Revelstoke N. P. (Qué ver en un día)

Parque Nacional Revelstoke (Canadá)

El parque Nacional Revelstoke, al igual que Kootenay National Park que visitamos en la jornada anterior, es un parque nacional poco visitado. Al menos sí es uno de los menos visitados de las Rocosas Canadienses, por lo menos por aquellos que como nosotros, lo visitamos desde Europa en pocos días.

Era otro de esos lugares que yo tenía pensado visitar. Había programado mi viaje con días suficientes para poder visitar, no solo los conocidos parques nacionales de las Rocosas Canadienses como Banff, Jasper o Yoho, sino también otros parques nacionales menos conocidos. En este caso, pasaríamos un día completo en Revelstoke National Park, donde además, teníamos reservado una noche de hotel.

En la jornada de hoy, segunda jornada en las Rocosas Canadiénses, saldríamos desde Raidum Hot Spring y llegaríamos a Revelstoke. Aunque ambos pertenecen a la Columbia Británica, Radium Hot Spring sigue el huso horario de Alberta, por lo que hay una hora de diferencia con Revelstoke. Ganaríamos, por tanto una hora de viaje.

El despertar en Radium Hot Spring.

Amanece un nuevo día en las Rocosas Canadienses. Lo hacemos en Radium Hot Spring, un pequeño, coqueto y muy austriaco pueblo, situado en uno de los estaremos del parque nacional KOOTENAY, que visitamos el día anterior.

Nos estábamos alojando en un hotel con ese estilo del Tirol austríaco tan característico. Este hotel tenía desayuno incluido, pero no en el propio hotel sino en una cafetería cercana: Screamers Ice Cream Café. Resultó ser un local de estilo muy ochentero americano. Nos encantó.

Desayunamos a las 7 de la mañana que era cuando empezaban a servir los desayunos, y aunque tenían 3 menús para escoger, creo que al menos yo, me equivoqué en la elección. Escogí un desayuno a base de café, americano claro, y un puding de frutas. No me gustan los pudings en general, ni todo lo que sea bollería caliente, pero bueno, hice de tripas corazón y me comí la mitad.

Y ahora si, nos íbamos a REVELSTOKE, para lo que nos quedaban por delante unas 2 horas y media de viaje, atravesando el parque nacional Glacier, en el que no tocaba, todavía, hacer ninguna parada.

Mis mapas de viaje.

Como siempre, elaboro un mapa de viaje en el que pongo todos aquellos puntos que me parecen interesantes y que me ayudan, tanto en la planificación del viaje como, una vez en destino, con la visita a puntos de interés que me llaman la atención. Colocamos también restaurantes y tiendas, que nos viene bien a la hora de seleccionar qué vamos a comer o cenar ese día.

Os lo dejo aquí y recordad que está configurado a capas, por lo que podéis eliminar capas, como la de restaurantes o rutas, y así os quedará un mapa más limpio.

Además, tenéis una guía completa con todos los datos que utilicé para la preparación de este viaje en: Mi guía de Canadá

Parada en Golden.

La primera parada del día la hicimos en Golden. Golden es un pequeño pueblo de montaña que tiene varias pistas de ski, y en el que pasaríamos una noche a nuestro regreso de Revelstoke.

Como el café del desayuno no había sido lo esperable decidimos hacer una primera para aquí, repostar, y tomar un café. Lo hicimos en un A&W Canadá, una cadena de hamburgueserías muy conocidas en el país. De mano, dos de nosotros nos quedamos sin café, al no tener leche sin lactosa, ni leche de soja, ni leche que no fuese leche de vaca. Así que los otros dos sí que nos pudimos tomar un café, pero no lo disfrutamos tampoco. No estaba bueno, vaya. Y decidimos no darle más oportunidades. Quizá hubiésemos tenido que parar el el Tom Hortons, una cadena de cafeterías que tienen muy buenas reseñas en general y que habíamos dejado metros atrás.

