Volando a Jakarta con Turkish Airlines
Hoy hace justo 3 semanas que regresamos de Indonesia, pero justo 1 mes que terminó el «Viaje con Vosotros del 2024». Decido sentarme frente a una pantalla en blanco delante del ordenador, intentando ordenar mis ideas, intentando resumir en un post lo que hemos vivido durante 18 días de viaje en grupo y 25 días en total, y no consigo hacerlo.
Se me vienen a la cabeza miles de imágenes, de aquí y de allá, pero sobre todo un montón de sensaciones. El viaje de este año ha sido único, especial, divertido, asombroso, hogareño, relajante, impactante, gastronómico y sobre todo inimaginable.
Y os extrañará leer la palabra «hogareño» entre todos los adjetivos, pero he de reconocer que me he sentido tan apoyada, cómoda y relajada, como si estuviese en casa.
Viaja con nosotros
Este «Viaje con Vosotros a Indonesia en 18 días» se desarrolló tal y como lo estáis leyendo durante el mes de Agosto de 2024, en uno de los viajes que realizamos bajo el concepto «Viaja con nosotros». Desde hace años ofrecemos la posibilidad a nuestros lectores, seguidores de redes sociales y clientes de la agencia de viajes a acompañarnos. Y este fue nuestro Sexto «Viaje con vosotros».
Si quieres realizar un viaje similar o parecido a este, consulta las fechas de salida regular o si lo prefieres, pídenos un presupuesto para un viaje en privado a un país que estoy segura que te sorprenderá. Info@viajescallejeandoporelmundo.com
Hemos formado un grupo de viaje de 13 personas, que ha sido increíble y de los que me ha costado, más que nunca, separarme.
Cuando planifico un viaje de este tipo, mi mente vuela, imaginando quién pueden ser aquellos que se animan a acompañarme en una aventura así. La mayoría de los viajes en grupo que hago, suelen ser viajes difíciles y complicados, donde prima una parte de aventura, y cuando la aventura se pone en el contexto, aparecen a la par, otras cosas como la incomodidad de determinadas situaciones, e incluso la dificultad de llevarlo a cabo. Siempre digo que en mis viajes hay que dejarse llevar, no planificar y que el rumbo decida también un poco a donde nos va a llevar la aventura.
Porque si, este viaje también ha sido difícil, aunque no lo parezca desde el otro lado de la pantalla. Y para mi, que llevo el peso completo, ha sido complejo de realizar, desde la planificación y sobre todo, en destino, donde la cancelación de servicios, sobre todo vuelos, y la dificultad de gestionar guías, hacen que este viaje se haya convertido en todo un viaje de aprendizaje viajero.
El apoyo necesario
Pero no, no estoy sola en todo esto, y para poder realizar algo así siempre me apoyo de alguien que esté allí, que viva allí, que sepa lo que es el país como nadie, que sepa manejar situaciones difíciles que se pueden dar y se dan, y sobre todo, que tengan capacidad de reacción ante todo lo que pueda ocurrir. Siempre me rodeo de los mejores y por eso también viajo con cierta tranquilidad, y esa tranquilidad no se paga con dinero.
¿Y quién viaja con Vosotros?
Pero volviendo al grupo, y viendo todo lo que año a año publico en redes sociales, todo lo que voy publicando por aquí, es cuando más me pregunto quien puede estar «tan loco» como yo, para meterse en una aventura así.
Por ejemplo: «El viaje con Vosotros a Tanzania Sur: cruzando Tanzania de Este a Oeste» fue un viaje complejo donde los haya, difícil de gestionar, de planificar, y de llevar a cabo, pero fue el viaje que marcó, quizá por eso, el que muchos me siguiesen y que valorasen el esfuerzo que supone realizar un viaje de este tipo. Ese viaje marcó un antes y un después en mis viajes con vosotros, y a día de hoy estoy orgullosa de lo que vamos consiguiendo. Y más orgullo siento aún de todos aquellos que deciden seguirme, y embarcarse en estas aventuras. Y más porque repiten.
El viaje de este año, aún cuando parecía sencillo, fue un viaje complicado, pero como siempre digo al principio de cada una de estas aventuras «hay que dejarse llevar, y no pensar tanto en el planning de viaje, sino en lo que nos va a aportar cada día de aventura». Y si es así, todo fluye y todo sale bien.
