Llegamos a Tallin en un autobús de LuxEspress que cogimos en Riga el día antes. Partimos de Riga muy puntualmente a las 18:30 de la tarde y el viaje fue ameno y agradable. Cuando nos estábamos acercando a Tallin empezamos a ver nieve.
Era la primera vez que veíamos tanta nieve junta desde el inicio del viaje. Era emocionante pensar que veríamos Tallin nevado. Habíamos planeado estas vacaciones pensando en ver unas Navidades blancas y por el momento solo habíamos visto nevar pero muy levemente con lo que no habíamos visto nieve. Así que la emoción era todavía mayor. Y por fin, y a casi las 11 de la noche llegamos a la estación de autobuses de Tallin. Me había bajado el mapa de google maps con el trayecto que debíamos hacer para llegar al hotel, caminando, de la misma manera que habíamos hecho en Riga y que nos había parecido un acierto. En este casi quizá el acierto fue menor, aunque si vimos partes de Tallin que no hubiéramos visto si no hubiéramos caminado hasta el hotel.
En Tallin había menos nieve, se veía como habían rociado todas las calles con sal con lo que no cubría lo mismo que habíamos visto a las afueras. Eso si, se percibía que había nevado bastante por la capa que había encima de los coches. Entonces emprendemos el camino hacia el hotel, siguiendo las indicaciones de google maps. Se notaba el descenso de temperaturas con respecto a Riga, así que íbamos muy abrigados, con los guantes, las orejeras….
En un momento dado me dice Rubén: «Mira!» y miro hacia la izquierda y se veo el casco antiguo de Tallin, la muralla rodeándola, y ahí, justo enfrente… Margarita la Gorda! Todo esto con la fina capa de nieve de alrededor hacía de la estampa algo inolvidable. No pude más que sonreír.
Aquí al lado teníamos el hotel, el Domina Inn Ilmarine. Un hotel que no me lo imaginaba así cuando lo contraté. Pensaba que el hotel era más pequeño pero nada de eso. La verdad es que estuvimos muy bien, justo al otro lado de la muralla, al lado de Margarita la Gorda y muy cerca del puerto, con lo que lo teníamos todo a tiro de piedra.
Llegamos al hotel, hicimos el check in, y nos vamos directos a dormir.
No madrugamos demasiado. Con el paseo de la noche anterior nos habíamos dado cuenta que el tamaño del casco antiguo de Tallin no debía ser muy grande así que no tardaríamos mucho en verlo. Después de desayunar en el hotel emprendemos el camino hacia Margarita la Gorda. Al salir a la calle notamos la helada brisa. El paseo por Tallin no iba a ser tan llevadero como los que habíamos realizado en Vilnius o Riga. El frío se hacia notar.
Al salir a la calle notamos también los efectos de la nevada del día anterior, restos de nieve por todas partes y agua helada por la calle. Había que tener cuidado ya que primera salida y primer resbalón. Por suerte no llegué al suelo pero me llevé un buen susto.
Llegamos a Margarita La Gorda que no es más que una de las torres defensivas que se conservan en la ciudad. No hay que decir de donde viene su nombre ya que sus notables dimensiones hicieron que se le apodara de esta manera. Dentro alberga el museo marítimo de Estonia.
Pese a que no era temprano parecía por la luz que había que estuviera anocheciendo y es que la luz brillaba por su ausencia. Nos vamos a la calle Lai, donde se encuentra la Iglesia de San Olav. Esta fue la iglesia más alta de la Europa medieval. En 1500 era de 159 metros, siendo la más alta del mundo, hasta que sufrió un incendio y tras la reconstrucción solo alcanzó los 123 metros, altura que posee actualmente. La encontramos cerrada así que no pudimos entrar.
Continuamos por la misma calle hasta que llegamos a la zona de acceso a Toompea, así que ya teníamos localizado otro punto. Lo visitaríamos más tarde.
