Turtle Beach en Perhentian Besar

A quien me siga en el blog y en redes sociales sabrá, que me encantan las buenas playas, las playas paradisiacas, las playas de arena blanca, de agua azul turquesa y siempre que puedo en un viaje voy buscando estos sitios. Y una de estas playas es sin duda alguna, Turtle Beach en Perhentian Besar.

El día anterior, en nuestro recorrido en barca por los mejores rincones de la isla para hacer snorkel, terminamos en una pequeña playa llamada Little Turtle Beach, un remanso de paz, una playa paradisíaca y espectacular de un color tan azul intenso que querrías no irte jamás. Allí, en aquel lugar, tomamos la acertada decisión de pasar nuestra última mañana en Perhentian Besar en esta playa.

Tras el desayuno en la terraza del Abdul Chalet, salimos a hacer nuestro último paseo por las playas de la isla. Recorrimos el camino de Sur a Norte, de igual manera que habíamos hecho en nuestro primer día completo en Perhentian Besar. Y cuando llegamos a la altura del Mama´s Beach Resort alquilamos a un barquero que por 20 RM (ida y vuelta) por persona nos llevaría al Paraíso y nos volvería a traer a la hora indicada (ojo!, solo hay que pagar a la vuelta, que el sitio es paradisíaco pero tampoco como para que no te vayan a recoger). Pequeño coste sin duda por llegar a la mejor playa de Perhentian Besar, la conocida como Turtle Beach.

Turtle Beach en Perhentian Besar: El paraiso malayo.

Nos acercamos lentamente hacia la playa. El barquero que nos hizo el traslado parecía querer detener el tiempo, parecía querer hacernos sufrir un poco y retrasar al máximo posible, el desembarco en la playa o ¿quizá fuese para que permaneciésemos con esa imagen, en ese momento por más tiempo?. Porque lo que teníamos ante nosotros, según nos fuimos acercando a la playa, era algo espectacular. Un color tan azul intenso en el mar, que se extendía hacia el horizonte, con aquella arena tan blanca y tan fina y el contraste con la más pura selva virgen, hacía del conjunto algo difícil de olvidar.

El tiempo se paralizó y en aquella playa, durante largas horas no hicimos otra cosa que contemplar lo que teníamos frente a nosotros, una playa tan magnífica que nadie, ninguna otra, la podría envidiar.

La mañana fue del todo productiva, al menos para mi, que en todo el tiempo que estuve en la playa intenté retener en mi memoria todas las imágenes de aquella hermosa playa, que dicho sea de paso, estaba prácticamente desierta. Se ve que no todo el mundo decide llegar hasta aquí, o al menos, en la temporada en la que nosotros estuvimos, en temporada baja en la isla.

Las horas fueron pasando entre baños, tomar el sol, tomar la sombra, hacer algo de snorkel, divertirnos en el agua… y la hora de partir llegó. Nos despedimos con mucha pena de Turtle Beach y más sabiendo que éste, era nuestro último día de playa, el último que pasaríamos en Perhentian Besar y uno  de los últimos días de viaje.

De vuelta a ver tiburones.

Este día comimos con los restos de comida que nos quedaba todavía tras lo cual decidimos despedirnos de la isla volviendo al Shark Point, queríamos irnos de aquí con las imágenes de los tiburones en nuestra cabeza, así que contratamos a un barquero que durante unas dos horas nos llevó, nos esperó y hasta nos hizo de guía para poder ver la mayor cantidad de ellos posibles. Y lo consiguió. Con él fue el día que más tiburones vimos. Iba delante de nosotros y de vez en cuando señalaba, mirábamos, no se veía nada y al rato aparecía un escualo que en cuanto detectaba nuestra presencia giraba, daba media vuelta, y nos decía «adiós» con la cola.

Quizá hubiésemos hecho bien en llevar con nosotros a un chico que estaba dispuesto a ganarse una propina, puesto que no todos se tiran al agua, y pacientemente van con unos turistas a enseñarles donde están los tiburones. Ciertamente se portó bien, porque su única función y para lo único que había sido contratado era para hacer de taxista, no de guía. ¡Un 10 por el chico!.

No hubo una mejor forma de terminar el día, de terminar nuestros días en Perhentian Besar que ésta, con una playa espectacular y una tarde de Tiburones, con una puesta de sol fantástica y con una cena en el Tuna Bay.

Con nuestro billete de barco en la mano fuimos a la recepción del Abdul Chalet, pagamos (con tarjeta de crédito, que parecía que iba a ser imposible, pero de otra manera nos hubiésemos tenido que quedar allí a fregar platos, puesto que no llevábamos suficiente para pagarlo todo) y concretamos la hora de recogida del barco que ya teníamos pagado para el día siguiente. Pasarían a por nosotros a las 8 de la mañana.

Así nos despedimos de esta isla, con la que tan buenos recuerdos regresamos a casa, y sabiendo que ha cumplido con creces nuestras expectativas. Seguro que no volvemos (hay muchos lugares en el mundo para conocer y visitar), pero con ganas nos quedamos.

Nuestro viaje no terminaba aquí.Al día siguiente nos tocaba un largo viaje hasta Singapur, destino final de estas merecidas vacaciones.

Si quieres leer el diario completo de viaje: 6 días en las islas Perhentian.