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Día 6
Diario Uganda en 14 días

De Hoima a Kibale, pasando por Bigodi

Teníamos un nuevo día de traslados, pero por el camino nuevas cosas que ver y hacer. Nuestro destino final sería dormir a los pies del Parque Nacional Kibale, donde iríamos a ver Chimpancés. En el camino pasaríamos a visitar la zona pantanosa de Bigodi y además, veríamos unos paisajes espectaculares, llenos de cráteres que parecen lagos y donde aparecen las primeras grandes plantaciones de té. Estamos en el Valle del Rift, acercándonos a las Montañas de la Luna (Ruwenzori) y ascendiendo progresivamente, tanto en el país (nos vamos hacia el sur) como en altitud. El frío se empieza a notar más y la lluvia amenaza cada día. 

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Nos quedaban por delante unos 245 kilómetros, y más de 4 horas de sólo coche. Pero al contrarío de lo que había ocurrido el día anterior, que lo hicimos con muchas paradas para visitar los pueblos de Uganda, en este caso tendríamos que llegar a medio día a Fort Portal, para por la tarde visitar los pantanos de Bigodi.

De Hoima a Fort Portal.

Por tanto no teníamos tiempo que perder. Tras un copioso desayuno en el hotel Hoima Cultural Lodge, subimos todas las maletas al coche y nos pusimos en marcha. Quedaban muchos kilómetros por recorrer y ver el cambio de paisaje que nos esperaba.

No habíamos recorrido muchos kilómetros cuando empezamos a ver las primeras plantaciones de té, que nos acompañaron durante prácticamente todo el resto del viaje que nos quedaba hasta llegar al sur del país. Uganda, un país rico en agua, hace que tengan unos campos de cultivo propicios para muchas especies. Es por eso que se dice que Uganda, fue un país mucho más desarrollado siempre que sus países vecinos, y esto en parte, se debe a la abundancia de agua, y por tanto a unos campos fértiles que producen té, café, y todo tipo de frutas.

El camino fue de lo más entretenido. Las carreteras Ugandesas son un atractivo más de este país, en el que la gente vive en la calle y en el entorno de la carretera, por lo que un trayecto en coche, tan largo como el que nos tocaba hoy, nos mantenía muy despiertos y mirándolo todo. Gilbert nos avisa de que cruzamos la frontera entre dos de los antiguos reinos de Uganda: Abandonamos Bunyoro y entramos en terrenos de Toro.  

Justo antes de llegar al cruce en el que debíamos coger la carretera hacia Fort Portal, Gilbert nos cuenta una  historia. Nos dice que a mano derecha se encuentra el monumento a los misioneros que fueron aniquilados durante la matanza llevada a cabo por el rey de Buganda. Yo conocía la historia pero no me cuadraba nada, ya que aquello era relativo al rey de Buganda y estábamos en terrenos de Toro. No sabía muy bien si lo había entendido así que al regresar a casa busqué la información. Efectivamente aquel era el monumento a este acto, lo que no quiere decir que aquello hubiese ocurrido allí.

La matanza de los misioneros por el Rey de Buganda.

Ya os había hablado de los primeros misioneros que llegaron a Uganda (Los ingleza y los Fransa) y del nacimiento de las dos corrientes religiosas. Por aquel entonces reinaba en Uganda Mutesa I, y corría entonces el año 1877. Tuvieron cierta libertad y ambos movimientos fueron creciendo, tanto en número de seguidores como en rivalidad entre ellos. En el año 1882, Mutesa ordenó a los fransa abandonar el país y no pudieron regresar hasta que se produjo el cambio de rey unos años después, cuando ya reinaba Mwanga II. A partir de este momento las conversiones crecieron fuertemente, y la rivalidad entre las dos corrientes religiosas era cada vez mayor hasta llegar a enfrentarse en una sangrienta guerra en el año 1893, que ganaron los ingleza bajo el mando de Frederic Lugard.

Pero antes de llegar a esta guerra, Mwanga, se obsesionó con la presencia de los fransa en sus terrenos y con el aumento progresivo de conversos al cristianismo. Así que como rey con una crueldad elevada, llevó a cabo una limpieza de conversos y misioneros. El año 1886 fue el más duro, y en este año se produjo la matanza de cuanto converso se descubría. Fue un periodo muy duro y se estima que al final de este año se había producido la muerte de más de 200 personas (quemadas vivas lentamente o descuartizados tirando por cada uno de los miembros del cuerpo).

Inglaterra hizo la vista gorda, en aras a conseguir encontrar un punto de encuentro con los que consideraba debían ser Protectorado Británico. La consecuencia de estas matanzas fue que llegase al país, años después, Frederic Lugard. 

Frederic Lugar, tal y como ya os conté, apoyó a su llegada a los ingleza, y cuando se desató la guerra en 1893, una sola batalla sirvió para derrotar a los fransa, aliados de Mwanga.