Nos despedimos de Golden, con un hasta mañana, porque teníamos que regresar para pasar una noche en un bonito hotel de montaña.

Parada en el Roger Pass del Parque Nacional Glacier

Aunque no teníamos intención de hacer ninguna parada en el Parque Nacional Glacier, finalmente lo hicimos. El día anterior, en nuestra visita al PN Kootenay, ni pagamos la entrada ni adquirimos el pase anual de Parques Nacionales de Canadá, llamado Discovery Pass. No encontramos ningún sitio donde hacerlo, aunque al regresar de nuevo a Radium Hot Spring vimos la caseta de parques nacionales a mano izquierda. Nos la habíamos pasado de largo sin darnos cuenta al entrar.

Como no queríamos que nos volviese a pasar, al llegar a la altura del Roger Pass, que pertenece al Parque Nacional Glacier, hicimos una parada para ver si allí se podía comprar. Y efectivamente, se podía hacer. Así que una cosa menos.

Además, vimos la gran maqueta del parque, donde le hice una pregunta al ranger que hizo que días después visitásemos algo que no teníamos previsto hacer y que nos encantó. Pero eso será una historia para contar en la visita a Glacier National Park.

Pagamos por el Discovery Pass, 151,5 dólares, unos 102 euros al cambio.

Skunk Cabbage Trail

Antes de llegar al pueblo de Revelstoke y empezar a subir la sinuosa carretera que lleva hasta el pico como tal, queríamos hacer dos paradas. Ambas se encuentran ya en terreno del Revelstoke National Park pero se encuentra en la carretera que une Revelstoke con Glacier. Carretera que nosotros estábamos haciendo a la inversa.

Una de las paradas era para hacer el corto sendero Giant Cedars Boardwalk Trail. Con sus apenas 500 metros creíamos que era una bonita manera de empezar las visitas a este parque, paseando bajo sus cedros. Pero lamentablemente, este año se encuentra cerrado.

Continuamos por la carretera y un poco más adelante encontramos el parking para hacer el Skunk Cabbage Trail. Es un sendero, perfectamente habilitado, de unos 600 metros solo de ida, en el que no encontramos mucho para ver. Con tiempo, y paciencia, dicen que se ven algunos tipos de aves propias de esta zona. Hay paneles indicativos donde puedes leer acerca de éstos y otros avistamientos.

Nosotros aprovechamos para tomar un café y hacer un picnic de media mañana, como ya era habitual en este viaje. Tomamos este segundo desayuno en un entorno precioso, al lado de las montañas de Revelstoke, sobre una pradera de verde intenso, y escuchando el movimiento del agua del río Columbia.

Entrando en el Parque Nacional del Monte Revelstoke

A diferencia del Parque Nacional KOOTENAY, que no tenía una zona de acceso propiamente dicha, en el Parque Nacional del Monte REVELSTOKE, si la hay.

En Kootenay, la carretera que lo atraviesa y desde donde se hacen las visitas es una carretera también nacional, por donde no solo pasan visitantes del parque, sino todo aquel que quiere ir desde Radium Hot Spring hacia la zona de Banff. Pero en el Parque Nacional Mt REVELSTOKE, la carretera de ascenso solo pertenece al parque, así que sí que aquí hay un lugar de paso donde se debe presentar la entrada o comprarla. En nuestro caso enseñamos el Discovery Pass. Aquí sí hubiésemos podido adquirirlo, pero ante la duda, mejor haberlo hecho ya antes.

El Ranger que nos abrió la puerta del Parque Nacional Mt REVELSTOKE nos informó que hacía tan solo 45 minutos, muy cerca de la entrada al parque se había divisado un oso. Entramos con muchas ganas de verlos, pero ya os adelanto que no vimos ninguno.

Inspiration Woods en Mt Revelstoke National Park

Entramos al parque con intención de hacer una de las rutas sencillas que hay en la base, para después volver a salir, hacer el check in en el hotel y regresar para continuar con las visitas.
La primera ruta que hicimos fue la llamada Inspiration Woods, un sendero de unos 2,5 kilómetros en el que no encontramos ningún tipo de atractivo.