Resumen del viaje a Indonesia con Vosotros.
Comenzamos esta aventura en Jakarta, donde nos reunimos los 12 primeros integrantes del grupo. Aunque seríamos 13, pero esa es otra historia.
En Jakarta nos reunimos poco a poco, y casualidades de la vida, yo fui la última en llegar.
Unos volamos con Turkish Airlines desde Bilbao (Rosa y yo), Ana salió desde Málaga y Gentzane, Iker y Salva, que también habían volado con Turkish días atrás, volaban desde Singapur para reencontrarse con nosotros. Sandra y Pepe, que también volaban con Turkish, había salido dos días antes (cuestión de precios de vuelos). Ana Isabel volaba con Qatar Airlines desde Madrid. Salva y Raúl se encontraban en Barajas con Cristina, y allí empezaron a forjar una amistad. Volaban con Cathay Pacific vía Hong Kong.
Virginia era la única que volaba con Emirates, un vuelo largo, muy largo, ya que ella venía desde Uruguay, aunque finalmente no llegó a tiempo.
Tras el reencuentro en Jakarta, nos metimos 12 personas desconocidas (algunas más, algunas menos) durante 3 días y dos noches en un Klotok en Borneo, navegando río arriba, y fue de lo mejor que pudimos hacer. No hay mejor forma que conocer a con quienes vas a pasar tus días de vacaciones que compartiendo todo, durante 3 días, sin contacto con nadie más y durmiendo en la cubierta de un barco.
Cuando terminamos esta aventura parecía que llevábamos meses compartiendo una vida. Ahí fue donde surgió todo.
Llegamos a Yogyakarta, recién salidos de la jungla, para disfrutar, tan solo un día de la magia de una ciudad. Pronto volveríamos a lo que nos gusta: el ambiente rural.
Y tocó llegar a Sulawesi. Sulawesi nos aportó una visión muy distinta, y creo que más real, del país. Durante varios días estuvimos en lo más profundo de Indonesia, donde las creencias y ritos, son muy distintos a los nuestros. Donde vivimos y conocimos la realidad del país, y donde aprendimos que hay quien vive solo para morir. Trágico pero cierto.
Si me hubieseis preguntado porqué está Bali, algo que no me hubiese planteado meter en un viaje así, en el itinerario de este viaje, os diría que porque «comercialmente» era necesario hacerlo. Creo que nadie, de mano, se hubiese apuntado a vivir una experiencia en Indonesia, si no fuese porque Bali estaba en la baraja. Pero todos acabamos pensando lo mismo.
Tras pasar tantos días visitando las zonas rurales y apartadas de Indonesia, llegar a Bali supuso un golpe de realidad. Golpe de realidad a los efectos de un turismo de masas. Y si, aunque inicialmente me impactó, por lo diferente que lo vi respecto a mi primera visita hace ya 11 años, lo cierto es que volví a reencontrarme, a perdonarle y a enamorarme de Ubud.
Y si, el impacto de encontrarnos con la realidad de Bali, hizo que todos pensásemos lo mismo «si alguien viene a Indonesia y solo visita Bali, no sabrá lo que es Indonesia». Tan real como la vida misma.
Creo que no hay mejor forma de entender este viaje que copiar aquí lo que escribí en su día, el motivo por el que este año me embarcaba en esta aventura
¿Porqué viajar a Indonesia este año?
Llevamos unos años recorriendo algunos de los lugares más fascinantes del mundo en cuanto a su naturaleza y sobre todo, en cuanto a la visualización de animales. Este viaje a Indonesia, que vamos a realizar ahora, cierra un ciclo para mi. Un ciclo que comenzó hace muchos años en otro lugar del mundo, en Borneo, pero esa vez en el Borneo malayo.
Corría el año 2016. Planificamos un viaje para recorrer Malasia continental durante 21 días del mes de marzo. Según avanzaban los meses de planificación, me di cuenta que había algo en Malasia que me llamaba mucho la atención: los orangutanes de Borneo, su peligro de extinción y la cercanía que, genéticamente, tienen con nosotros. Me llegué a obsesionar tanto con esta parte del planeta, que aquel viaje de 21 días por Malasia, se convirtió en un viaje de 14 días por Borneo, con la intención, entre otras cosas de visitar los principales centros de recuperación del Orangután (en Semenggoh, Matang y Sepilok); unido a esto pasamos 6 días en una isla de Malasia (las islas Perhentian) y un día en Singapur.
