tuvimos que llegar desde Calgary, cruzando la frontera de Canadá a EEUU, hasta Glacier National Park. En ese primer día hicimos algo que nos quedaba «de paso». Visitar Many Glacier y en esta zona del parque, hacer el trail de Ginnell Glacier, aunque no llegamos al propio lago por falta de tiempo.
Hoy, tocaba vivir, nuestro primer día completo en el parque, y aunque no teníamos muy claro si cambiar los planes por las previsiones de lluvia, finalmente, decidimos seguir con ellos y sobre la marcha tomar decisiones. Nos iríamos, directos, a Logan Pass donde nuestra intención era hacer el trail a Hidden Lake.
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Despertando en Glacier National Park: East Glacier
Habíamos puesto el despertador para las 6 de la mañana, pero no hizo falta ni que sonase ni llegar a esa hora para saber qué nuestros compañeros de viaje llevaban ya un buen rato despiertos. Y es que la noche, una vez más, fue movida.
El día anterior había sido 4 de Julio, festivo nacional en EEUU, y es por ello que cuando dieron las 10 empezaron a lanzar fuegos artificiales. Y cada rato iba una tanda, hasta pasadas las doce de la noche. Uniendo a esto, East Glacier está a atravesado por una línea de ferrocarril que transcurre paralela a su calle principal, donde estaba nuestro alojamiento. Cada poco pasaba un tren que se hacía notar. Pero un tren estilo americano, de cientos de vagones de mercancías. Así que también esto lo notábamos y al menos yo, me despertaba. Una vez más vi todas las horas en el reloj, hasta que a las 5 de la mañana decido levantarme, darme una ducha y empezar el día.
Escucho que nuestros compañeros de viaje también están ya despiertos.
Desayunando en East Glacier
Habíamos quedado en avisarnos para desayunar. En la habitación de este motel teníamos un microondas y una nevera. Habíamos llevado desde España una cafetera enchufable, de forma que esta vez sí pudiésemos tomar de vez en cuando un buen café. Así que con el café que hicimos en nuestra cafetera y con algunas cosas compradas en e Walmart el día anterior, hicimos nuestro desayuno en la habitación. Nos reunimos en una de las habitaciones y mientras comentábamos cómo nos había ido la noche, desayunamos copiosamente. Y es que lo íbamos a necesitar. Teníamos por delante un día largo.
Mis mapas de viaje.
Como siempre, elaboro un mapa de viaje en el que pongo todos aquellos puntos que me parecen interesantes y que me ayudan, tanto en la planificación del viaje como, una vez en destino, con la visita a puntos de interés que me llaman la atención. Colocamos también restaurantes y tiendas, que nos viene bien a la hora de seleccionar qué vamos a comer o cenar ese día.
Os lo dejo aquí y recordad que está configurado a capas, por lo que podéis eliminar capas, como la de restaurantes o rutas, y así os quedará un mapa más limpio.
Mi guía de viaje a las Rocosas Canadienses y Glacier en 18 días.
En nuestro artículo anterior, Guía de viaje a las Rocosas Canadienses y Glacier en 18 días, os hemos contado como fue la organización del viaje, como quedó finalmente el itinerario de este viaje además de otras cosas a tener en cuenta como la conexión a internet, el coche de alquiler, los trámites que hay que realizar, y todo aquello que puede seros de utilidad para preparar un viaje similar o parecido.
Recordad que si queréis poner el viaje en nuestras manos, estaremos encantados de hacer de vuestra ilusión una realidad. Podéis escribirnos a info@viajescallejeandoporelmundo.com
Aunque nuestra intención era salir de East Glacier hacia Logan PASS a las 7 de la mañana, finalmente a las 6 y media ya estábamos en marcha. Hasta Logan PASS desde East Glacier son algo más de 1 hora y 20 minutos y se aconseja llegar temprano, porque el parking se llena. Sabíamos que temprano para esto no era, pero bueno, no había otra, así que pusimos rumbo hacia St. Mary primero.
