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Día 4
Diario Norte de Tanzania en 15 días

Un lugar único en el Mundo. Entre Baobabs y elefantes

El parque Nacional de Tarangire, es el sexto Parque Nacional en extensión de Tanzania, pero el segundo con mayor concentración de animales después del Serengeti. Se encuentra situado a tan solo 110 kilómetros de «la capital turística» de Tanzania, Arusha, lo que lo hace un buen destino para hacer un gran safari. Sin embargo no es uno de los parque más habituales, y muchos viajeros deciden sacarlo del planning ¿Por qué? Quizá porque tienen más nombre y más importancia turística, otros como el Serengeti o el Área de Conservación del Ngorongoro.

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Sin embargo, en mi opinión, en cualquier safari por el norte de Tanzania, debería ser un imprescindible, por muchas razones, y todas ellas las descubriréis en este post. (Sigue leyendo).

Viaja con nosotros

Este viaje «Gran Ruta Norte de Tanzania» se desarrolló tal y como lo estáis leyendo durante el mes de Septiembre del año 2021, en uno de los viajes que realizamos bajo el concepto «Viaja con nosotros». Desde hace años ofrecemos la posibilidad a nuestros lectores, seguidores de redes sociales y clientes de la agencia de viajes a acompañarnos. Y este fue nuestro tercer «Viaje con vosotros».

Si quieres realizar un viaje similar o parecido a este, consulta las fechas de salida regular o si lo prefieres, pídenos un presupuesto para un viaje en privado a un país que estoy segura que te sorprenderá. Info@viajescallejeandoporelmundo.com

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Nuestra segunda vez en Tarangire N.P.

Era nuestro tercer viaje a Tanzania, nuestro segundo safari en el Norte y repetíamos parque. Te preguntarás que es lo que hizo que por segunda vez, metiésemos este parque en nuestro planning de viaje.

Nuestro primer safari en Tanzania había sido muy cortito. Tan solo 3 días para visitar Taragire, Manyara y Ngorongoro, como punto final a un viaje de 19 días por Kenia y Tanzania. Aquel día, en Tarangire, supe que me había equivocado totalmente, y que no tenía que haber hecho estos tres días aquí. Te estarás preguntando porqué arrepentirse de pasar 3 días en una zona tan especial del mundo. La respuesta está clara.

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Habíamos pasados estos tres días en Tanzania, porque este viaje, tan especial para nosotros, creíamos que iba a ser el primero y el último en África. No sabíamos por aquel entonces que África engancha, que íbamos a sufrir el llamado «mal de África», y que repetiríamos una y otra vez.

Pero aquel día en Tarangire, ya tenía claro que esta no sería nuestra última vez de safari, y que me había equivocado en la decisión, ya que tenía claro que tenía que volver a África, que tenía que volver a Tanzania y que tenía que volver para visitar el Serengeti. Entre otras cosas.

Pues bien, siempre tuve muy claro que cuando volviese a Tanzania para visitar el Serengeti, iba a visitar el Ngorongoro. La visita al Ngorongoro me había impresionado tanto, que sabía que tenía que volver. Y entonces ¿porqué repetir Tarangire? En parte porque este viaje lo íbamos a compartir con más gente, con aquellos que se quisieran apuntar (o no), y sabíamos que un viaje por el Norte de Tanzania tenía que incluir, sí o sí, el Tarangire N.P. Nadie que visite esta zona puede perderse la maravilla que es este parque nacional. Así que estaba claro. Lo tenía que incluir.

Pero además lo incluí con gusto. Antes de ir lo tenía claro, pero ahora lo tengo más claro aún. El parque Nacional Tarangire es para mí, el parque nacional más bonito de todos los que visitamos en África, y no han sido pocos.

Listado de Parques Nacionales más bonitos de África

En el listado de mis parques Nacionales africanos más fotogénicos, tengo claro que en primera posición está el Parque Nacional de Tarangire. La combinación de baobabs, cientos de elefantes, sabana africana, y la luz especial que hay, es para mí, la mejor de las estampas.

