Ruta por Maligne Canyon y Patricia Lake en Jasper
Este era nuestro segundo día completo en Jasper, pero en realidad el tercero desde que entramos, por la Icefield Parway en terrenos del Parque Nacional. El primer día lo dedicamos a hacer la Ruta por el Valle de los 5 lagos y Mount Edith Cavell y en este segundo día en nuestro planning estaba hacer la ruta por el Maligne Canyon, visitar los lagos Annette y Edith y por la tarde, quizá, Patricia Lake y Pyramid Lake. Pero íbamos a decidir sobre la marcha.

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Otra noche que había dormido fatal. Al final el cansancio se iba acumulando. El calor que hacía en Jasper era insufrible y no pensábamos, ni por un momento, que nos íbamos a encontrar con una ola de calor semejante.
Nos levantamos temprano, y tras desayunar en nuestra suite de dos habitaciones con cocina y salón, pusimos rumbo a nuestro primer destino del día.
Queríamos hacer, antes que otra cosa la Ruta por el Maligne Canyon. Había amanecido nublado, y una de las premisas que teníamos antes de salir a la hora de realizar esta ruta, es que la íbamos a dejar por si algún día hacía malo, ya que preferíamos hacer con sol otras rutas por otros lagos, como la de día anterior por el Valle de los 5 Lagos. Así que cuando vimos que amanecía, a unos increíbles 12 grados, y nublado, decidimos que este era el día indicado para hacer la Ruta por el Maligne Canyon.
Una de las razones de hacer la ruta si hacía malo o si no hacía sol, es precisamente porque toda la ruta que sigue el Maligne Canyon, es una ruta entre árboles, motivo por el cual vamos a estar en sombra y que haga sol o no, a la hora de ver los colores del agua, no va a influir en absoluto.
Mis mapas de viaje.
Como siempre, elaboro un mapa de viaje en el que pongo todos aquellos puntos que me parecen interesantes y que me ayudan, tanto en la planificación del viaje como, una vez en destino, con la visita a puntos de interés que me llaman la atención. Colocamos también restaurantes y tiendas, que nos viene bien a la hora de seleccionar qué vamos a comer o cenar ese día.
Os lo dejo aquí y recordad que está configurado a capas, por lo que podéis eliminar capas, como la de restaurantes o rutas, y así os quedará un mapa más limpio.
Todos los puntos que teníamos previsto visitar en Jasper, están marcados en color violeta.
Además, tenéis una guía completa con todos los datos que utilicé para la preparación de este viaje en: Mi guía de Canadá
Ruta por Maligne Canyon en Jasper National Park
La idea de hacer la Ruta por el Maligne Canyon a primera hora de la mañana, y por tanto madrugar, es porque esta ruta es muy frecuentada por familias y por el turismo en general. Es una ruta sencilla, sobre todo si la haces en un solo sentido, y es por ello por lo que el parking del Primer Puente se llena desde tempranas horas de la mañana.
Si por la razón que fuese no encontrásemos aparcamiento, no nos quedaría otra que aparcar en el quinto puente, y hacer la ruta hacia arriba. Ya que es donde hay otro parking disponible.

