Visitar Saint Cirq Lapopie fue el motivo principal de hacer esta escapada de 3 días en la Dordoña y Lot. Visitar este pequeño pueblo del departamento de Lot era algo que nos llevaba rondando la cabeza mucho tiempo, y una foto que se nos cruzó en el camino, hizo que un día del mes de Febrero, planificásemos sobre la marcha una escapa en Semana Santa a esta zona. El día anterior habíamos hecho 44 kilómetros por los alrededores de Sarlat la Caneda, visitando el Valle de Dordoña. Hoy tocaba pasar un día en Lot, el departamento vecino a Dordoña.
El Departamento de Lot, al igual que el de Dordoña, tiene tanto que ver y hacer que es prácticamente imposible hacerlo en un día (ni en una semana, ni yo diría que en un mes) así que decidir lo que hacer, además de visitar Saint Cirq Lapopie no fue fácil.
Finalmente el día en Lot lo dedicamos en visitar Rocamadour, la cueva de Padirac y terminamos el día en Saint Cirq Lapopie. Hemos de decir que pensábamos que nos iba a dar tiempo a ver algún pueblo más, pero finalmente esto es lo único que pudimos hacer aquel día, tras recorrer 244 kilómetros y algo más de 4 horas en el coche.
El viaje en mapa.
Para que podáis seguir el viaje a través de localizaciones, os dejo un mapa con todos los puntos de interés, entre ellos los parkings para poder aparcar el coche. El día de hoy seguimos la ruta de puntos amarillos.
Rocamadour, el pueblo colgante del Valle de Lot.
Rocamadour se encuentra situado en lo alto de un acantilado, y seguro que todo el mundo, alguna vez, ha visto una imagen de este precioso pueblo francés, el segundo más visitado del país. En nuestro viaje por Dordoña, y sabiendo que iríamos a Saint Cirq Lapopie, y por tanto que tendríamos que pasar al departamento de Lot, no podía faltar nuestro paso por Rocamadour. Tras Mount Saint Michael, Rocamadour es el lugar de Francia más visitado. Pasan por Rocamadour más de 1.5 millones de personas en el año, con lo que, si tanta gente pasa por Rocamadour, por algo será.
Durante el Siglo XII, durante la edificación de un santuario dedicado a la Virgen, los monjes benedictinos descubrieron el cuerpo casi inalterado, de uno de los primeros ermitaños que poblaron la zona. Se trataba de Amadour, al cual se le atribuyen más de 100 milagros.
Desde aquel momento, esta zona alcanzó un gran éxito entre los peregrinos, que comenzaron a llegar a la zona de devoción a la virgen María y al ermitaño Amardour. Además, se aprovechó la cercanía del Camino de Santiago, para desviarlo y hacerlo pasar por Rocamadour, de forma que a este pequeño pueblo le empezó a llegar dinero. Dinero que se invirtió en crear hasta 12 santuarios excavados en la roca, de los que hoy solo se conservan 7.
El lugar se hizo tan popular que se tuvo que construir un palacio donde albergar a los famosos y «conocidos turistas» que pasaban por aquí: como Luis IX de Francia o Enrique II de Inglaterra, entre otros muchos.
El castillo de Rocamadour.
Llegamos a Rocamadour y fuimos directos al aparcamiento gratuito que llevábamos anotado (ver mapa anterior). Los parkings en Rocamadur, sorprendentemente son gratuitos. Llevábamos anotado que se podía aparcar en la parte superior de Rocamadour, en una zona llamada L´Hospitalet. Y así hicimos. hay varios parkings pero nosotros aparcamos sin problema en la propia calle, justo al lado de los acantilados.
Comenzamos nuestro paseo hasta el Castillo y por el camino hicimos unas cuantas paradas para disfrutar de las vistas. Vistas que por otro lado son maravillosas y pararás a cada paso.
La entrada al Castillo se hace con una moneda de 2 euros (no hay taquilla, debes meter la moneda en un torno para que se desbloquee) por lo que es importante que llevéis la moneda. Nosotros como eramos 4 tuvimos la suerte de entre todos encontrar 4 monedas de 2 euros, pero no es habitual, como le pasó a una pareja que entraba justo con nosotros.
Puede parecer que 2 euros es caro para lo que hay que ver, ya que no se puede acceder al castillo que es privado, y solo se acceden a las murallas. Pero creo que las vistas también lo merecen. El desnivel es de infarto y parece que el castillo cuelga sobre el resto de las casas de Rocamadour.
Para continuar con nuestra visita a Rocamaduor, podemos hacerlo a través de un Funicular que nos llevará al centro del pueblo, o bajar caminando. Nosotros preferimos bajar caminando mientras hacemos el resto de las visitas turísticas, y si estábamos cansados, subir en funicular.