Seguido, muy de cerca, el parque Nacional Murchinson Falls, en Uganda.

En tercera posición sitúo, aunque me cuesta mucho establecer distinción entre el tercero y el cuarto, el Delta del Okavango, un lugar que desde que vi una imagen área de la zona supe que tenía que ir. Aunque en sí no es un parque Nacional, y lo podríamos considerar incluido dentro del Moremi Game Reserve Y si en tierra es bonito no os cuento nada cuando lo sobrevuelas, esa imagen no se te quita de la cabeza.

En cuarta posición, el Parque Nacional de Chobe, al norte de Botswana, increíble lugar lleno de matices de colores. Para mí otro de los viajes más increíbles y espectaculares de los que hemos hecho en nuestra vida, porque se complementa, el tercer y el cuarto puesto, con el quinto.

En quinta posición, el Parque Nacional de las Cataratas Victoria, porque no hay lugar con más fuerza que esta.

Nos vamos a Tarangire N.P.

Muy puntuales, a las 8:00 de la mañana, estábamos todos preparados para poner rumbo a nuestro primer parque Nacional de Tanzania y nuestro primer safari. Ya habíamos desayunado, ya habíamos hecho el check out en el hotel y teníamos listo nuestro equipaje para ir metiéndolo en el 4×4 que nos iba a acompañar los 13 días de ruta que estaban a punto de comenzar.

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La emoción de quien empieza una nueva aventura se palpaba en el ambiente. Buen rollo, muchas risas que ya empezaban a aflorar y la necesidad de empezar ya, a recorrer el Norte de este país que estábamos seguros de que nos iba a sorprender. Y empezamos con las fotos, la foto pre-viaje, tan importante antes antes de empezar. Rosa, Luis, Ana, Carmen, Rubén, nuestro guía Said, y yo, comenzábamos con mucha ilusión el que sería, hasta la fecha, el mejor viaje de mi vida.

Nos ponemos en marcha. Y es cuando empiezas a palpar de nuevo el ambiente africano. Llevábamos dos días en Arusha, pero nada de lo que se pueda vivir en una ciudad, tiene comparación con lo que se vive en el resto del país. Volvíamos a la carretera y volvíamos a ver esas imágenes que tanto me gustan. En África, la vida discurre a lo largo del camino, y empezamos a notar el colorido, la gente, la vida… a lo largo del trayecto de más de 100 kilómetros que separa Arusha de la entrada al Tarangire N.P.

Entrada en Tarangire N.P.

Dos horas después de salir de nuestro hotel en Arusha, llegábamos a la entrada del Parque Nacional Tarangire. Aquí hicimos una pequeña parada. Trámites burocráticos, entradas, ir al servicio… esas cosas que se tienen y se deben hacer en toda entrada a un parque.

Rosa y Luis, fotografiando 😉

Tuvimos unos minutos para estirar las piernas y empezar a sorprendernos con todo lo que veíamos. Un gran baobab nos daba la bienvenida. Tarangire tiene su seña de identidad en la gran cantidad de Baobabs que aún sobreviven en el país, y en la cantidad de elefantes. Tarangire es uno de los lugares de África con mayor población de elefantes. Esto ya lo habíamos notado en nuestra anterior visita, pero ¿qué nos depararía esta vez el bonito y fotogénico parque?

Estábamos expectantes y nerviosos por lo que estaba a punto de comenzar, y eso se notaba en la cantidad de fotos que pudimos sacar aquí, sin ser nada, o siendo solo el principio de lo que venía en adelante.

Unas cuantas fotos después, Said regresa al coche con todas los trámites listos, así que por fin, podíamos acceder al parque. Este es sin lugar a dudas el momento más emocionante del viaje, cuando entras por primera vez a un parque, con vida salvaje sin saber exactamente que te vas a encontrar. Para nosotros y para Carmen no era la primera vez, pero para el resto del grupo, era el primer momento en el que estaban a punto de ver un elefante, una jirafa, una cebra… o un león, y eso, es algo que en un safari, no se olvida nunca. Esa extraña sensación que te invade, cuando aún sin haber visto todavía nada, sabes que algo te puede esperar a la vuelta de la esquina (más bien en este caso, a la vuelta de un árbol).

