Día 1: Volamos a Yellowstone con Eurowings
Era un 8 de Septiembre de 2023, cuando de madrugada, empezamos aquel viaje que nos llevaría a uno de los destinos más espectaculares, en cuanto a fotografía, que hayamos podido visitar. Eran las 2 de la madrugada, cuando Tino y Paula, nos recogían en nuestra casa. Con los nervios a flor de piel poníamos rumbo al aeropuerto de Bilbao, para lo que teníamos por delante unas 3 horas y media.
Este es un viaje muy especial para mi. Os lo contaba en el inicio de la «Guía de Viaje a Yellowstone en 5 días«, donde no me pude resistir a contar más de lo que debería para ser tan solo una guía de viaje.
Antecedentes de este viaje a EEUU con Yellowstone en 18 días.
Hace 10 años que visitamos por primera vez la Costa Oeste de EEUU. Fue un viaje maravilloso que nos llevó a recorrer algunos de los parajes más sorprendentes de este país. Gran Cañón, Monument Valley, Antelope Canyon, Bryce Canyon, Death Valley… son algunos de los sitios que visitamos en aquel viaje. Y desde entonces no he dejado de pensar en volver.
Y no solo en pensar en volver, ya que hasta en 5 ocasiones tuve un planning de viaje realizado, hoteles reservados, vuelos bloqueados y coche alquilado. Sin embargo, por una cosa o por otra, parecía que aquel viaje no se podría realizar, y siempre se nos truncaba. Pero este año parecía ser el año en el que por fin podríamos visitar Yellowstone.
Por que sí, soñaba con volver, pero no para hacer lo mismo, claro está. Tenía que volver para visitar algunos de los parques que se nos habían quedado en el tintero en el viaje anterior. Entre ellos Yellowstone, Grand Teton, Arches y Cannyonlands. Y si, todos los viajes que planifiqué con anterioridad, todos, tenían estos tres parques. Pero os puedo asegurar que ninguno de ellos se parecía en nada a lo que finalmente fue nuestro viaje de este año.
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En ninguno de ellos tenía planificado pasar 5 días completos en Yellowstone. Pero una pandemia por el medio y sobre todo, 10 años más encima de nuestros hombros, han causado estragos. Sobre todo, ha cambiado nuestra forma de planificar y pensar los viajes.
Este año 2023 no iba a ser el año en el que visitaríamos Yellowstone. Primero fue Japón en Noviembre, pasaríamos un mes en el país Nipón. En Febrero lo cambié por Chile, para hacer lo mismo, pasar un mes en este gran país y conocer lo máximo posible. Pero este año, el año en el que no iba a viajar a Yellowstone, todo se puso de nuestra parte para que en Mayo de este año decidiésemos que éste era el año. Y me puse a preparar un viaje que nada tiene que ver con lo que había planificado en ocasiones anteriores. Porque este año quería disfrutar de unos buenos días en Yellowstone sin prisas.
Y si, eso fue lo que pasó. En Mayo de 2023, tomamos la decisión de volar a EEUU, por fin, 10 años después de aquel primer viaje. El detonante de esta decisión fue haber encontrado, casi por casualidad, un vuelo Bilbao-Salt Lake City de ida, y Las Vegas-Bilbao de vuelta, por unos 800 euros. Toda una ganga viendo el precio disparado que tuvieron los vuelos este año.
Así que me tocaba ponerme a organizar.
La organización del viaje a Yellowstone
Justo me encontraba de vacaciones en Riviera Maya, cuando allí mismo, desde la playa, decidimos que este viaje iba para adelante, y mientras tomaba el sol en una idílica playa del Caribe, di forma a lo que sería este viaje a EEUU con Yellowstone en 18 días.
En esta ocasión nos acompañaban, como muchas otras veces, mi hermano y mi cuñada, con los que viajar es siempre un placer, porque se amoldan a todas mis decisiones y planes y con los que compartimos muchos gustos viajeros.
El planning final de este viaje a EEUU con Yellowstone
No teníamos muchos días de viaje. A mi me hubiese gustado tener alguno más. Pero cuando viajas en un grupo, aunque el grupo sea de 4, debemos adaptarnos a las vacaciones de todo el mundo y a veces, eso, ponerse de acuerdo, es complicado. Es uno de los motivos por los que hemos tardado 10 años en volver. Porque no siempre es fácil cuadrar fechas, pero tenía claro que este viaje lo teníamos que hacer con ellos. Así que me amoldaría a los días que teníamos: 18 con los vuelos incluidos.
Lo que sí tenía claro, es que quería un viaje pausado, sosegado, y que me permitiese contemplar un paisaje sin prisas; tomar un café sin pensar en que estaba tardando demasiado para no perder el planning del día; sentarme tranquilamente sin mirar el reloj; disfrutar del viaje de otra forma a como lo hacía antes. Esta vez, disfrutando del slow travel que tan de moda se está poniendo últimamente.
1 noche en Salt Lake City, 1 noche en Idaho Falls, 6 noches en Yellowstone, 2 noches en Grand Teton, 1 noche en Green River, 2 noches en Moab y 3 noches en Las Vegas, compusieron finalmente el planning de nuestro viaje.