Simplemente una ruta de ascenso que atraviesa un bosque. Nada que a nosotros viniendo desde Asturias nos llamase la atención.

Hacía 37 grados en REVELSTOKE este día. No nos podíamos creer esta temperatura, cuando esta zona se caracteriza por ser una de las más frías de Canadá y además ostentar el récord de zona donde más nieve ha caído en una temporada de todo el norte de América. Sinceramente no crecíamos que fuésemos a pasar aquí este calor bochornoso, cuando el día antes tenían tan solo 15 grados de temperatura.

Esta temperatura tan alta, unida a alta humedad y a la cantidad de agua que hay del deshielo, hicieron que lo que más nos impactase de este sendero, fue la cantidad de mosquitos que había, que se nos metían por los ojos, la boca y que a veces se hacia muy incontrolable la situación. Salimos de allí con más de una picadura cada uno.

Realmente, entendemos, que esta ruta, no es más que un sendero por el bosque en el que, a través de unos paneles informativos te van informando de los animales que se pueden observar en el PN REVELSTOKE. Que son unos cuantos. Pero poco más.

Intento de check in en el hotel de Revelstoke.

Tras este primer contacto, nada llamativo, del PN REVELSTOKE, salimos del parque con intención de hacer el check in en el hotel, poder dejar las maletas, descansar un rato y ya, con más tranquilidad, pasar la tarde subiendo el Mt REVELSTOKE, parando en cada uno de los miradores.

Nuestra sorpresa vino cuando, no solo no pudimos hacer el check in en el hotel, sino que tampoco podíamos dejar las maletas en recepción. Solo podíamos hacer todo esto a partir de las 4 de la tarde.

Volvimos de nuevo al parque, y al pasar por el control, le preguntamos al Ranger en qué zona podíamos hacer un Pic nic en la que hubiese mesas habilitadas para ello. Nos habló del Monashee Picnic Área y directamente nos fuimos hasta ahí.

De almuerzo en Monashee Picnic Área

Y ciertamente la zona es preciosa. No solo tiene varias mesas a la sombra, sino que hay una pequeña cabaña, donde te puedes instalar, hacer tu picnic e incluso si hace frío, que no era el caso, encender un brasero ya que hay leña gratuita a disposición.

Escogimos una de las mesas al aire libre pero bajo la sombra. Estábamos totalmente solos. Se respiraba un aire puro y tranquilo y comimos con vistas a REVELSTOKE y a las montañas colindantes, aún a estas alturas del año, nevadas. Eso si, con bastante miedo y siempre alerta por si aparecía algún oso. Recordemos que estamos en su terreno y que cada vez íbamos asumiendo más que podríamos encontrarnos con alguno de bruces.

Continuamos con el ascenso al Mt REVELSTOKE parando de cuando en cuando en algún mirador hasta que finalmente llegamos al parking de la cima: Summit Área. Que realmente no es la cima en sí, pero es la zona más alta a la que puedes acceder con tu propio coche. Desde aquí a la cima nos queda un kilómetro caminando.

Lago Balsam y Lago Eagle en Revelstoke N.P.

Desde el parking visitamos dos puntos de interés. El Lago Balsam y el Lago Eagle, que a estas alturas del año estaba aún congelado y solo lo pudimos intuir.

Pero lo más bonito de toda esta zona es algo que encontramos por casualidad cuando realmente estábamos buscando el lago Eagle que pasó desapercibido. Buscando el lago encontramos este mirador desde donde vivimos las vistas más increíbles de todo el parque.

A nuestros pies teníamos toda la cordillera del frente, a la izquierda las montañas del Mount REVELSTOKE National Park y al fondo, el Lago REVELSTOKE, generado por la construcción de una presa en el río Columbia.