¿Sabias qué…?

  • Tarangire es el Sexto parque Nacional más grande de Tanzania, donde existen, en la actualidad, 22 parques nacionales protegidos; 3 reservas y 2 parques marinos.
  • Tiene 2600 kilómetros cuadrados y se trata del séptimo parque protegido, que alcanzó la designación de Nacional en el año 1970. 19 años después de que Serengeti fuese catalogado como tal.
  • El nombre de Tarangire se lo da el río que lo atraviesa, y que es el principal culpable de la cantidad de animales que se pueden ver en el parque. Se trata de la principal fuente de agua, y sobre todo en época seca, concentra a miles de animales que se acercan a beber.
  • En Tarangire se observan 3 estaciones: la llamada «lluvias cortas», en noviembre y diciembre; la llamada «lluvias largas», entre marzo y mayo; y la estación seca de junio a octubre y de enero a febrero.
  • Se caracteriza por su bello paisaje de sabana, regado de los emblemáticos baobabs, y por al cantidad de elefantes que tiene. Se dice que en Tarangire se encuentra una de las mayores concentraciones de elefantes de todo África, y por tanto del mundo.
  • Pero no solo por esto. En Tarangire podemos encontrar más de 500 especies de aves, de las cuales una proporción alta está en peligro de extinción o son endémicas de la zona.
  • Según nuestro guía Said, se necesitan 3 días para tener una experiencia completa y poder llegar a los puntos más alejados del parque. ¡Quien los tuviese!.

Y cuando te recibe una jirafa en Tarangire

Si cuando hicimos nuestro viaje a Uganda, el animal que nos daba la bienvenida a los parques, era siempre un elefante, en Tarangire lo hizo una jirafa. Y lo más importante de todo es que esto era algo muy importante para alguien del grupo.

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Antes de viajar a Tanzania, Rosa, con la que había compartido alguna que otra charla, y con la que me tomé un largo café, me había hablado de su historia con las jirafas y la ilusión que era para ella ver una. Yo le había prometido que no veríamos una, sino muchísimas jirafas. Así qué, que el primer animal que nos recibiese en Tanzania, fuese una jirafa, indicaba que algo muy bueno tenía que ocurrir en este viaje.

No sé porque cuando soñé el viaje pensaba en ver Jirafas. Siempre las vi como un animal elegante, misterioso, bello….Y estas cosas del destino, fue el animal que nos recibió. No daba crédito, me quedé casi sin respirar, tenía miedo que se fueran. Lloré, no puedo explicar la emoción al ver que el sueño estaba delante de mí, a pocos metros y sin decepcionarme. Aún recordándolo me falta el aire.

Rosa, cuando ver una jirafa te ilusiona.

¿Y qué significó este momento? Pues una ilusión tan grande para ella, que las lágrimas de emoción empezaron a fluir. No sería la primera vez… habría muchos momentos de estos, para todos.

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Por que no apareció una, sino que tras esta vinieron otras, incluso una pequeñita tras su madre. Las cámaras no paraban pero las emociones tampoco.

Nuestra primera imagen del Tarangire.

Entramos en Tarangire, nos adentramos en sus entrañas, y todo empieza a ser nuevo para algunos de nosotros. Se escuchan muchos susurros, muchas señales de asombro, el paisaje de Tarangire empieza a ser abrumador para todos. Y de repente, ahí está, frente a nosotros, nuestra primera imagen global, nuestra primera imagen de la vida salvaje en África.

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Os podéis imaginar la sensación que se produce cuando por primera vez ves algo así. Es algo que no se puede explicar con palabras y que os puedo asegurar que eso que se dice de que una imagen vale más que mil palabras, aquí no se puede aplicar. No hay 1000 imágenes que puedan mostrar lo que nuestros ojos percibían, y aún menos, lo que afloraba en nuestro interior. Animales por todos los lados, compartiendo territorio, en su más absoluta tranquilidad.