Aquel viaje me marcó para siempre, y llegué de vuelta a casa, con la intención de seguir recorriendo el planeta, visitar lugares recónditos donde existiesen animales en libertad, en peligro de extinción o no, pero donde la naturaleza y la vida salvaje fuesen parte del cóctel del viaje.
Eso nos hizo viajar ese mismo año a Kenia y Tanzania. Pensábamos que sería nuestro único viaje a África, pero no fue así. De este viaje salió el viaje a Botswana, el primero que hicimos «con vosotros». Tras estos viajes, empecé a leer sobre las aventuras de los grandes exploradores del S.XVIII y XIX, y me aficioné a la lectura de «viajes de exploración por el interior del continente africano» y de todo aquello que tuviese que ver con la búsqueda de las fuentes del Nilo. Esto hizo que en el mismo año visitásemos Egipto en 8 días, y que meses después pusiésemos rumbo a Uganda, para llegar al lago Victoria, lugar donde están las famosas fuentes del Nilo.
Pero en Uganda, además, nuestra intención era visitar los Gorilas de la Montaña y continuar con otro de mis grandes objetivos de este año, visitar animales en peligro de extinción y colaborar a su integración y protección. Seguimos nuestros viajes por Tanzania, para recorrer toda la zona norte, donde además visitamos la Garganta de Olduvai, cuna de la civilización y que tiene mucho que ver con lo que os estoy contando.
Y un año después, regresábamos a Tanzania para hacer uno de esos viajes de aventura, que quizá nunca se vuelva a repetir (cruzar Tanzania de este a Oeste). Con este viaje pretendía seguir la ruta de los grandes exploradores, y seguir los pasos de David Livingston hasta el Lago Tanganika, donde visitamos el Parque Nacional Gombe, y los Chimpancés de Jane Goodall. Este centro está, aunque no lo parezca, muy relacionado con el viaje a Indonesia que vamos a realizar.
Y es que cuando realizamos el viaje al Norte de Tanzania, allí visitamos la Garganta de Olduvai y conocimos la historia de Louis Leakey y «las trimates».
Las trimates o los Ángeles de Leakey.
Como «Trimates» son conocidas a tres mujeres que revolucionaron el mundo, no solo de la paleontología, sentaron bases para entender la evolución de la humanidad, sino que cada una de ellas, consiguió acercarnos un poco más a 3 especies de primates y conocerlos más de cerca.
Ellas son:
- Dian Fossey, que estudió en profundidad y convivió con los Gorilas (en el Congo primero y en Ruanda después).
Podéis leer nuestra experiencia con los Gorilas del bosque impenetrable Bwindi. - Birute Galdikas, que hizo lo propio con los Orangutanes en el borneo indonesio.
Podéis leer nuestra experiencia con los Orangutanes del borneo malayo. - Y Jane Goodall, que comenzó el estudio más largo que se ha hecho hasta la fecha de una misma población: los chimpancés de Gombe.
Lo que tienen en común estas tres mujeres es un nombre, Louis Leakey, de ahí que actualmente se les conozca como «Los Ángeles de Leakey».
De Louise Leakey y su mujer Mary, hablamos ampliamente el el artículo sobre «La garganta de Olduvai«, pero para resumir diremos que él, que trabajaba en investigar la historia de la humanidad, llegó a la concusión que para entender un poco más esta evolución necesitábamos conocer un poco más el comportamiento de nuestros simios más cercanos: Los orangutanes, los chimpancés y los gorilas de montaña.
Así, consiguió financiación y convenció a tres mujeres para llevar a cabo esta investigación: Dian Fossey, Birute Galdikas y Jane Goodall.
Habíamos visitado los gorilas de Dian Fossey (aunque no en Ruanda sino en Uganda), habíamos visitado los chimpancés de Jane Goodall y nos quedaba por visitar los Orangutanes de Birute Galdikas, para cerrar el ciclo. Y en eso estamos. Nos vamos a Indonesia, para entre otras cosas, ver los Orangutanes de Borneo.