Ya tenía anotado antes de llegar el llevar chaquete de abrigo, porque en esta zona, tan alta, siempre hace frío. La encontramos todavía nevada, y aunque por las fotos parezca contradictorio, no hacía nada de frío. Recordemos que abajo en el pueblo, había unos sofocantes 37 grados. Aquí arriba estábamos en la gloria.

Final de la carretera: Meadows in the Sky

Uno de los principales atractivos de Revelstoke National Park, es simplemente ascender por la carretera que lleva al misma cima. Esta carretera se llama Meadows in the Sky. Al final de esta carretera se encuentra el parking donde teníamos aparcado el coche. A partir de este lugar, si quieres llegar a la cumbre tendrás que caminar. Hace un tiempo había un autobús que cubría el escaso kilómetro que separa el parking de la cumbre. A día de hoy este bus ya no existe.

En el mismo parking tenían una zona informativa donde un Ranger nos explicaba las visitas y rutas que se podían hacer, donde había nieve y no se podía pasar, donde nos aconsejaba ir e incluso donde se habían avistado osos, no solo en el día de hoy, sino días anteriores. Y hoy, el parque solo se habían visto dos osos, uno en la parte de la entrada y otro aquí donde nos encontrábamos.

Nos aconsejó subir el kilómetro que nos faltaba hasta la cima y una vez allí visitar el único mirador en el que se podía pasar porque ya no había nieve. Pero sinceramente las vistas no eran tan buenas como las que habíamos visto en el mirador anterior.

Así que dimos media vuelta, y regresamos al coche y ahora sí, nos fuimos a hacer el check in en el hotel.

Sinceramente, de todo lo que había visto que se podía hacer y ver en el parque nacional REVELSTOKE, lo que más me llamaba la atención era la ruta al Lago Eva, pero ya sabíamos antes de venir que esta ruta no la íbamos a poder hacer, así que me quedé con las ganas. ¿Será para la próxima? No lo creo.

Donde alojarse en Revelstoke.

Cuando buscamos un lugar donde pasar esta noche en Revelstoke, lo que vi fue que prácticamente todo costaba similar. Nos decantamos por este motel de carretera porque además de tener buenas valoraciones tenía el desayuno incluido. Si el hotel tenía buenas reseñas en sí, las del desayuno fueron las que hicieron que nos decantásemos por él. Y sinceramente, no me extraña.

El hotel está genial. Las habitaciones son amplias. El baño muy completo, con todo lo necesario y en la propia habitación teníamos microondas, nevera, hielo gratis y suficientes enchufes. Ideal para lo que nosotros necesitábamos.

Se encuentra a las afueras de Revelstoke, vaya, no está en pleno centro, pero eso hacía que aparcar fuese muy fácil y además estábamos al lado de una gasolinera, donde fuimos a repostar, y de uno de los restaurantes que queríamos probar.

También tiene un mini «Hot Spring», es decir, un jacuzzi de aguas termales. Aunque poco apetecible en el día en el que estábamos a ya más de 37 grados.

Si el hotel está muy bien, fue cómodo, silencioso y pasamos una buena noche, que decir del desayuno. Escogimos este hotel por el desayuno y no nos pudo gustar más. Muy completo, con todo lo que quisieses para desayunar, todo muy casero y solo faltaba que nos hicieran unos huevos con bacon. Eso, no había. Lástima.

Aun así, valoramos muy positivamente la estancia aquí. Repetiríamos, sin duda alguna.

Una vez en el hotel parte del grupo decidió quedarse un rato a descansar. Rubén quería ir a visitar alguna de las piscinas termales de la zona, pero le dije que posiblemente lo que se estaba imaginando no era lo que él esperaba. Y es que tenía claro que él pensaba que sería una zona más natural y no algo así como una piscina de hormigón de agua caliente.