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Es de esperar que cada uno tuviese dentro algo distinto, pero os aseguro que las lágrimas estaban a punto de salir (sino saliendo) en muchos de nosotros.

Aquí, tras un rato contemplando y observando lo que teníamos al frente, a los lados y al costado, me decido a pronunciar mis primeras palabras: «Esto que estáis sintiendo ahora, es por lo que siempre quiero volver, y volver, y volver una y otra vez a África. Porque esto que se siente y vive aquí no lo he experimentado en ningún otro lugar del planeta. La imagen que tenéis al frente, con tantos animales compartiendo territorio, cebras, antílopes de varios tipos, jirafas… es lo que me hizo sentir ese «mal de África».

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La charca de Tarangire

Era principios del mes de Septiembre, concretamente un día 4, y Tarangire se encontraba en plena época seca. No sabéis lo distinto que vimos el parque esta vez. La primera era época de lluvias cortas, y aunque no nos llovió nada, el parque lucía verde y fértil, y pese a lo que pueda parecer lo vimos mucho más lleno de elefantes que esta vez.

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En época seca, es más frecuente ver grandes manadas de animales alrededor de ríos y charcas. Así que en esta época, si te acercas a uno de estos sitios, es posible que sin moverte mucho, puedes ver pasar por ahí, ñus, cebras, jirafas, antílopes, elefantes,… y quien sabe si algún león, leopardo o guepardo.

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Así que allí estábamos, frente a la charca, viendo el ir y venir de cientos de animales. Mirases, donde mirases había algo que ver, fotografiar, y sobre todo, sentir.

Rodeamos toda la charca, porque además el paisaje era brutal. Mucho más de lo que muestran las fotos, que además estrenaba objetivo y todavía no lo tenía muy bien controlado. El día nublado tampoco ayudaba a controlar la luz, pero creo que se percibe, que el lugar era de lo más especial.

¿Habríamos pasado por aquí la primera vez que estuvimos en Tarangire? Pues la verdad es que no recordaba nada así, pero de lo que si me acordaba es de las imágenes impactantes del río Tarangire, y todo lo que se puede ver a lo largo de su cauce. Hacia allí nos fuimos.

Los leones al sol

Esta imagen del río sí que era algo que recordaba perfectamente de nuestra primera visita, así que cómo que en esta zona estuvimos un rato observando a 3 leones que se encontraban en la lejanía, prácticamente inapreciable para nuestro ojo humano y hasta casi difícil con el objetivo de mi cámara.

Esta vez, la cosa fue parecida pero distinta. Nada más acercarnos a la ladera del río, Said nos dice: «Allí (señalando con el dedo), un par de leones».

¿Cómo? ¿Leones? La excitación dentro del coche fue inmediata. Todos nos levantamos, empezamos a observar… no veíamos nada. ¿Leones? ¿Dónde?… hasta que por fin los distinguimos al otro lado del río.

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Carmen, para la que no era la primera vez que hacía un safari, se había quedado un poco a disgusto con la única vez que vio un león en Uganda. Y es que allí se nos resistieron un poquito más. Así que sólo pudimos ver un grupo, muy alejando, en el Parque Nacional Queen Elisabeth. Una de las cosas que traía en su «debe», era ver un león de cerca. Cuando los localizamos al otro lado del río, ella ya mostraba su ilusión por el momento. No es que estuviesen al lado, pero al menos, mucho más cerca que en Uganda, estaban. Su cometido se había cumplido el primer día de viaje, al igual que el de Rosa con las jirafas.

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Permanecimos en silencio (dentro de lo que se puede considerar silencio en un momento así, ya que los susurros, las muestras de emoción no se podían contener), durante un buen rato. Esperábamos algún movimiento de los leones. Qué les entrase sed, que fuesen a beber…. algo. Pero pese a que se movieron, se levantaron, y parecía que se iban a acercar, no lo hicieron.