Así que, como veis, todos estos viajes que hemos realizado en los últimos años, tenían dos focos en común: la exploración del continente Africano llevado a cabo por nombres como Livingston, Grant, Baker, Barton, Speke, Stanley… pero además, buscar y seguir los pasos de las 3 trimates: Jane Goodall, Dian Fossey y Birute Galdikas.
Día 1: Experiencia inicial con Turkish Airlines (Mi diario de abordo)
Comienzo este diario de viaje desde el vuelo Bilbao-Estambul, y lo hago porque a diferencia de otras veces no quiero perder las sensaciones que estoy viviendo en este vuelo. Las sensaciones son lo primero que desaparece tras un viaje y después quedan hechos, que es la mayoría de lo que os suelo contar en los post.
No hemos salido aún de territorio español. Sobrevolamos Barcelona cuando decido coger la tablet y empezar a escribir. Ha pasado menos de una hora desde que el avión despegó en Bilbao y ya estoy saturada del vuelo.
En el día de ayer, hemos intentado hacer el check in en la web de Turkish, pero me ponían que el check in había sido ya realizado en mostrador. Me pareció raro, ya que en más de 10 años que llevamos con la agencia y cientos de vuelos gestionados, jamás nos había aparecido algo así. Siempre se aprende algo nuevo.
Así que hoy, decidimos salir antes, una hora antes de lo previsto, para ver qué había pasado con el vuelo. Sinceramente, sonaba a overbooking y además Turkish, compañía con la que volamos, es algo que suele hacer de forma habitual. Este año, además, se está coronando en la gestión de sus vuelos.
Salimos de Oviedo a las 10 y media de la mañana. Recogimos a Rosa y tras hacer una pequeña parada para picar algo antes de llegar al aeropuerto, nos fuimos directos a los mostradores de facturación. Como todavía no estaban abiertos, y justo al lado, están los mostradores de Turkish airlines, mostradores de venta de billetes, les preguntamos a ellos. Nos dijeron que ayer habían bloqueado el check in para proteger el vuelo.
En principio esto es bueno para nosotros, pero malo en el sentido de que, efectivamente deben tener overbooking, el vuelo va completo pero no podremos cambiar los asientos que nos han asignado.
No tardaron ni media hora en abrir los mostradores de facturación. Fuimos los primeros en hacerlo. Efectivamente, el vuelo va lleno. En este caso suelen proteger los vuelos de aquellos que tenemos vuelos de conexión. Asignan los asientos como si hubiésemos hecho el check in on line, pero no podemos hacer nada con el asiento que nos asignan.
Así que Rosa y yo, que somos las únicas de este «Viaje con Vosotros» que partimos hoy desde Bilbao, vamos a ir separadas en ambos vuelos. Porque nos confirma que la situación es la misma en los dos.
Solo nos dan opción, en el segundo vuelo, de ir juntas si volamos en la última fila. Pero ya les digo de mano que no. Son los peores asientos de todo el avión, así que prefiero ir separadas pero cómodas.
Volando de Bilbao a Estambul con Turkish Airlines.
En este primer vuelo, el vuelo que nos llevará a Estambul, el avión es en un Boing 737-800, bastante antiguo. Nunca antes había volado con Turkish y les tenía por una muy buena opción de vuelo ya que las valoraciones de la compañía suelen ser positivas. Eso si, cada vez, meten más la pata, y prácticas como el overbooking recurrente no les está haciendo nada bien. Las opiniones son cada vez peores. El avión, por otra parte, es de los que llevan pantalla con un mando a distancia unido a la parte de delante por un cable. Hacía años que no volaba en uno de estos.
Me había quedado ligeramente dormida justo después del despegue. Yo, que suelo dormirme antes de despegar, esto, no era buena señal.
En este primer vuelo iba a en el que es, quizá, el peor asiento de todo un avión. Justo la última, de la última fila y en pasillo. Al lado, al otro lado del pasillo, tenía el kit de emergencia y los contenedores de la comida. Justo detrás, la cocina.
La tortura en forma de vuelo
A mi lado viajan dos chicos, que ya se percataron de la situación antes de despegar. Olía regular. Y a lo que olía es a los contenedores de comida caliente que tenemos justo al lado. Un olor raro, desagradable, como a grasa caliente. No se muy bien describirlo. Pero se me revolvía el estómago por momentos.
Y además es el peor sitio porque están ellos trabajando, moviéndose y cada poco te rozan de algún modo. Así que aunque luché por quedarme dormida, lo único que conseguí, fue entrar en un entre sueños, ligero, pero sin llegar al sueño profundo.