De todas maneras, nuestra intención principal a la hora de hacer la ruta hacia abajo, desde el Primer hasta el Quinto Puente, era que parte del grupo esperaría, y parte del grupo tendría que subir a buscar el coche al parking. Es decir, no todos haríamos la ruta de ida y vuelta.
Algunos datos sobre la ruta por Maligne Canyon
- Son algo menos de 4 kilómetros si llegamos al quinto puente, ida y vuelta. El sexto se puede visitar en coche. Aunque hay otra opción de 2 km yendo solo hasta el cuarto puente, y otra opción es ir todos al quinto puente, y parte del grupo quedarse y parte regresar a por el coche. El quinto puente tiene aparcamiento.
- La parte más interesante del cañón está entre el primer y cuarto puente, que casualmente son los que mas cerca se encuentran. Desde El Cuarto al Quinto puente, la ruta ya no es tan espectacular, porque deja de ser un cañón y simplemente caminarás a lo largo del río. Del Quinto al Sexto puente, ya pierde todo interés, salvo por el paisaje, claro, pero si venimos hasta aquí a ver el cañón, el cañón ya habrá desaparecido.
- Este es el trak de la ruta circular hasta el Quinto Puente: son unos 3.7km y fue la ruta que finalmente solo hizo Rubén.
- Los aparcamientos disponibles están en el Primer Puente, en el Quinto Puente, y en el Sexto Puente. El del Sexto Puente al ser el más apartado, es en el que más probabilidades hay de encontrar sitio.
- En mi opinión, la ruta por el Maligne Canyon es muchísimo más impresionante verlo en pleno invierno que ahora. Y no es que ahora no tenga belleza o interés, pero en pleno invierno se congela todo el cañón y se puede hacer la ruta por la parte de abajo, con todas las cascadas y el río totalmente congelado. Creo que es la única actividad de todo el Parque Nacional Jasper que me gustaría hacer en pleno invierno.
- Lo que ese el cañón en sí tiene una longitud de 1.2 kilómetros. En la parte más profunda alcanza los 55 metros, convirtiéndolo así en el cañón más profundo del Parque Nacional Jasper.
- Todos los parkings son gratuitos.
Primer puente. Maligne Canyon.
Dejamos el coche aparcado en el aparcamiento del Primer Puente. A estas horas de la mañana todavía encontramos bastantes sitios libres. Aquí, además del aparcamiento, un panel informativo sobre la ruta y aseos, también hay un pequeño hotel y una cafetería. Es el único punto de la ruta donde podrás comer o beber algo. Así que lleva provisiones por si acaso.
Muchos viajeros deciden no caminar en Maligne Canyon y simplemente dejan su coche aparcado en el parking del Primer puente y se acercan hasta el primer puente, que está justo al lado. De esta forma se pueden hacer una idea de lo que es el Cañón Maligne pero sinceramente, en una media hora habrás recorrido la parte de ruta que lleva hasta el cuarto puente, y es algo que no nos deberíamos perder, porque lo más interesante está río abajo.

El Maligne Canyon, es un cañón, como su nombre indica, que ha sido esculpido en la roca por la erosión provocada por el paso del río Maligne. Este río nace en el lago Maligne Lake que más abajo, se abre para dar lugar al Medicine Lake. A su paso por donde nos encontramos, la erosión ha dado lugar a este profundo cañón, antes de verter sus aguas al río Athabasca.
La ruta de Maligne Canyon es habitual hacerla en combinación con la visita a estos dos lagos, el Maligne y el Medicine, ya que están en la misma carretera. Esta carretera es una atracción en si misma, y en ella es habitual poder ver vida salvaje.
Por eso, si planeas una ruta por esta zona lo ideal es hacer el Maligne Canyon por la mañana y visitar los lagos Medicine Lake y Maligne Lake por la tarde, que es cuando más se recomienda visitar estos dos lagos debido a la orientación del sol. Nosotros lo haremos en días distintos, pero sería la forma natural de hacerlo.

Ruta desde el Primer hasta el Cuarto Puente: Maligne Canyon
Como os comentaba más arriba, la ruta que va desde el primer puente al Cuarto Puente es la más atractiva. Entre estos dos puentes es donde encontramos realmente el cañón. Un cañón que por momento llega a ser tan profundo que perdemos de vista el agua.
Hacer este tramo, en pleno invierno, pudiendo caminar por el fondo del cañón tiene que ser una auténtica maravilla.

Lo es ahora, en verano, con el agua fluyendo, y teniendo que verlo desde la rivera del cañón, que por seguridad en muchos tramos, está vallado.
La maravilla de este cañón no solo está en la altura del mismo, sino en el color del agua que fluye por él, de un color tan claro que parece irreal.
Tardamos algo menos de una hora en recorrer tranquilamente este trayecto, y cuando dejamos atrás el cuarto puente, con él dejamos también atrás el cañón. El terreno se abre y el río se ensancha sin perder ese color tan mágico y característico de él.
Hasta que llegamos al Quinto puente, en el que perdió ya la magia de los puentes anteriores pero donde sobre todo, las mejores vistas, están antes de llegar.
Espera en el Quinto Puente.
Al lado del Quinto Puente hay un parking para coches. También había alguna mesa.