Las únicas zonas que yo había visto ya antes de llegar que me podían interesar de aguas termales, estaban a 70 y 90 kilómetros de aquí, lo que lo hacía inviable para visitarlas. Tras enseñarle fotos de lo que nos esperaba si decidíamos ir a uno de los que está en el entorno de REVELSTOKE, decidió que eso no era lo que quería.

Y di gracias por ello, porque no me apetecía nada meterme en una piscina con el agua a 40 grados, cuando en el exterior estábamos a 37.

Un paseo por Revelstoke

Finalmente, tras una ducha y un ligero descanso, salimos a dar un paseo por el pueblo. Visitamos la oficinal postal para mandar unas postales y nos dirigimos al centro.

Nos sorprendió muchísimo la poca actividad social que había a esa hora. Y es que no era de extrañar porque la temperatura exterior no invitaba a salir de casa. Nos daba la sensación de estar paseando por un pueblo fantasma.

Revelstoke: algunos datos interesantes y su relación con el ferrocarril.

Revelstoke es un paraíso de esquí en Canadá. Es uno de los lugares del mundo donde más nieva. Y aún así, su principal estación de esquí abrió sus puertas hace menos de 20 años. (en 2007).

Precisamente ostenta el récord de la mayor cantidad de nieve caída en un invierno en todo Norteamérica: 20 metros en 1971-1972. En Revelstoke cae cada año entre 1000 y 1200 centímetros de nieve.

Revelstoke tiene una corta historia, ya que no se empezó a poblar hasta 1880 cuando llegaron los primeros colonizadores y se asentaron dando lugar a lo que fue el predecesor de Revelstoke, un pueblo llamado Farwell. Antes de esto, solo los indios Sinixt pasaban por allí de cuando en cuando de forma trashumante.

Farwell debía su nombre al primer colonizador, un ingeniero civil que se asentó en la zona. Pero poco después, la empresa de ferrocarril, Canadian Pacific Railway, empezó en disputas por la posesión de la tierra y lo que hoy conocemos como Revelstoke, se vio ligado a una serie de juicios y guerras policiales a finales del S. XIX. El nombre de Revelstoke, precisamente, se lo debe a un aristócrata inglés que financió la construcción de la línea de ferrocarril, aunque nunca puso un pie en Canadá.

¿Y cuál era la importancia de la zona donde estaba asentada Revelstoke y porqué tanto interés? Justo hasta esta zona, los barcos podían ascender por las aguas del río Columbia desde la costa y aquí se conectaba con la Canadian Pacific Railway. Es por ello por lo que se convirtió en un importante centro de transportes. Todo esta historia la podemos ver en el Museo del Ferrocarril y el el Museo y Archivos de Revelstoke.

Probando la cerveza local de Revelstoke.

Tocaba probar algo por lo que también se conoce a REVELSTOKE. Y es que se trata de un centro de producción de cerveza. Así que entramos en una cervecería llamada Rumpus Beer Company, donde me pedí una copa de cerveza local. Sinceramente, demasiado suave y demasiado ácida para mi. Rubén se probó una sidra, que era como tomarse una copa de sidra asturiana sin escanciar. Todo un riesgo para nuestros estómagos, sobre todo.

La plaza Grizzly de Revelstoke

Durante el verano, en la plaza Grizzly del pueblo, tienen lugar actuaciones de grupos de música, y ahí si había mucho más ambiente. Además que lo hacían muy bien y se estaba de maravilla sentados a la sombra contemplando el espectáculo.

Pero teníamos que regresar al hotel. Recogeríamos a Paula para ir a cenar a una pizzería cercana donde ella y yo pedimos un arroz con verduras y salsa tereyaki y Rubén una pizza mediana.

El sitio se llama Zalas Pizza & Steakhouse, y además de cenar, estuvimos viendo en la televisión un espectáculo de carreras de carros que no sería la primera vez que nos quedaríamos ensimismados viendo algo así.

Así, despedimos un día que había sido, sobre todo cansado, porque además aquí, en la Columbia Británica, es una hora menos que en Alberta, por lo que habíamos ganado una hora más al día.