El Vía Crucis de Rocamadour.
El camino de las Cruces o Vía Crucis de Rocamadur, es un camino zizageante, que baja la empinada cuesta de Rocamadour, desde el Castillo hasta el pueblo pasando por cada una de las escenas del Vía Crucis, las XIV estaciones que hay. Este es el camino, a la inversa, que seguían los peregrinos, ya que ellos subían en lugar de bajar.
Durante el camino, hay dos capillas escavadas en la roca, en una de ellas con una gran cruz donde se puede clavar una chincheta.
¡Ojo con las chinchetas que hay por el suelo que se os pueden clavar en la suela del zapato!
El Vía Crucis termina en la Puerta de Saint Martial.
Puerta de Saint Martial
La Puerta de San Marcial se encuentra al final, o al principio según se mire, del Via Curcis. Data del s. XIII y da acceso a la zona de los Santuarios.
En el túnel que sigue a la Puerta de San Marcial de Rocamadour, encontramos un montón de placas de mármol con inscripciones que dan las gracias por los milagros de la virgen o el Santo Amadour.
Plaza central del recinto de los Santuarios.
Así, llegamos a la plaza central del recinto entorno al cual están las 7 iglesias o santuarios más importantes de Rocamadour. Esta zona es esencial en tu paso por Rocamadour.
Las dos principales iglesias del recinto son la de San Salvador y la Notre Dame.
La Basílica de San Salvador de Rocamadour.
Actualmente tiene consideración de Basílica y además fue declarado como patrimonio Mundial por la Unesco, dada su gran importancia en el Camino de Santiago. Fue erigida en la misma zona en la que se encontró, durante el siglo XII los restos casi inalterados de Saint Amadour. Es la mayor de las 7 iglesias construidas en el recinto y está formados por dos zonas claramente diferenciadas. Durante la Edad Media una de estas zonas era utilizada como albergue para peregrinos y la otra zona era utilizada por los monjes.
La iglesia de Notre Dame.
Es la más importante de las iglesias del recinto de Rocamadour. En ella se encuentra la réplica de la Virgen Negra. Se cree que el color de la virgen se debe al humo de los miles de cirios que han sido encendidos en la capilla, ya que no se tiene constancia de que en la Edad Media esta virgen fuese negra.
La Virgen Negra de Rocamadour es la patrona de los marineros, y de ahí que suspendidos en la iglesia se encuentren algunas réplicas de barcos. Algo que llama notablemente la atención dada la lejanía de Rocamadour del mar.
La Capilla de San Luis de Rocamadour o Nuestra Señora del Ovalo.
Además de las 7 capillas de la plaza principal, existe una octava, un poco más alejada, encastrada en la roca y quizá la que más desapercibida pasa. Fue donde menos turismo encontramos quizá porque no está en la plaza principal. En ella lo más llamativo, es que está llena de camisetas, trofeos y demás enseres de equipos de rugby.
Inicialmente fue la Capilla de San Luis en honor al rey de Francia. Hoy en día, está dedicada a Nuestra Señora del Óvalo, patrona de los jugadores de rugby. Dentro de la capilla encontramos todo tipo de objetos, entre ellos cabe destacar una camiseta de los All Blacks neozelandeses.
La Espada de Rolando.
No puedes abandonar Rocamadur, y la zona de las 7 capillas, sin echar la vista arriba y buscar la Espada de Rolando, clavada en la roca. Cuenta la leyenda, que Rolando (sobrino de Carlomagno) encontrándose en Roncesvalles y viendo su inminente muerte a manos de los infieles, lanzó la espada al aire clavándose en la roca en el lugar donde se puede observar hoy en día.
Donde comer en Rocamadour.
Más bien debería decir donde no comer, aunque es cierto que la experiencia de cada uno puede depender de lo que uno pida para comer. Digo esto porque a nosotros el restaurante que escogimos no nos gustó nada, lo que no quiere decir que otros coman de maravilla, y lo puntualizo porque los chicos que teníamos al lado nos contaron que a ellos les había gustado mucho la comida. Dicho esto, diremos que a nosotros no nos gustó, lo que si es cierto es que comimos con unas bonitas vistas del río.
El restaurante escogido fue el «Ogier» que está en la calle central de Rocamadour, la calle más comercial del pueblo y por donde pasa un trenecito turístico ideal si vais con niños.
El funicular de Rocamadour.
En Rocamadour hay un funicular subterraneo, que en dos fases (dos tramos o como lo queráis llamar) os lleva desde la calle central de Rocamadour hasta el Castillo, o más bien hasta el parking del Castillo. Es una opción ideal para bajar caminando y subir sin el esfuerzo que conlleva tanta cuesta. El funicular se paga por tramos, es decir, puedes decidir coger uno solo de los tramos o un billete para los dos tramos. Nosotros subimos hasta el parking y nos costó 4.20 euros por persona.