No habíamos encontrado mucha gente en toda la ruta, y donde más personas vimos fue justo aquí, en el inicio de la ruta desde el Quinto puente, pero ya se iban, dirección al primero. Vimos más gente aquí que en toda la ruta, porque era un grupo grande, iban todos juntos.
Cuando empezaron su ruta, volvimos a quedarnos en la soledad y tranquilidad del Cañón Maligne. Nos sentamos a contemplar las vistas desde una de las mesas de pic nic, mientras Rubén, solo, hacía la ruta de vuelta pero por el bosque. Allí, nosotros tres, esperamos, menos tiempo del que creíamos, hasta que Rubén aparcaba el coche en el parking del Quinto Puente y nos subíamos a él.
Picnic en el Sexto Puente del Maligne Canyon
Poníamos rumbo al Sexto Puente.
El Sexto Puente es un puente metálico, sin tampoco ningún atractivo en sí, salvo por el propio paisaje que lo rodea. Un extenso bosque, las montañas y el río Maligne cortándolo por el medio. Allí, en aquel entorno tan idílico, hicimos nuestro picnic de media-mañana.
Lake Annette
El día de hoy había amanecido muy nublado y por eso habíamos decidido, en parte, hacer la ruta del Maligne Canyon. Pensábamos que iba a despejar a lo largo de la mañana pero la realidad es que no fue así. Aunque no hubiésemos tenido reserva para el día siguiente para hacer la Spirit Island en el Lago Maligne, tampoco hoy hubiésemos completado la ruta con el lago Maligne y el Lado Medicine, porque creo que esos lagos, hay que verlo con sol.

Así que tomamos la decisión de ver otros lagos, que estaban cerca de donde nos encontrábamos y además de camino hacia Jasper. Como todo está tan cerca en este parque, queríamos regresar en el día de hoy al hotel y hacer uso de la cocina para comer. Es por ello por lo que visitar los Lagos Annette, Edith y Beauvert en el resto de la mañana, nos venía de maravilla.
Dejamos el coche aparcado en un parking situado entre los lagos Annette y Edith. Nos dirigimos al primero de ellos, el Annette.
Se respiraba un ambiente muy tranquilo este día en el lago. Un lago, que pese a verlo con el tiempo tan nublado, nos pareció precioso, con las nubes y las montañas circundantes reflejándose en el agua y con las tablas reposando en la orilla, que le daban un toque mucho más pintoresco.

Lake Edith
Por contra, al Lago Edtih le vimos menos atractivo. También es cierto que había más gente y que además es mayormente utilizado por familias a modo de playa y picnic, y que entre todo, y que con lo nublado que estaba, lo hacía todo muy oscuro, le quitaba todo mucho atractivo. Aún así estuvimos un rato paseando por la «playa» del lago, hasta que decidimos regresar al coche y poner rumbo al siguiente Lago.
Lake Beauvert
Llegar hasta el Lago Beauvert nos costó más de lo que nos pudiésemos imaginar. Por alguna extraña razón acabamos entrando en el complejo del Fairmont Jasper Park Lodge, y nos costó salir de ahí. Entre las calles que tenían cortadas por obras, y las zonas a las que solo podían acceder los clientes registrados, no conseguíamos encontrar la salida. Pero finalmente, conseguimos llegar a la puerta de acceso de nuevo y retomar el camino hacia alguno de los parques públicos del Lago Beauvert.

Dejamos el coche aparcado y nos fuimos directos a la rivera del lago. Allí vimos que había un sendero que bordeaba todo el lago. Sin intención de hacerlo entero, ni mucho menos, decidimos caminar un poco y fue lo mejor que pudimos hacer.
Porque si ya las vistas desde el aparcamiento eran preciosas, la cosa fue mejorando por momentos. El lago es maravilloso, y los colores que tenía el agua, y el verde de los campos de golf, tan intenso, con las nubes, que parecía que de cuando en cuando dejaban pasar algún rayo del sol, lo hicieron de lo más mágico.

Con estas imágenes de postal pusimos punto y final a nuestra mañana por el Parque Nacional Jasper.
Comiendo en nuestro hotel
Regresamos a nuestro hotel, donde teníamos una suite de dos pisos, dos habitaciones y una cocina. Aprovechamos esto para poder prepararnos una comida en casa, disfrutar tranquilamente de ella, y descansar un rato antes de empezar las rutas de la tarde.
Para esta tarde tenía previsto visitar otros dos lagos, el Patricia Lake y el Pyramid Lake. Pero quería hacerlo más hacia el atardecer, así que aún teníamos horas por delante.
Aunque tenía algunos puntos más para visitar en Jasper, por si en algún momento pasaba esto, que tuviésemos un hueco libre, ninguna de esas visitas me llamaba la atención ahora mismo. Una era llegar hasta la zona de acceso al Parque Nacional del Mount Robson, y ver las vistas que hay desde el Visitor Center. Pero al no estar el día tan despejado, pensé en dejarlo pasar, no fuese a ser que después de recorrer 90 kilómetros no se viese nada.
Otra opción era visitar las Miette Hot Springs, pero después del calor habíamos pasado estos días en Jasper y del que aún hacía, no nos apetecía lo más mínimo meternos en unas piscinas de agua caliente.
Mi hermano y Paula decidieron que iban a tomarse la tarde de relax. Rubén y yo nos pusimos a mirar en la aplicación de All Trails, para ver qué podíamos hacer. Y finalmente decidimos hacer una ruta por el Patricia Lake.
Ruta por la zona norte del Patricia Lake
He de decir que empecé esta ruta sin mucha ilusión y eso, en parte, condiciona mucho el cómo vamos a verla, a disfrutarla, y a llevarla a cabo. Y digo esto, porque lo que pasó quizá tenga mucho que ver con mi predisposición a hacerla (o a no hacerla).