La metedura de pata con el planning inicial
Hay un dicho que dice «en casa del herrero, cuchillo de palo» y eso es un poco lo que me pasó a mi con el primer planning del viaje, que tanto me estresé porque quería reservar cuanto antes los alojamientos, y tanta ansiedad me entró porque finalmente visitaría Yellowstone, que me salté un día de viaje.
Por alguna razón (la razón son las prisas), me salté la noche del mismo día 8 de Septiembre, el día del vuelo, y empecé a contabilizar noches desde el día 9. Me había saltado un día.
No me di cuenta de esto hasta una semana antes de viajar, casi por casualidad, repasando fechas, días, bonos de alojamientos, alquiler del coche, que había un error en todo aquello.
Era un domingo de principios del mes de Septiembre. Habíamos ido a casa de mis padres a despedirnos. Y mientras estábamos en la sobremesa, no se porqué, se me vino a la cabeza, que entre todos los datos que barajaba del viaje, había uno que no me cuadraba. Y fue cuando me di cuenta: me había saltado un día.
Me puse tan histérica, que solo quería llegar a casa y poder solucionar el problema. Dentro de lo malo, ganaba un día y no lo perdía, pero me hubiese gustado saberlo antes.
Tenía que cancelar la primera noche que inicialmente la íbamos a hacer en Logan, un pueblecito al norte de Salt Lake City, para estar más cerca de West Yellowstone, a donde deberíamos llegar al día siguiente.
Al confundirme, tenía un día más, libre, que no sabía en qué podía invertir. Así que me tocaba buscar opciones para rellenar un día de viaje, que me hubiese gustado poder invertir en otra zona, pero ya no tenía opción a ello. No podía mover nada del viaje.
Finalmente hicimos la primera noche en Salt Lake City, para por lo menos dar una vuelta por la ciudad, cenar tranquilamente y al día siguiente, también tranquilamente, ir subiendo hacia el Norte. Ya os contaré en el siguiente post, como quedó la historia de ese día.
Dormiríamos en Idaho Falls, y por ello, podríamos visitar Craters of the Moon, que se nos había quedado fuera del planning. No me hacía una especial ilusión, pero, era lo que teníamos que hacer para rellenar ese día.
De Bilbao a Frankfurt con Luthansa.
El vuelo Bilbao-Salt Lake City, era un vuelo de la compañía Luthansa, aunque en parte operado por Discover, el nuevo nombre de Eurowings. Erowings, es la compañía de bajo coste, por llamarlo así, de Luthansa, por lo que no os creáis que no íbamos con un poco de miedo ante lo que nos podía deparar este vuelo.
3 horas y media nos llevo llegar hasta el aeropuerto de Bilbao, dejamos el coche en el parking low cost del aeropuerto y muy puntuales salíamos en un vuelo de Luthansa hasta Frankfurt.
Eran las 9 de la mañana cuando aterrizamos en el enorme aeropuerto de Frankfurt, donde teníamos una escala de 3 horas. 3 horas que se hicieron cortas. Entre cambiar de terminal, desayunar en un Starbucks que casi nos cuesta un riñón y pasar los controles de acceso a la puerta de embarque (comprobar que tenemos toda la documentación en regla), se pasaron las 3 horas volando.
Ya salíamos de casa con la tarjeta de Vodafone (os cuento sobre esto en el artículo anterior) por lo que estábamos conectados desde el primer momento y sin miedo a que nos quedasen los datos activados.
De Frankfurt a Salt Lake City con Eurowings.
Y tocaba subirnos a aquel avión de Eurowings. Y ciertamente me sorprendí. Por alguna razón, por cosas que había leído, pensaba que el avión no tendría pantallas individuales. Había leído que para ver películas, tenías que llevar tu propio dispositivo (móvil o tablet), conectarte a la wifi y acceder al entretenimiento a bordo. Pero esto no era así. Cada uno tenía el suyo, lo cual era ya más de lo que me podía esperar.
No sirven alcohol, a no ser que lo pagues, claro está. Pero eso también lo sabíamos. Y yo que soy de las que me gusta tomarme un gin tonic con la primera comida, para intentar así, dormir más fácilmente, iba preparada para ello.
11 horas de viaje era lo que nos esperaba. No queríamos dormir. O al menos no queríamos dormir mucho, ya que al llegar a Salt Lake City, por el cambio de horario, teníamos que acostarnos, casi, así que mejor llegar cansados y con sueño.
Y el viaje no se me hizo nada largo. Dos películas, unas cuantas comidas y bebidas, y jugar un rato al Candy Crush, hicieron que las horas volasen.
El aeropuerto de Salt Lake City.
Llegamos al aeropuerto de Salt Lake City a las 3 de la tarde, hora local. Mientras el avión descendía, no podía dejar de mirar por la ventanilla. ¡Estábamos aquí! No me lo podía ni creer. Pero a su vez, miraba y remiraba, porque quería ver si se veía algo que tenía planificado para el primer día, el día extra, y quería saber si podríamos hacerlo o no. Y me quedó claro, que sí, lo haría.