Dudas sobre el planning en Glacier National Park
Teníamos dudas sobre si hacer hoy la ruta de Hidden Lake o no, porque el tiempo no daba bueno y amenazaba con llover. Así que la decisión fue, recorrer Going To The Sun sin detenernos, directos a Logan PASS y una vez allí , si teníamos sitio en el parking decidir si hacer la ruta o no en función de cómo viésemos el tiempo. Si decidíamos no hacerla, bajaríamos viendo los miradores hasta St. Mary y haríamos el resto del planning del día tal y cómo lo teníamos planificando, dejando para el día siguiente, en el que la previsión del tiempo era mejor, hacer Hidden Lake desde Logan PASS.
Pero, cuando nos estábamos acercando a St. Mary, hicimos una parada. Queríamos repostar, por si acaso, ya que en toda la carretera Going To The Sun, no hay gasolineras.
Tras esto, que no nos llevó más de 10 minutos, entramos en Glacier National Park, e hicimos la parada de rigor delante del cartel que lo anuncia.
Recorriendo Going To the Sun hasta Logan Pass
Pasamos el control de acceso sin problema y muy rápido ya que a estas horas todavía no había mucha cola para entrar.
Para acceder a Going to The Sun, además de la entrada al parque o un pase anual de Parques Nacionales, se necesita un permiso que se debe de gestionar antes de llegar, de forma on line y que cuesta 2 dólares. Esto ocurre si accedes desde el Oeste, pero si lo haces desde el Este, como era nuestro caso, no hace falta este permiso. Así que una cosa más que nos evitamos entrando desde East Glacier.
A las 8 y media de la mañana, más tarde de lo que teníamos pensando, llegamos a Logan PASS. Nos costó mucho no hacer ninguna parada en el camino, ya que toda la carretera es una auténtica maravilla, con muchos miradores donde te apetece detenerte. La majestuosidad de las montañas de Glacier, que imponen, unido a la cantidad de glaciares, lagos y cascadas que se ven a tu paso, hacen que quieras detenerte a cada momento. Pero no podíamos hacerlo.
Logan Pass: el punto más alto de Going to The Sun
Al llegar a Logan PASS nos sentimos afortunados, porque justo vimos un hueco, de los pocos que había ya, y sin pensarlo, dejamos el coche. Nos preparamos y decidimos que el tiempo estaba bastante bien como para empezar una ruta que sabíamos que nos iba a llevar, con fotos incluidas, unas dos horas.
Nada más pasar el Centro de Visitantes, empezamos a ver la cantidad de nieve que aún había en el camino y que la mayoría de la ruta, normalmente pasarelas de madera, estaban ocultas tras una manta blanca. Y es que hay que pensar que la carretera por la que llegamos a Logan PASS, Going To The Sun, se había abierto tan solo una semana antes, así que era evidente que nieve tenía que haber. Y la había.
Trail a Hidden Lake en Logan Pass
Empezamos a ascender con mucho cuidado. Un mal resbalón, una caída tonta y podía terminar con nuestro viaje allí mismo. Pero es que, con nieve y con todo, el paisaje era increíble. Nos parábamos cada poco para inmortalizar cualquier rincón de aquella preciosa zona.
Cuando llevábamos algo más de la mitad del trayecto, la cosa no parecía mejorar. La nieve era cada vez más resbaladiza. Había zonas que estaban tan pisadas que parecían una pista de hielo y teníamos que salirnos de la ruta para no acabar en el fondo del valle.
Nos planteamos si continuar o abortar la operación, pero decidimos llegar, al menos a un pequeño recodo y ver desde allí si podíamos saber cuanto quedaba para el final de ruta, y decidir en ese momento si regresar o continuar. Finalmente decidimos continuar. El camino se volvía algo más llano y además un poco más despejado de nieve.
Y no tardamos mucho en contemplar el Hidden Lake, aunque aún se encontraba, en gran parte, totalmente helado. Es cierto que la imagen es muy distinta a lo que esperábamos encontrar, y que casi había que interpretar donde estaba el lago. Pero es que el entorno era tan espectacular que nos quedamos un gran rato contemplando el panorama. Y claro, sacando un motón de fotos.