Cuando decidimos, sentados en el sofá de nuestro apartamento en Jasper, que íbamos a hacer esta ruta y no otras, fue por varias razones. Queríamos hacer alguna ruta que estuviese cerca de Jasper, que no fuesen muchos kilómetros para que no nos llevase mucho tiempo y que tuviese unas vistas bonitas.
Lo que veíamos en internet de la ruta, a mi, personalmente no me llamaba mucho la atención. Muchas veces veo estas rutas más de andar por andar, que por lo que me van a suponer. No encontraba unas imágenes impactantes, ni nada por el estilo que me llamase a hacer esta ruta. Pero Rubén quería hacerla, así que me resigné y nos dirigimos al aparcamiento del Patricia Lake.

Vimos la señalización de comienzo de ruta, y nos pusimos a ello. Al poco de empezar a caminar, empecé a sentirme fatal. Empecé a pensar que nos íbamos a encontrar de bruces con un oso, como nos había pasado el día anterior en el Valle de los 5 Lagos, y estaba asustada. Veía que la ruta era por un sendero, bordeando el lago por la zona norte, por el medio de un bosque bastante cerrado.

Los árboles, estos típicos pinos de forma triangular, me hacían pensar que debajo de esas ramas podía haber un oso, y cada dos pasos me tenía que parar para observarlo todo y escucharlo todo. Empecé a ponerme muy tensa. Íbamos los dos solos y además no se veía ni se intuía a ninguna otra persona en kilómetros. No lo voy a negar, iba totalmente impactada.
Empecé a cantar. Y Rubén a reírse. No entendía que me estuviese poniendo tan tensa. Si unimos a todo esto, que la ruta era más o menos lo que comentaba antes, una ruta por el medio de un boque sin mucho más que aportar, ni vistas, ni nada, pues la cosa se complicaba más. No tenía entretenimiento alguno salvo ir con todos mis sentidos puestos en encontrar, o más bien no encontrar, a un oso en el camino.

Terminamos la parte llana de la ruta y empezamos a subir. Aquí el bosque desaparece en parte, y pasamos por una parte de pradera.
Empezamos a escuchar ruidos y yo me paré en seco. Y canté, mucho. Al rato vemos que se acerca una pareja en bicicleta. Ella se baja a nuestra altura, aunque no se para, sigue caminando con la bicicleta en la mano. Su pareja se para y le pregunta algo. Ella iba tan asustada como iba yo, y tampoco quería seguir con aquello.

En este momento, Rubén me pregunta si quiero dar la vuelta. Miro el mapa de ruta. Estamos en la mitad. Así que me da igual dar la vuelta que continuarla. Y continuamos. Y llegó un momento que empecé hasta a ver las cámaras de vigilancia de vida salvaje. No hizo que me relajase más.

Pero si es cierto que el final de la ruta lo disfruté mucho más. Llegamos a una zona de agua encharcada. Típico lugar donde suelen estar los alces. Pero no vimos ninguno. Eso si, el sitio era precioso y quizá por ello me vine arriba, dejé de pensar en los osos y me concentré en disfrutar del momento.


El sendero que nos llevó de vuelta a la carretera inicial, era muy mágico, con árboles de corteza blanquecina que le daba a todo un aire muy especial. No habíamos pasado por ningún sitio semejante a esto. Cierto es, que empezamos a ver otros signos de presencia de osos como marcas en los árboles y alguna que otra huella. Pero ya no quedaba mucho para el final y, un rato después llegábamos a la carretera principal, ya asfaltada que nos llevó de vuelta al coche.
De paseo por Jasper
Con esto dimos por concluida nuestra experiencia realizando en soledad una ruta por los bosques de Jasper y regresamos al hotel, donde nos esperaban Tino y Paula, a los que les había ido enviando algún que otro whatsapp para que viesen, no solo mi estado de histeria, sino también que seguíamos vivos pese a todo.