Entramos por la calle Pikk y en el primer cruce de calles vimos, al fondo, la plaza del ayuntamiento y no nos pudimos resistir, así que nos fuimos para allí. Y esto si que fue un momento inolvidable del viaje. Quizá la plaza del ayuntamiento de Tallin es lo que más habíamos visto en fotos de todo el viaje, quizá era lo que más ganas teníamos de ver, su mercadillo, su peculiar ayuntamiento, los villancicos, … Esto si que era vivir una auténtica Navidad.
Estuvimos bastante rato en la plaza, dimos una vuelta alrededor del ayuntamiento, y fuimos hacia el centro de información turística a por un plano más detallado que el que teníamos. Aprovechamos para estar un rato en un sitio cerrado entrando en calor y mirando el mapa, decidiendo que era lo que íbamos a hacer.
Volvemos a la plaza del ayuntamiento, seguimos dando vueltas y observándolo todo, nos topamos con Olde Hansa (el famoso y turístico restaurante), y de aquí nos vamos hacia el patio de los artesanos y el Pasaje de Santa Catalina.
Y al llegar al otro extremo de la calle vemos la muralla de defensa y bajo ella los puestos de los artesanos.
Damos la vuelta y nos vamos a ver la la iglesia del Espiritu Santo. Este es el único edificio del siglo XIV que conserva su forma original. La verdad es que el edificio es singular y en su exterior tiene este bonito reloj.
Entramos dentro y aprovechamos para entrar en calor y ver esta bonita iglesia.
De aquí nos vamos a la Sede del Gran Gremio, que en su interior tiene un museo pero que no entramos aunque me quedé con ganas porque tenía muy buena pinta. Al lado hay un callejón que en su suelo se ven placas con los acontecimientos más relevantes de la historia de Estonia.
Volvemos sobre nuestros pies y volvemos de nuevo a la plaza del ayuntamiento.
Salimos por la Calle Pikk hasta el inicio de Toompea y bordeamos todo el casco antiguo, pasando por la iglesia de Niguliste. Esta fue construida por los germanos que venían de la isla de Gotland en el siglo XIII. en su interior se pueden ver 3 de las 4 obras de arte medievales más importantes de Estonia. No entramos con la intención de volver en otro momento pero como no somos muy de museos, al final no llegamos a entrar.
Seguimos bordeando el casco antiguo hasta llegar a la puerta Viru. Se trata de la entrada a la ciudad vieja. Son dos torres perfectamente conservadas y que formaban parte de la gran entrada a la ciudad del siglo XIV.
Avanzamos por la calle Viru hasta la plaza del ayuntamiento y ahora si debíamos entrar en algún sitio a entrar en calor y que mejor sitio que el «restaurante» que hay en los bajos del ayuntamiento. Desde luego un gran descubrimiento. El Krug Inn Korts es un restaurante de estilo totalmente medieval, alumbrado solo con velas, y que sirven sopa de verduras a 1 euro y vino caliente a 2 euros. Además de esto también tienen empanadillas de hojaldre rellenas de coliflor, carne, manzana, zanahoria y creo que ninguna otra variedad más. Estas también a 1 euro. Las de coliflor y zanahoria estaban buenísimas. Las otras no las probé.
Entramos con la intención de tomar un vino caliente, que servido en esos vasos de barro lo hacían todo tan especial. Pero acabamos tomando también sopa y empanadillas. La verdad es que el sitio es del todo peculiar, y además al lado mismo de la plaza. Pese a pagar solo 8 euros por comer, el sitio, desde luego no tiene precio.
Salimos habiendo entrado en calor y el impacto del frio exterior fue tremendo, pero como compensación … Estaba nevando!!! Estaba todo tan bonito!
Continuamos el paseo hacia Toompea.