Me fijo en que hay algo que se mueve un poco más abajo de donde estamos. No conseguimos saber qué es y aunque no había llevado el teleobjetivo, con la cámara y haciendo zoom vemos que es una marmota. Marmota que poco a poco decide acercarse más a nosotros y que nos dejó momentos muy simpáticos y muy tiernos.
Finalmente decidimos emprender el camino de vuelta. Sabíamos qué si complicado había sido subir, bajar lo iba a ser mucho más y no queríamos invertir toda la mañana en esto.
Nada más abandonar la zona del mirador de Hidden Lake, vimos unas cabras, que claro, al estar en un lugar tan frío y todavía casi en invierno para ellas, tenían un pelaje, para nosotros, muy atípico. No estamos acostumbrados a ver cabras así. Así que nos paramos un buen rato con ellas.
Pero era hora de continuar. Poco a poco fuimos bajando. Esta vez, más que al subir, abandonando la ruta marcada por la mayoría de la gente que se empeñaba en seguir, unos tras otros por el mismo sitio, deslizando, tropezando y resbalando a cada rato. Nosotros preferimos hacerlo unos metros más abajo y por lo menos, con la nieve más suelta tener la certeza de que no nos íbamos a acabar rompiendo una pierna. Y haberlo hecho por una zona distinta también nos permitió tener una imagen distinta a la que habíamos visto en el trayecto de ida.
Finalmente, 2 horas después de haber empezado la ruta, llegamos de nuevo al centro de Visitantes de Logan PASS donde nos sorprendió que no hubiese ninguna cafetería, ni nada donde comprar algo caliente que meternos en el cuerpo. Menos mal que también solemos tener previsto esto y llevábamos un termo lleno de café en el coche.
Volvimos a desayunar en aquel entorno privilegiado, rodeados de altas montañas, a unos 2700 metros de altitud y donde el sol parecía que hacía su presencia y que llegaba para quedarse.
Descenso del Going To The Sun hasta St Mary
Entramos en calor, y empezamos el trayecto de vuelta hasta St. Mary por Going To The Sun, ahora si, parando en cada mirador que veíamos.
Nuestra intención para el resto de la mañana era llegar, mirador tras mirador, hasta St. Mary Falls y ahí hacer la ruta hasta Virginia Falls. Pero cuando llegamos al parking, este sí que lo encontramos lleno.
Decidimos seguir bajando el Going To The Sun, ir hasta el centro de Visitantes, salir hasta la zona de la gasolinera donde vimos que había algunas tiendas a echar un vistazo y aprovechar la red wifi del centro de Visitantes para hacer algunas gestiones que esta mañana no pudimos hacer y dar señal de existencia a nuestras familias. Dentro del parque no hay nada de cobertura y mi tarjeta de Vodafone, esta vez, no me sirvió de nada.
Estuvimos un rato por esta zona, aprovechamos también para comprar algunos recuerdos y pusimos rumbo de nuevo hacia St. Mary Falls. Eso si, antes de llegar y como ya era la 1 y media de la tarde, hicimos una parada de avituallamiento en una zona habilitada para hacer lo que hicimos a continuación: un pic nic.
Pîc nic en medio del Going To the Sun
Habíamos preparado en nuestro motel, aprovechando el microondas, unos bagels con una tortilla con atún. Todo comprado el día anterior en el Wallmart. Llevábamos también algunos snaks salados y frutos secos. Y en aquel entorno maravilloso, al lado del St. Mary Lake, comimos rodeados de ardillas.
Aprovechamos para ir al baño y directamente nos fuimos a probar suerte. Y no, no había ni un hueco en el parking de St Mary Falls. Pero esta vez pensamos en que Paula y yo, nos quedaríamos en el inicio de ruta y Rubén y Tino regresarían a un parking más abajo donde habíamos visto que había un hueco. Con la enorme suerte que justo cuando pasaban por el aparcamiento siguiente, salía un coche y pudieron dejar el coche más cerca de lo que inicialmente iba a estar.