Nos dimos una ducha rápida y salimos a disfrutar de las últimas horas del día en Jasper. Aunque aún no serían las últimas.
Dimos un paseo por el pueblo, tomamos un helado, hicimos algunas compras y decidimos que era hora de buscar un sitio donde cenar.

Cenando en Jasper Pizza Place
El día anterior habíamos visto esta pizzería que nos había llamado la atención. Se trata de Jasper Pizza Place, y decidimos entrar. Había muchísima gente, y eso hizo que pensásemos que habíamos acertado con el sitio. Pedimos mesa y no hubo ningún problema. Un majísimo camarero nos pidió que le siguiésemos y nos prepararon una mesa para 4.



Un par de cervezas, unos refrescos sin alcohol, una pasta de ravioles, una pasta Alfredo con pollo y una pizza para dos, junto con unos bollos de canela de postre, subieron la cuenta, propina incluida, a 155 dólares (unos 104 euros los 4, 26 euros por persona).
Atardecer en Pyramid Lake
Pero el día no había terminado aquí. Regresamos al hotel, cogimos de nuevo el coche y subimos a ver el atardecer en Pyramid Lake.

La verdad es que el sitio es precioso. No vivimos el mejor atardecer de nuestras vidas, pero ese puente de madera, que lleva hasta una pequeñita isla en medio del lago, con el atardecer cayendo, lo hace muy fotogénico. Lástima que el día estuviese excesivamente nublado como para percibir bien el atardecer, pero aún así nos pareció un lugar mágico.
Estuvimos hasta que se hizo de noche. Había muy buen ambiente en la zona. Familias enteras sentadas en sus sillas de picnic, con cervezas, refrescos y algunos hasta con barbacoa, daban también allí por terminado su día. Y nosotros regresamos al hotel con la no intención de madrugar para ver el amanecer. Era algo que teníamos previsto para el día siguiente, pero viendo lo nublado que estaba y como nos había ido el atardecer, preferimos no madrugar tanto y descansar un poco.

Todos estos días en los que el calor había sido tan insufrible, viviéndolo en un sitio donde no están preparados para estas temperaturas, estaban causando mucha mella en nuestros cuerpos. Dormir mal durante tantos días, descansar peor, y además caminar mucho, hacían que el cansancio se notase, y mucho.
Así que preferimos tomarnos la mañana siguiente de total relax, sin poner el despertador y desayunando, muy tranquilamente en nuestro alojamiento en Jasper.
Nuestro alojamiento en Jasper
Cuando decidimos que pasaríamos 4 noche en Jasper, teníamos claro varias cosas: una era que nuestro alojamiento tenía que estar ubicado en la propia ciudad. Hay mucha gente que se aloja en otros pueblos, pero nosotros, aquí, queríamos estar céntricos, con opción para ir a cenar cada día a un restaurante. Además, queríamos tener cocina, para poder desayunar tranquilamente antes de salir, e incluso, si no nos apetecía salir a cenar, hacerlo aquí.

Al reservar con mucho tiempo y sobre todo al ser 4 personas, no nos salió tan caro como podría parecer. Además, pensando en el cómputo general del coste del viaje era perfectamente asumible. Así que reservamos un apartamento, con cocina, dos habitaciones y un baño. El hotel e de estilo motel americano, de dos pisos, donde aparcas el coche casi delante. Además, tiene todos los servicios posibles, ya que si te apetece no salir y cenar, tiene un pequeño restaurante, tiene también spa, y piscina. También tiene una sala para hacer la colada. Todo lo que vimos era un plus para decidirnos por quedarnos aquí.

El apartamento tenía dos plantas. En la planta de abajo estaba la cocina, abierta a un pequeño salón, con una pequeña terraza, una habitación con cama doble y un baño.
En la parte de arriba, en la bajo cubierta, había otra habitación con 3 camas pequeñas, donde nos quedamos Rubén y yo. Estuvimos muy cómodos y estaríamos en general más cómodos si no hiciese la calor que hacía esta temporada en Canadá.

(Recordaros que estábamos sufriendo una importante ola de calor, para lo que en general no están preparados en esta zona. El apartamento tenía calefacción e incluso chimenea, pero no había aire acondicionado, claro. Nos apañamos estos días con unos ventiladores, los que había en el apartamento y uno más que nos dejaron en recepción porque con los que había no era suficiente para mover el aire, sobre todo de la parte de arriba).

Ciertamente, nos encantó la experiencia y volveríamos a repetirla sin duda alguna.

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