Justo cuando sobrevolamos Barcelona, empiezan a sacar los carritos de comida y el olor a fritanga, a grasa, a algo indescriptible se intensifica. Las ganas que tenía en ese momento de comer eran nulas. Tenía el estómago algo revuelto.
Momento de comer: la comida en Turkish Airlines
Justo delante llevo a Rosa. En situación parecida a la mía.
El carrito pasa al lado y pienso: Al menos tardarán algo en llegar hasta aquí. Creía que sería al última a la que le darían la comida, pero casualmente fui la primera.
Hamburguesa o pasta, era lo que ofrecían. Me decanté por la pasta y le pedí vino tinto, si era posible. Y lo fue. A ver si con el alcohol, al menos, consigo olvidarme de este olor y puedo dormir. Y la comida me sorprendió, mucho, porque la pasta estaba buena, y hasta me comí la ensalada, que no suelo hacerlo y el postre, que sin saber exactamente qué es, estaba bueno también.
Tomé la botellita del vino, sin dejar una gota, y me quedé a la espera de que hiciera su efecto y pudiera dormir.
Lo bueno de este primer vuelo, es que solo dura 3 horas y media, y para un vuelo de 3 horas y media, nos han dado una buena comida. Recuerdo que hace poco menos de un mes, en el vuelo de Montreal a CALGARY, de 5 horas, tan solo nos dieron unas almendras.
Son casi las 8 de la tarde, una hora y media desde que hemos despegado, cuando termino de escribir esta parte del texto. Espero dormir y despertar a punto de aterrizar.
¿Y sabéis lo que pasa después de comer? Pues que la gente empieza a ir al baño. Y ¿Dónde está el baño? Lo tengo justo detrás. Así que las casi 2 horas siguientes las pasé viendo como todo el pasaje iba al baño. Uno tras otro. Dos horas así. Imposible dormir.
Jamás, había hecho un vuelo tan malo como este. Y si, es cierto, a alguien le tiene que tocar. Y me tocó a mi, y me tocó sufrirlo y ahora, contarlo.
Escala de dos horas en Estambul.
Llegamos a Estambul puntualmente. Tenía ganas de bajarme de ese infierno de vuelo y solo esperaba que el siguiente, de unas 11 horas, no fuese igual.
En Estambul teníamos que encontrarnos con Ana, que volaba desde Málaga. Como no sabíamos si íbamos a tener conexión o no, quedamos en encontrarnos en la puerta de embarque.
En el aeropuerto de Estambul, te dan una hora de wifi gratuita. Bueno, menos es nada. Así que tras acudir a una de las máquinas y escanear el pasaporte, nos dieron una clave para acceder a internet. Intentamos ponernos en contacto con Ana, pero no recibía los mensajes. Ella no se había conectado.
Aprovechamos para dar señales de vida a casa, y para ir informando en el grupo de Whatsapp del viaje, que ya estábamos en Estambul. De la misma manera nos enteremos que Salva, Cris y Raúl habían llegado a Hong Kong; que Ana Isabel ya estaba volando a Doha; que Salva, Gentzane e Iker, seguían disfrutando de la piscina en Singapur, y que Pepe y Sandra, estaban en Jakarta dando un paseo y esperando para cenar.
También ratifico lo que ya sabíamos antes de salir: que Virginia estaba retenida en el aeropuerto de Sao Paulo por un problema de visados.
Nos encontramos con Ana en la puerta de embarque. Muchos besos, muchos abrazos y muchas ganas de verla. Hacía dos años que nos habíamos despedido en el aeropuerto de Barajas después de aquel viaje por Tanzania en el que nos acompañó y dos años de ponerse al día, da para mucho.
Día 2: De Estambul a Jakarta con Turkish Airlines
Toca embarcar en el siguiente vuelo. Al menos en este no tengo tan mal asiento y voy en ventanilla, lo que hace que por lo menos, embarque con ganas y un poco más feliz.
Dos asientos más adelante está Rosa. Cuando los dos que iban en mi fila, por fin se sientan, intuyo que no tienen nada que ver uno con el otro. Vaya, que viajan solos. El chico que se sienta a mi lado es bastante alto y corpulento. Interpreto que seguramente sea mucho más feliz viajando en ventanilla.