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Aquí les volví a recordar, que un safari se basa en la paciencia y que solo el guía sabe si debemos esperar o no. Y no lo hicimos. Said decidió que no era un buen momento, y que posiblemente no hubiese mucho más que lo que estábamos viendo, así que con mucha pena, pero con la emoción de continuar el recorrido por el parque, continuamos el camino.

Y por fin los elefantes

Y por fin llegan ellos, los grandes de África. Son los animales más grandes del planeta, y superan a sus parientes, los elefantes asiáticos. Es cierto que Ana, la benjamina del grupo, ya había visto elefantes en Sri Lanka, pero le comenté que estos no solo eran más grandes, sino distintos. Estaba segura que le iban a impresionar. Como así lo hicieron.

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Algún dato sobre los elefantes:

  • Pueden llegar a medir entre 3.2 y 4 metros de altura, el elefante macho. Las hembras son un poco más pequeñas.
  • El embarazo de una elefante dura 22 meses, y es el más largo de los mamíferos.
  • Sus grandes orejas las utilizan para abanicarse durante los momentos de más calor, es su mejor fuente para mantener la temperatura corporal, de ahí que las agiten tanto. Ojo, la agitación también puede ser síntoma de cabreo, pero el cabreo de un elefante lo notarás al minuto.
  • La larga trompa en realidad es la nariz, que la utilizan para beber, comer agarrando las ramas, y para bañarse.
  • A los elefantes les encanta el agua, y lo más normal es ver un elefante cogiendo agua con su trompa y rociándose con ella. Después hacen lo propio con tierra o barro para proteger su piel del sol.
  • Solo en la trompa tienen unos 100.000 músculos, casi nada.
  • Tienen dos largos colmillos que los utilizan para cavar en la tierra, para arrancar cortezas de los árboles o para buscar comida. Los machos además los utilizan para luchar entre ellos. Tiene un gran valor y es uno de los motivos de la caza furtiva de elefantes. Lo ha sido, y lo seguirá siendo lamentablemente. Lo que en ocasiones hace que este animal pase a estar en la lista roja de animales en peligro de extinción.
  • Los elefantes son herbívoros. Consumen unos 135 kilos de media de comida al día. Y recorren grandes distancias para poder sustentarse.
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¿Qué hay tras ese baobab?

Continuamos nuestro camino. Tarangire no es precisamente llano. Está formado por colinas distribuidas a ambos lados del río, así que con nuestro 4×4 íbamos subiendo y bajando por caminos de tierra. Empezamos a subir una empinada colina. Había acacias y baobabs a ambos lados, y de repente, al frente, un gran baobab. Y a la sombra del baobab descansaba plácidamente una gran leona.

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Ahora sí. La teníamos a escasos metros y aunque estaba dormida, descansando, para nosotros ya era mucho verla así, tan cerca. De vez en cuando una mosca la molestaba y se movía un poquito. Al rato, nuestro guía Said mueve el coche. Pensábamos que nuestra visita a la leona había terminado, pero no, lo que hizo fue con el coche rodear el baobab y cambiar de posición, y así tener otra perspectiva.

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No os podéis imaginar lo cerca que la teníamos. Allí, descansando plácidamente e ignorándonos por completo. Dentro del coche no se escuchaba nada. Estaba todo el mundo tan alucinado con el momento, que nadie podía decir nada. Y bueno, tampoco queríamos molestar, aunque la leona nos ignoraba totalmente.

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Por fin Carmen, había podido ver un león a escasos metros y estaba que no se lo podía creer. La emoción se palpaba en el ambiente.

Y por fin se movió. Se levantó y se cambió de posición con lo que, aunque ya le habíamos podido ver la cara desde la posición en la que estábamos, ahora si que podíamos ver con esa belleza que desbordaba.

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Rosa no paraba de decir «¡Qué bonita es! ¡Qué cara tan bonita!», una y otra vez.

Pero no os imaginéis que sólo teníamos esto al frente, si te dabas la vuelta, algo más podía sorprender. Esta jirafa nos observaba atenta. O ese pajarito que se apoyó en una rama a escasos metros de nuestra leona. En África, si observas, verás mucho más de lo que parece.

