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Día 4
Diario Estonia, Letonia y Lituania en Navidad

Nos levantamos a las 7:30 con la intención de aprovechar muy bien el día ya que no solo era nuestro último día en Vilnius sino que además teníamos que coger un autobús a las 6:30 de la tarde con destino: Riga.

Así que nos levantamos con mucha pereza. La noche del Viernes al Sábado en la que solo habíamos dormido 3 horas y media seguía notándose y costaba levantarse.

Emprendimos el camino hacia la zona de la Universidad y de ahí a una cafetería que habíamos visto el día anterior y que nos había gustado mucho para desayunar. Así que entramos, nos acomodamos y pedimos (en la barra porque no atendían en las mesas) un par de cafés y unas porciones de tarta. La tarta esta riquísima pero la amabilidad de la gente… en fin… que lo comentaré más adelante pero os adelanto que o no son especialmente atentos o desde luego en el viaje nos encontramos con la esencia de la amargura porque la verdad es que les falta un poco de sangre en el cuerpo y un poco de encanto. 

El día había amanecido pues igual que el día anterior, con ganas de llover, un día apagado y gris. Para el día de hoy habíamos planeado volver a entrar en las iglesias en las que ayer habíamos entrado y que estaban en misa para poder sacar alguna foto, así que fue lo que hicimos, recorrer la calle Pilies y de ahí hacia arriba, peroooooo, nos encontramos casi todo cerrado, por no decir todo. No pudimos entrar en ninguna y hasta la iglesia de los Santos Juanes que no habíamos entrado todavía nos la encontramos cerrada. Así que nos tomamos el día con mucha tranquilidad. Como hasta las 5 de la tarde no teníamos que recoger las maletas (que las habíamos dejado en el apartamento) pues continuamos con nuestro tranquilo paseo por Vilnius, entrando en tiendas, mirando cosillas….  Solo pudimos entrar en la Iglesia del Espiritu Santo.

Encontramos la iglesia de San Casimiro cerrada.

Nos vamos a la calle Pilies y de ahí directamente a la plaza de la catedral. Como esta si estaba abierta nos metimos un ratito, que esta vez no tenía misa, por lo que no se veía tan lucida como la habíamos visto el día anterior porque no encienden demasiadas luces pero se estaba muy bien, protegidos de la lluvia y del frío.

Estuvimos un rato por la plaza y fuimos a tomar un café en una cafetería próxima a la catedral y en la avenida de las Gediminas.

Teníamos intención de subir en el funicular que nos llevaría a la Torre Gediminas pero cuando llegamos allí una amable mujer (y en este caso si que fue amable, por lo que hay que decir que excepciones siempre hay) nos dijo que ese día el funicular y la Torre estaban cerrados (luego entendimos que por mantenimiento porque estaba gente limpiando y haciendo obras), pero que podíamos acceder a la torre atravesando un agujero que había en la valla.

Observamos la valla, observamos el agujero y por allí nos colamos. Empezamos a subir la cuesta que nos llevaba a la torre con mucho cuidado y precaución porque el camino no estaba en muy buenas condiciones, por algunos lados los adoquines estaban levantados, había mucho barro, estaba todo húmedo y en cualquier momento podías resbalar e irte al suelo. Cuando llegamos a la zona del funicular estaba ya lloviendo así que nos resguardamos un poco bajo el techo de la caseta y desde allí contemplamos las vistas y sacamos alguna foto.

Al cabo de un rato y todavía lloviendo salimos y subimos hasta la torre. La verdad es que en un día despejado y con sol las vistas desde aquí tienen que ser dignas de ver. Pero con el día que hacía… pues deslucía bastante. Estuvimos un rato por la zona, siendo observados por la gente de mantenimiento que estaba haciendo su trabajo pero que en ningún momento nos dijeron nada por estar ahí arriba. Eso si, no había ni un turista más.

Cuando ya era la hora de comer decidimos probar con un Hesburguer (una hamburguesería estilo McDonalds). Bueno pues nos entendieron mal y en lugar de Chiken Burguer nos dieron Cheese Burguer. Con lo poco que me gusta a mi la carne. Pues nada, la comí sin rechistar demasiado

Al salir empezamos a recorrer la Avenida Gedimina. Pasamos por el parlamento Lituano y como al otro lado del río se veía una impresionante Iglesia Ortodoxa nos dirigimos hacia allí. Y la verdad es que la iglesia es muy muy bonita, pero pasamos bastante frío cruzando el río.

Volvemos otra vez a cruzar el río. Recorremos la Avenida de vuelta y por el camino en lugar de seguir hacia la plaza de la catedral cogemos una de las calles perpendiculares y vemos hacia donde nos lleva. Sin rumbo fijo recorremos calles de Vilnius hasta que intentamos ubicarnos porque teníamos que ir pensando en recoger las maletas.

Volvemos otra vez a cruzar el río. Recorremos la Avenida de vuelta y por el camino en lugar de seguir hacia la plaza de la catedral cogemos una de las calles perpendiculares y vemos hacia donde nos lleva. Sin rumbo fijo recorremos calles de Vilnius hasta que intentamos ubicarnos porque teníamos que ir pensando en recoger las maletas.

La verdad es que Vilnius está muy bien señaliada y a cada paso te encuentras señalizaciones con la dirección que debes tomar para ir a los principales puntos turísticos y la distancia que te queda. No hay posibilidad de pérdida. Enseguida vimos la dirección al ayuntamiento. Dimos una última vuelta por la zona. Entramos en alguna tienda. Visitamos por última vez los mercadillos y puestos callejeros. Compramos algunos  recuerdos, recorremos la calle Pilies hasta el final y ya nos vamos al apartamento. Recogemos las maletas y la factura (que tuvimos que pedir porque no teníamos ningún justificante de pago y después de todo lo que nos pasó con la dueña como para booking.com nos reclamara el pago).

En 20 minutos a pie estábamos en la parada del autobús. Nos costó localizar el andén, el 20, porque había poca iluminación y justo cuando llegábamos al 19 se suponía que a continuación estaba el 20, pero no se veía, así que tuvimos que preguntar. No fuimos los únicos a los que les pasó.

Nos despedimos de Vilnius no con pena, pero si con la sensación de que nos habíamos dejado en el tintero ir a Trakai, que estaba entre nuestros planes iniciales pero que desechamos al saber las pocas horas de luz de que disponíamos para ver Vilnius y que el primer autobús salía demasiado tarde para lo que yo quería hacer. Así que días antes de partir tomamos la decisión de centrar todo nuestro tiempo en Vilnius, y fue un acierto, pero la pena la seguimos teniendo.

A las 18:30 y muy puntualmente salimos con LuxEspress dirección Riga, en primera clase (jeje). La verdad es que el autobús está muy bien. Además de tener wifi, dispone de enchufes, te dan galletas de jengibre, agua y bebidas calientes. Así que las 4 horas de trayecto hasta Riga fueron muy amenas y entretenidas.

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1 Comentario

  1. Precioso María, me está encantado vuestro viaje por los países del Báltico. Ya sabía yo que los lituanos no son muy agradables, en Londres hay muchos y te puedo asegurar que son un poco raros, pero claro,como tú dices siempre hay excepciones. Me imagino que tantos años de ocupación soviética habrán dejado su huella en el ánimo de la gente.
    pero lo dicho me encanta la crónica tan amena que nos haces.
    Un beso

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