Llamo a Rosa, por aquello de estar segura de que a ella no le importa viajar en un asiento del medio. Le digo que si quiere, seguramente el chico que llevo al lado, no tenga problema en cambiarle el asiento. El chicho, que hablaba algo de español, me entiende perfectamente y me dice que no hay problema, que él se cambia.
Así que Rosa pudo sentarse a mi lado y de poco le sirvió. Me quedé dormida antes de despegar y no me desperté hasta que anunciaron que pasarían con algo de cenar o comer antes del aterrizaje en el aeropuerto de Jakarta. Por fin un vuelo cómodo y rápido.
Trámites de entrada en Indonesia.
Antes de tomar el primer vuelo habíamos gestionado el QR de aduanas. Era lo único que tenía claro que quería llevar desde casa. El visado preferí sacarlo allí. Así que tras seguir las instrucciones de mi agencia receptiva en Indonesia, de conectarme a la red wifi y mandarle un mensaje de que habíamos aterrizado, nos vamos directos a sacar el visado.
Llegamos de las primeras y no había casi cola. Así que en un rato teníamos el visado listo.
El siguiente paso fue recoger las maletas. También tardaron poco en salir.
Después pasamos el control de aduanas donde enseñamos el QR que habíamos hecho antes de salir.
Sacamos dinero de un cajero. Poco y lo justo para subsistir hasta llegar a Yogyakarta. En realidad no teníamos nada que pagar, salvo la cena de hoy en el hotel y tenía pensado pagarla con tarjeta. En Borneo lo teníamos todo incluido así que poco íbamos a necesitar.
Después teníamos que conseguir una tarjeta de datos. Para mi es fundamental estar conectada siempre ya que a la vez que estoy viajando estoy trabajando y tengo que estar siempre en contacto con Rubén y con otros viajeros en otros destinos. Nos decantamos por la compañía Telkomsel. La mía fue una tarjeta de datos de 15 gigas, turística porque la necesitaba que funcionase en Borneo y en Sulawesi, y me costó unos 20 euros al cambio. Las había mucho más baratas pero que solo funcionaban en Jakarta y en Bali.
Y finalmente nos reunimos con el chófer que nos tenía que llevar al hotel para esta primera noche.
Hotel en Jakarta.
Para nuestra primera noche en el país (y para la última también) nos alojamos en un hotel al lado del aeropuerto que además tenía servicio de traslado ida y vuelta al aeropuerto incluido en el precio. Con lo que era algo que también nos íbamos a ahorrar. El hotel es uno de estos hoteles que están totalmente preparados para lo que son, un hotel de paso y un hotel para pasar horas entre vuelo y vuelo.
Tiene una zona de piscinas (frías, calientes y templada), con zona de taquillas para que puedas dejar las cosas mientras estás en el hotel y no tienes contigo la maleta (estará en consigna), con sauna, una pastelería, una tienda por si algo se te ha olvidado… Un buen hotel para lo que es.
Estuvimos muy a gusto aquí y volveríamos a repetir.
La llegada al hotel de Jakarta.
Lo bueno del hotel, además, es que está muy cerca del aeropuerto, así que en nada estábamos en recepción. Como ya teníamos conexión a internet, íbamos avisando por el whatsapp del grupo de nuestros movimientos y estaba hablando con Ana Isabel, con la que este año iba a compartir habitación.
También sabíamos que el resto del grupo ya se habían conocido y nos esperaban el restaurante de la azotea, tomando algo (y pidiendo algo ya para cenar, porque era tarde y todos estábamos reventados del vuelo)
Al llegar, esperando, no solo estaba Ana, también Iker y Gentzane, con los que había coincidido ya el año anterior. Otra tanda de besos, abrazos y reencuentros.
Cenando en el restaurante del hotel.
Antes de llegar ya había pedido al grupo, que si les parecía bien, cenaríamos todos juntos en el hotel, de forma que pudiésemos conocernos, ponernos cara y empezar a disfrutar de estos días en común.
Fuimos las últimas en llegar, así que cuando entré por la puerta, ya todos se habían conocido. Me presenté ante los que no me conocían de nada, y saludé a los que me habían acompañado otros años. Y así fue, como empezaos a vivir un viaje que aunque no lo sabríamos, sería inimaginable.
Viaja con nosotros
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