Así dimos por concluida nuestra visita a Rocamadour y pusimos rumbo a nuestra siguiente visita.
La Cueva de Padirac.
Cuando organizamos este viaje teníamos claro que, yendo a una zona plagada de cuevas, algunas rupestres, otras trogloditas… pero con muchas cuevas, teníamos que visitar una. Yendo tan pocos días, teníamos que escoger una, y la labor no fue fácil. ¿Porqué nos decantamos entonces por Gouffre De Padirac? La única razón es que en esta cueva se puede hacer un paseo en barca por su interior, algo que nos parecía muy distinto a otras que habíamos visitado con anterioridad.
Sólo 18 kilómetros separan Rocamadour de la Cueva de Padirac, y ese es otro de los motivos por los que escogimos visitar esta Cueva. Una Cueva impresionante, donde encontramos un río subterráneo navegable a más de 103 metros de profundidad.
La hora a la que llegamos era aproximadamente las 2 y media de la tarde y había muchísima gente. Creímos que por ir a la hora de comer habría menos aglomeración pero no fue así. Nos pusimos a la cola y cuando nos tocó pagar no nos querían hacer el cobro con tarjeta de crédito. Y no teníamos dinero en efectivo. Así que no les quedó otra, tras muchos intentos, que hacernos el cobro con la tarjeta.
Finalmente hicimos la visita sobre las 3 de la tarde.
Hicimos el descenso en el ascensor que hay habilitado para descender los 103 metros. Se puede bajar también caminando por unas empinadas escalares.
La visita se hace con audioguía lo cual es de agradecer. La vista dura aproximadamente una hora y media y la cueva nos gustó mucho. Es cierto que hay otras cuevas que quizá sean más bonitas, pero el ir en una barca navegando por su interior, es algo imperdible y sobre todo, distinto.
Datos de interés sobre la Cueva de Padirac:
- La temperatura interior durante todo el año es similar, 13 grados. Por lo que se recomienda llevar algo de abrigo. Nosotros accedimos con solo un impermeable y fue suficiente.
- Se puede reservar la entrada en internet, así que si sabéis el día y la hora sería mejor llevarlo reservado. En nuestro caso no lo hicimos porque daba error.
- La Sala de la Gran Cúpula tiene una altura de 93 metros. Impresiona mucho.
- La bajada (y posterior ascenso) se puede hacer en ascensor o a través de los 400 escalones.
El pueblo con encanto: Saint Cirq Lapopie.
Ya lo dije al empezar el post que la visita al Saint Cirq Lapopie, fue el motivo principal de hacer este viaje y sinceramente, solo por esto, habría merecido la pena los kilómetros recorridos. El pueblo nos pareció de cuento. Metido en medio de las montañas, en un paraje natural increíble, y con menos turismo del que nos esperábamos encontrar.
Consejos para aparcar:
Existen 6 parkings en los alrededores de Saint Cirqu Lapopie, lo que quiere decir que este pueblo es muy turístico y que lo que nosotros encontramos aquel día no debe ser lo habitual.
Hay un parking gratuito durante todo el año, el P1, pero queda a unos 20 minutos caminando cuesta arriba, del pueblo.
El parking más cercano a la entrada del pueblo (aunque cuando estés ahí pueda parecer todo lo contrario) el el número 5. El precio del parking: 4 euros (a partir de las 7 de la tarde vuelven a ser gratis). En invierno los parkings son gratuitos, aunque vuelven a ser de pago en momentos de gran afluencia de gente.
El pueblo no tiene más de 200 habitantes y su entresijo de casas y calles le hace inviable para la circulación de vehículos, sobre todo de los que vamos de turismo, por lo que está prohibido el acceso con el coche a sus calles.
Si el pueblo en sí ya es de cuento, no es para menos la belleza del lugar donde se encuentra ubicado: encaramado en una gran roca con vistas al río Lot, y en el corazón de un Parque Natural, el de Causses du Quercy.
El pueblo, con lo pequeño que parece tiene un montón de puntos de interés, y varios museos. Lo mejor para mi, es pasear por todas y cada una de las calles y disfrutar del ambiente (en nuestro caso tranquilo) del pueblo.
En lo más alto del pueblo encontramos la Roca de Popie, que da nombre al pueblo, y donde aún se conservan los cimientos de un antiguo castillo, el primero que se construyó en Saint Cirq Lapopie. Hoy en día en esta roca hay un mirador con excelentes vistas del Valle de Lot.
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