Trail a St Mary Falls en Glacier National Park
La ruta de St Mary Falls es maravillosa, sin más. Es una ruta que en los 2.8 kilómetros aproximadamente que tiene hasta Virginia Falls, tiene tantos atractivos, tanto en lo que fijarte, tanta imagen de postal que no es de extrañar que el parking esté lleno siempre y que sea una ruta tan frecuentada.
Además, esta zona, suele ser una zona de paso frecuente de osos, con lo que la probabilidad de verlos es muy grande. Y no, no vimos ninguno, había demasiada gente en el sendero, pero al regresar, si vimos un cartel, que indicaba que otra ruta que sale de la misma zona, estaba cerrada por gran cantidad de osos. Así que si, supusimos que muchos tendría que haber para que decidiesen cerrarla.
Y si, la ruta que seguimos, primero hasta St. Mary Falls y después hasta Virginia Falls parecía la Quinta Avenida en hora punta, pero aún así mereció mucho la pena hacerla. Y más hacerla hasta el final, hasta Virginia Falls, porque si St Mary Falls ya es una maravilla, Virginia Falls es sencillamente espectacular. Además, estaba en pleno deshielo con lo que la cantidad de agua que bajaba era impresionante. Salimos de allí totalmente empapados de agua pero la experiencia fue brutal.
Estuvimos bastante tiempo en Virginia Falls hasta que decidimos regresar ya al coche sin hacer casi paradas. Casi otras dos horas de ruta y una satisfacción plena por lo que acabamos de vivir aquí.
Ya no teníamos agua. A diferencia del año anterior en Yellowstone y Grand Teton, donde no tuvimos ningún problema a la hora de rellenar nuestras botellas, en Glacier, salvo en Logan PASS no vimos ningún sitio para hacerlo.
Estábamos sedientos y regresamos a la zona de St. Mary, al inicio del Going To The Sun, a comprar bebidas.
Y es que nos quedaba de camino. Esto no supuso un cambio de planes en sí, ya que nuestra siguiente parada del día sería en la poco frecuentada zona de Glacier, Two Medicine.
EEUU de Cine
La subida Going to the Sun es una ruta muy cinematográfica. La podemos ver por ejemplo en la película El resplandor (1980), dirigida por Stanley Kubrik como adaptación de la famosa novela de Stephen King. En la introducción y créditos iniciales de la película se nos permite disfrutar de parte de esta espectacular ruta, donde un helicóptero sobrevuela en Staint Mary Lake y la Goose Island, para a continuación presentarnos el coche conducido por Jack Nicholson ascendiendo por la serpenteante carretera:
Zona de Two Medicine Lake
Antes de llegar al Centro de Visitantes de Two Medicine, paramos en la zona de Running Eagle Falls. Un sendero de unos 500 metros, solo ida, que nos llevará a unas cascadas. La pena fue que teníamos el sol justo en frente y eso al final desluce un poco e impide ver todos los detalles del entorno.
Había un montón de familias bañándose y disfrutando del día, algo que nos llamó la atención porque hasta este momento no habíamos visto a nadie meterse en las aguas del Parque Nacional Glacier.
Llegamos hasta el centro de Visitantes de Two Medicine donde vimos el ir y venir de los barcos que atraviesan el lago. Entorno precioso pero quizá menos que lo que habíamos vivido el día anterior en MANY GLACIER. Quizá por estar tan a desmano es por lo que esta zona no es de las más populares del parque.
East Glacier en Glacier National Park
Eso si, lo teníamos muy cerca de nuestro alojamiento, así que en nada ya estábamos entrando en East Glacier. Hicimos una parada en la tienda, compramos algunas cosas como la nevera de corcho para el coche que no conseguimos encontrarla en el Wallmart, algunas cosas más para comer y nos fuimos directos a darnos una buena ducha.
El problema fue el bajón que nos produjo, después de un día de tanto movimiento y sobre todo, de tanta calor con la que no contábamos, meternos en la ducha. Pero es que el cuerpo era lo que pedía, y no podíamos salir a cenar sin hacerlo.