A su vez, miraba de reojo al asiento de atrás. Quería saber si mi hermano, sentado en ventanilla, estaría viendo lo mismo que yo, y no quería que lo viese, porque era una sorpresa que les tenía preparada para ellos. Al final, no lo vio, y no se dio cuenta de ello.
Según descendíamos íbamos divisando el gran lago de sal de Salt Lake City de un color azul intenso por zonas, y con las montañas marrones de fondo. Todo una imagen difícil de olvidar. Por fin, habíamos llegado.
Al bajarnos en el aeropuerto nos sorprendió algo que aquí en Europa no se da. Toda la señalización del aeropuerto está en Inglés y en Español. Nos sentíamos como en casa.
Las maletas se hicieron de rogar, pero por fin las teníamos con nosotros y nos fuimos a la enorme cola de inmigración. Pasamos más de una y media para por fin, que nos sellasen el pasaporte y nos diesen la bienvenida, en castellano, a los EEUU de América.
La recogida del coche de alquiler
El problema que tuvimos con el alquiler del coche os lo conté en el capítulo anterior y por no repetirme, no lo volveré a contar. Pero después de tener un coche reservado con Avis, finalmente, la misma semana del viaje, lo tuvimos que cambiar a Dollar, que nos costaba 50 euros más, pero que además el One Way (la tasa por devolver el coche en un aeropuerto distinto al de recogida) se nos duplicaba.
Bueno, como no teníamos otra opción, era lo que había.
Los mostradores de Dollar en el aeropuerto estaban hasta arriba. Una sola persona atendiendo tanto para Dollar como para Thrifty y parecía que nadie más reservaba en otras. Avis, sin cola. Hertz con poquita gente, y Dollar con una cola kilométrica.
Fue lo peor de todo el viaje, el tiempo que estuvimos en la cola del alquiler de coche, hasta que por fin nos tocó el turno.
No hubo ningún problema por pagar con mi tarjeta de débito. El chico además fue super amable, nos ofreció un Suv por el mismo precio que nuestro intermedio y entre las opciones que nos dio, nos ofreció un Dogde, que según él, era el que más maletero tenía. Así que fenomenal. Era lo ideal para 4 personas, con 4 maletas y 4 mochilas.
Nos dieron un super coche, de color naranja.
Alojamiento en Salt Lake City.
Como teníamos una noche extra, y en mis planes iniciales no estaba quedarnos a dormir en Salt Lake city, busqué algo que fuese económico, que tuviese parking gratuito y además estuviese lo suficientemente bien ubicado para no tener que mover el coche. Y si, lo conseguí.
Reservamos un apartamento en The Kimball at Temple Square. No es que fuese el mejor apartamento del mundo, pero tenía una ubicación privilegiada y parking gratis, por un precio menor que cualquier otro hotel del entorno. Si es cierto que había hoteles de precio similar o por un poco más de lo que costaba este, pero si teníamos que sumar el parking, que rondaba entre los 30 y los 35 dólares por noche, entonces ya no era lo mismo.
Nos quedamos en este apartahotel y la verdad que nos quedamos encantados. Limpio, con cocina, dos habitaciones con dos baños. No podíamos pedir más.
Un paseo por Salt Lake City.
Las principales atracciones o puntos de interés turístico de Salt Lake City son, fundamentalmente, dos:
- Capitolio del Estado de Utah
- y Temple Square.
Ambos situados a metros de nuestro alojamiento.
El Temple Square estaba en obras, así que lo encontramos totalmente cubierto. Y el Capitolio, lo vimos desde la calle y a lo lejos, no nos apeteció después de tantas horas de vuelo, ni acercarnos a verlo.
Dimos un paseo por el centro de Salt Lake City. Una ciudad tranquila en la que además, pudimos hacer unas primeras compras del viaje, sobre todo para poder desayunar al día siguiente. Lo hicimos en el Harmons Grocery – City Creek.
Después nos fuimos a cenar, y tras dar muchas vueltas, y estar cansados ya, nos metimos en un Food Curt. Un Food Curt es una especie de plazoleta, rodeada de puestos de comida, donde te sientas donde quieras y consumes del local que quieras. Aunque había mucho donde elegir nos decantamos por un local de hamburguesas de pollo llamado Chick-fil-A. Tenía mucha gente así que supusimos que estaría bien, y bueno, estaba comible y pasable, pero tardaron un siglo en servir la comida y tampoco era un suculento manjar. También es cierto que no fue caro.
Tras esto regresamos al apartamento y nos fuimos a dormir. Queríamos madrugar porque aunque nadie lo sabía, mis planes estaban aún en el aire. Me fui a dormir sin saber exactamente cómo organizar el día siguiente y hacia qué zona tirar. Lo haría sobre la marcha y según los impulsos que me diesen al día siguiente.
Mi video de Yellowstone y Gran Teton en 9 días.
Por si lo queréis de forma más visual, aquí os dejo mi video el primer tramo del viaje.
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