El centro histórico de Tallin se encuentra dividido en dos partes: Toompea y Vanalinn. Toompea es la parte alta y Vanalinn es la baja. Todo lo que habíamos visto hasta ahora se encontraba en Vanalinn así que íbamos a hacer nuestra primera incursión en Toompea.
Ascendemos y lo primero que nos encontramos fue con la Catedral Ortodoxa de Alexander Nevski.
Impresionante catedral construida en el año 1900, cuando Estonia formaba parte del imperio zarista ruso. La belleza de la catedral junto con el entorno en el que está hace de este sitio un lugar muy especial, y más si consideramos que nevaba y mucho y cada vez nevaba más y hacía frío y empezó a levantarse el viento. Vamos que se daban todos los puntos para coger una neumonía allí arriba. Pero todo se superaba por lo bonito que estaba todo y lo mágico del lugar. Entramos un ratito en la catedral y estuvimos un rato hasta que armados de valor salimos de nuevo a la calle.
Dimos un paseo por los alrededores de la catedral. Justo al lado se encuentra el Parlamento de Estonia, que es un edificio de color rosa. En una de sus fachadas se encuentra la torre «Tall Herman». En este punto se encuentra un mirador desde donde observamos como caía la nieve sobre los parques de la parte oeste de Tallin.
Nuestra intención era, principalmente, ir a los miradores que hay sobre Vanalinn. Por el camino nos encontramos con la catedral luterana de Santa María La Virgen, la más importante de Estonia y una de las tres iglesias medievales que aún siguen en activo.
Os dejo unas fotos desde los miradores que dice mucho más que cualquier palabra que pueda escribir.
Nevaba, hacía frío, las vistas eran preciosas, pero era hora de bajar o nos quedaríamos congelados.
A bajar entramos en una cafetería que nos pareció muy bonita. Tenía un sofá con una mantita así que estábamos como en casa.
Volvimos a la plaza del ayuntamiento y si bonita estaba de día mucho más estaba de noche. Con la iluminación navideña y nevando estaba todavía mucho más impresionante.
Después de estar un rato por el mercadillo y un rato resguardados en los bajos del ayuntamiento le surgió la idea a Rubén de subir hasta Toompea y ver Tallin de noche y nevando. Así que esta vez si que nos tuvimos que armar de valor y con el frío que hacía emprendimos el ascenso.
Cuando ya no podíamos más de frío bajamos de nuevo. En un momento dado empiezo a preguntarme » ¿y porque tengo tanto frío en la barriga?» miro, y es que encima del bolso que llevaba por delante se me había acumulado la nieve.
Dimos unas vueltas más por el casco antiguo de Tallin y nos dirigimos hacia Olde Hansa, a ver si nos daban mesa para cenar. El Olde Hansa es uno de los restaurantes más conocidos de Tallin. Tiene un diseño totalmente medieval. Los camareros van vestidos con las ropas típicas de la época y con la iluminación a base de velas. Entramos y nos dijeron que teníamos que esperar como unos 15 minutos así que mientras tanto tomamos unas cervezas (la mía de hierbas y la de Rubén de canela) mientras leíamos la carta en español. No esperamos ni 15 minutos y ya nos sentaron a la mesa. Eso si, tardamos muchísimo. Ya tardaron bastante en venir a mirar lo que queríamos de cenar pero en total en la cena invertimos unas dos horas y media. Con paciencia.
Cuando acabamos de cenar nos fuimos ya al hotel. Había que descansar para madrugar al día siguiente aunque ya habíamos visto que en un día daba tiempo para mucho.
Diario completo de viaje: Estonia, Letonia y Lituania en Navidad
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2 Comentarios
Hola, ¡me apunto todo sobre Tallin! ¿Sabéis cuándo y dónde se publicarán las fechas del mercado navideño de este año? Gracias
Hola Ana,
Suele ser del último fin de semana de noviembre hasta después de Reyes. Lo publican aquí https://www.visitestonia.com/en/
Feliz día.