Cenando en East Glacier Stageline Pizza
Cenamos en una pizzería del pueblo, la East Glacier Stageline Pizza, que fue todo un acierto. Pedimos, unos nachos para compartir, una pizza familiar para nosotros 3 y una individual para Rubén. Además de unas limonadas. Les dimos inicialmente 8 dólares de propina. La cuenta eran 62 y redondeamos a 70 dólares, pero se ganaron otra propina más.
Y es que, nos levantamos a pedir una limonada más. Las limonadas de medio litro costaban 2 dólares, así que los llevábamos preparados y la pagamos. Al cabo de un rato no levantamos a pedir otras 3 más y llevábamos los 6 dólares que costaban. Cuando Rubén fue a pagarlas le dijeron que no, que las limonadas al ser de surtidor, podíamos pedir las que quisiésemos, que solo se pagaba la primera. Y vinieron a pedir perdón por habernos cobrado la anterior, a devolver esos 2 dólares y a traernos unas 4 limonadas más. Nos pareció un detalle que nos avisasen, que reconociesen su error anterior y por eso les dejamos una nueva propina más.
Además, nos sobró la mitad de la pizza, porque era enorme, y decidimos pedir que nos la pusiesen para llevar. Ya teníamos comida para el día siguiente.
Nos fuimos a acostar porque el día había sido largo y a las 22:00 me meto en la cama y espero dormir lo antes posible. Cruzo los dedos para que esta noche no pasen muchos trenes, porque ya se que fuegos artificiales no va a haber.
El despertador volverá a sonar a las 6 de la mañana.
Nuestro hotel en East Glacier.
Whistling Swan Motel. Se trata del típico motel americano en el que aparcas tu coche justo delante de la puerta de la habitación asignada. En este caso, cuando entramos en el recinto, en forma de U, nos sorprendió que el edificio en si era muy sencillo. Se trata de un edificio de madera, donde las «cabañas» están una al lado del otro.
En un principio te llama la atención porque no parece ser lo mismo que has reservado, pero lo es. Llama la atención, sobre todo, porque no es barato y piensas que va a ser algo mejor. Pero también habíamos leído los comentarios sobre el sitio y más o menos todo el mundo decía lo mismo que estábamos viviendo nosotros. Que pese a ser un sitio sencillo, es cómodo y que te encuentras bien.
Bien es cierto que era de lo más barato que encontramos en Glacier que se acomodase a nuestras necesidades.
Las cabaña son enteramente de madera y al igual que nos sucedió en su día en el rancho en el que dormimos en Grand Teton, cada habitación es distinta y tiene distintas cosas. Vimos que algunas tenían una pequeña cocina. Las nuestras no lo tenían. Pero teníamos un microondas, un hervidor y un refrigerador. Suficiente para lo que necesitábamos estas dos noches.
Dentro, las cabañas son muy pequeñas, mucho más de lo que cabe esperar por el precio. La nuestra tenía un pequeño lugar de madera donde podíamos colgar algo de ropa. Con lo fácil que es, en una cabaña de madera, colocar, al menos, unos enganches en la pared para no tener que dejarlo todo en el suelo. En la otra habitación no había ni eso.
El baño era mínimo, aunque suficiente. Eso si, no podíamos entrar los dos a la vez, y para ducharse había que cerrar la puerta del baño, y aún así, la alfombra del baño había que doblarla.
Y claro, al ser de madera, y de madera sencilla, se escuchaba todo. Esto no tendría mucha importancia si no fuese por el hecho de que era 4 de julio, y las festividades de este día se hicieron notar hasta las 12:30 de la madrugada. También que estamos en un pueblo que es una línea a lo largo de una carretera y a lo largo de una vía de tren. Vía de tren por la que pasan kilométricos trenes de mercancías, que sí, se escuchan pasar durante toda la noche. Y más para alguien que tiene jet lag. En condiciones normales estoy segura que yo no escucharía nada, pero al ser la segunda noche en el país, nos costó dormir.
No obstante y pese a todo ello, estuvimos muy contentos con la elección
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