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En busca de un lugar donde comer

Tras este momento de emoción intensa, Said nos pregunta si queremos ir a comer. La respuesta fue un poco ambigua porque la mayoría no quería perder ni un solo momento de aquellos, por una simple comida. Le preguntamos dónde se iba a comer, y él respondió que a unos 20 minutos de donde estábamos.

Creo que no nos entendió la pregunta: «Pero… ¿fuera del parque? ¿en un restaurante de un lodge? ¿dónde exactamente?» No queríamos dar por concluida esta aventura así que cualquier segundo de más que pudiésemos pasar allí dentro lo cambiábamos por todo manjar que nos pudiesen poner delante.

Pero no, señaló las cajas de picnic que llevaba en el coche y que hasta ese momento ni nos habíamos fijado que estaban allí. Así que perfecto. Íbamos a comer en el mejor restaurante del mundo, con unas vistas increíbles del Parque Nacional Tarangire, aunque eso aún no lo sabíamos.

Las cebras

Yo estaba totalmente sorprendida por el parque tan distinto que estaba viendo esta vez, y es que como siempre se dice, un safari nunca es igual a otro. Puedes visitar cien veces el mismo parque y siempre te parecerá distinto. Y es que si la vez anterior nos habíamos cansado de ver elefantes y búfalos, esta vez los protagonistas eran las cebras, las jirafas y los elefantes (que no pueden faltar). Pero sobre todo cebras y ñus.

Mil fotos pudimos haber sacado entre todos a estos maravillosos seres que dan nombre al famoso paso. Y es que también, de vez, en cuando sufrimos lo que es un «paso de cebra».

Comida con vistas. El mejor restaurante en el mundo

Y llegamos al que sería el lugar donde íbamos a comer. Un pequeño recinto habilitado con mesas y sillas para poder disfrutar, del que sin lugar a dudas, puede parecer el mejor restaurante del mundo. Porque da igual lo que comas, las vistas no tienen precio. Y aquí, con la panorámica hacia el río Tarangire, disfrutamos de nuestra primera comida tipo «picnic».

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Vistas desde donde comimos

Estábamos impresionados con las vistas. En un safari pocas veces te puedes bajar del coche. No está permitido hacerlo, y sólo cuando un guía te dice que te puedes bajar (en ocasiones para hacer pipi) lo ves como un auténtico regalo. Poder estar allí de pie, con todo el África más salvaje a nuestros pies era un auténtico lujo. Así lo sentí yo y así lo sintieron el resto del grupo.

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Porque las imágenes globales dicen poco, se percibe poco en ellas, pero allí de pie es todo muy distinto a lo que muestra una simple foto. Mires donde mires, cientos de cebras, ñus, elefantes… vagaban a sus anchas en un paraje, con una belleza sin igual.

Dentro de un baobab

No era la primera vez que veíamos baobab, y salvo Ana y Carmen, el resto habíamos tenido ese placer. Luis y Rosa en Senegal, nosotros en la costa de Kenia y en Tarangire, además de en Botswana. Pero lo que nunca habíamos hecho ninguno era meternos dentro de uno. Said paró el coche al lado de un gran baobab que tenía un agujero. Se bajó del coche. No sabíamos que hacía. Se acercó al baobab, y con cautela, miró dentro del agujero.

Volvió sobre sus pasos y nos dijo: «Os podéis bajar». ¿Nos podemos bajar? No me lo podía creer, ni yo ni el resto. Pero no lo dudamos un segundo. Nos bajamos todos, y… nos metimos dentro del gran baobab, donde según Said, es un lugar habitual para que los leones descansen a la sombra.

Las jirafas, un regalo para Rosa

El regalo para Rosa vino justo después de comer. Ahora si, y después de la primera emoción viendo sus jirafas al entrar, pudo tomarse con más tranquilidad este encuentro con un grupo de ellas. Ahora parecía que el sol ya salía un poco más y la luz era muy distinta a lo de esta mañana, así que cualquier foto que se sacase era una maravilla para los sentidos y para los recuerdos.

Los elefantes de Tarangire

Y si, ellos son los grandes protagonistas en este parque. Porque no os creáis que sólo vimos jirafas, ñus, leones y elefantes en Tarangire, pero para ser nuestro primer safari era lo que más teníamos que destacar. Tendremos tiempo de hablar del resto. Y no nos podíamos despedir de Tarangire sin pasar un rato con ellos, los elefantes, y tenerles a escasos metros. Ahí, contemplando en silencio el ir y venir de estos grandes mamíferos estuvimos un largo tiempo, intentando retenerlo todo en nuestra memoria. Porque lo que habíamos vivido hoy en Tarangire, era demasiado intenso para procesarlo sobre la marcha.

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¿Qué hacen aquí los ñus?

Eso fue lo que nos preguntamos durante todo nuestro safari en Tarangire. Se suponía que los ñus y las cebras, a estas alturas del año tendrían que estar en el Norte del Serengeti o en Masai Mara en Kenia, ya que la gran Migración es donde se encontraba en estos momentos. Pero vimos muchísimos ñus, muchos más de los que habíamos visto nosotros en nuestra anterior visita al parque, en temporada de lluvias cortas.

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Y es que se ve que no todos los ñus y cebras emigran, sino que hay algunos que permanecen en los parques durante todo el año, y aquí era evidente que se habían quedado unos cuentos.

Lo que no vimos en esta ocasión o no en tanta cantidad como en nuestra vez anterior, fueron los búfalos, que parecían totalmente ausentes esta vez.

Otras imágenes del parque.

Porque no todo fueron leones, cebras, ñus, o jirafas… también vimos otras muchas cosas que en este momento no pasaban desapercibidas.

Nos vamos a Karatu para pasar la noche.

Salimos del Tarangire N.P pasadas las 5 de la tarde. Aún nos quedaba algo más de una hora para llegar a nuestro alojamiento en Karatu, el Marera Valley. Al atravesar sus puertas ya me di cuenta que tal y como nos había pasado en Uganda con los alojamientos, nada de lo que puedas ver en internet o en fotos, muestra la realidad de donde estamos. El sitio es tan bonito y tan especial que no me lo había podido imaginar así cuando planificaba el viaje y decidí que este sería nuestro alojamiento en Karatu.

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Es un lugar maravilloso y uno de los mejores alojamientos de todo el viaje. No sería esta nuestra única noche aquí, haríamos otra antes de finalizar el viaje y nos alegrábamos por ello. El resto del equipo se había sorprendido también, no esperaban este tipo de alojamiento en el viaje así que estábamos todos contentos y muy muy agradecidos.

El hotel consta de una serie de casitas distribuidas a lo largo de una pequeña colina, lo que hace que tengamos, desde la terraza, unas estupendas vistas del bosque tanzano. Las habitaciones son tan grandes que podemos hasta escoger cómo dormir, en camas separadas o los dos en una cama. Increíble lugar al que volvería sin duda.

De cena en Marera Valley

Una ducha calentita después salimos dispuestos a tomar una cerveza mientras esperábamos para cenar. Así que poco a poco nos fuimos reuniendo en el bar, y las cervezas ¡cayeron!

Cenamos a las 8 de la tarde y cuando entramos en el restaurante (tened en cuenta que el viaje es en Pensión Completa, luego tenemos incluidas todas las comidas) vimos que nuestra mesa estaba preparada para 6. Y no, no éramos 6, porque después de este primer día de viaje ya teníamos claro que nuestro guía Said formaba parte de nuestro equipo, de nuestra familia, e hicimos que pusiesen en la mesa un plato más. Éramos un grupo de 7.

Había terminado nuestro primer día de safari y durante la cena, las impresiones y el balance de todos eran comunes. Podíamos haber terminado nuestro safari hoy y las expectativas de todos se habrían visto cubiertas con creces. Pero aún quedaba mucho camino por recorrer. Esto solo era el principio y el principio había sido inmejorable.

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