Al fondo, en nuestro viaje, se dejaban entrever las Montañas Ruwenzori, de las que os hablaré en siguientes post, pero por si acaso esto era lo máximo que se dejaban ver, decidí sacarles unas fotos.

La llegada a Fort Portal.

Llegamos a Fort Portal, en terrenos del reino de Toro, al medio día. Íbamos a descansar un rato de tantos kilómetros en el coche, estirar las piernas y comer. Nos bajamos en un pequeño aparcamiento en el medio de la ciudad.

Esta ciudad fue fundada por Frederic Lugard, cuando creó aquí un fuerte para defender Toro, uno de los reinos de Uganda.

Tras el paso de Frederic Lugard por Uganda, en el que creó un imperio, anexionando más de la sexta parte de África a Reino Unido, llegó el momento de regresar a Londres. Aquí, las autoridades inglesas no las tenían todas consigo, y no llegaban a entender que interés podía tener el nuevo terreno ugandés anexionado. Allí, Lugard empezó una nueva campaña destinada a hacer entender que estos territorios eran necesarios para la colonización y el crecimiento del imperio. Escribió un libro: La construcción de nuestro imperio en África Oriental. 

Este libro se convirtió en un éxito y con él consiguió que Londres accediese a enviar una nueva misión a Uganda. Pero no contó con Lugard para ello. En cambio envió a dos hermanos, un militar y un diplomático, Raymond y Gerarld Portal. A este último se le debe el nombre de la ciudad donde hoy nos encontramos y fue quien consiguió derrotar a Kabarega y conseguir así anexionar Bunyoro.

Pese a que ambos hermanos fallecieron de malaria, el informe que emitieron daba la razón a Frederic Lugard, y apoyaban, además, la construcción de un ferrocarril que llegase desde Mombasa a Entebbe, ferrocarril que terminaría de construirse en 1905 y se le llamó «el tren lunático».

El deber, el honor, el juego limpio y entender como justicia casi divina la misión de la civilización inglesa, esos valores fueros sus reflejos condicionados».


Charles Miller, The Lunatic Express

La Zona Pantanosa de Bigodi.

Tras la comida en Fort Portal pusimos rumbo a la Zona Pantanosa de Bigodi, en terrenos del Parque Nacional Kibale. Esta zona de pantanos de Magombe, recibe al año más de 150.000 turistas, lo que hace que la zona de Bigodi se haya desarrollado. Parte de los beneficios que dejamos los turistas al visitar la zona pantanosa de Bigodi, fueron destinados a la creación de la escuela secundaria de Bigodi, de una guardería, para pagar a los profesores y además, durante los últimos años se ha llegado prácticamente a la nula práctica del furtivismo, utilizando a los antiguos furtivos como guías locales.

La zona Pantanosa de Bigodi contiene más de 200 especies de aves, muchas de ellas raras pero muy visuales, como por ejemplo Great Blue Turaco que vimos antes de entrar a la Zona.

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Great Blue Turaco

Pero la razón por la que hacer esta ruta por la zona Pantanosa de Bigodi no era ver aves, sino ver alguna de las especies de primates que habitan aquí. El mono colobo rojo, el babuino, el mono colobo blanco y negro, el mono azul gris de mejillas, el mangabey, el mono vervet, el mono de cola roja y el mono L’Hoest, son especies de primates que se pueden observar aquí. Además, dada la cercanía del Parque Nacional Kibale, en ocasiones se pueden ver Chimpancés.

Trekking por la zona pantanosa de Bigodi

Empezamos el trekking por la Zona Pantanosa de Bigodi con el miedo a que las nubes negras que veníamos descargasen en algún momento. Nuestro guía Robert nos había avisado: «Va a llover, así que id provistos de chubasquero».

No habían pasado ni dos minutos cuando empezó a descargar agua como si no hubiese llovido en años. Uganda es así, verde, con una vegetación abrumadora, que no puede mantenerse de otra forma: lloviendo. A nuestros guías, tanto a Robert como al guía local que nos acompañaba en la caminata, no parecía importarles en absoluto. Lo vivieron con total normalidad, mientras los demás pensábamos en la mala suerte de que justo en aquel momento se hubiese puesto a llover.

Íbamos viendo de todo, pasando por unas plataformas de madera creadas sobre el terreno pantanoso de Bigodi, pero imposible sacar una sola foto. El agua cada vez caía con más fuerza. Observamos sin más. Pero después de este momento de lluvia intensa, justo cuando estábamos saliendo de la zona, empezó a parar. Y al parar vimos la luz y pudimos aprovechar para sacar fotos a los primates, que encontramos todos ellos en una misma zona del parque sobre un árbol con hojas más finas, lo que nos permitía verles perfectamente.

Pese a la mala suerte de la lluvia, al menos pudimos aprovechar bien para sacarles fotos en una zona donde se dejaban ver a la perfección.

Parecía increíble que en todo el día no hubiese caído una sola gota de agua, y que justo lo único que llovió fuese en este preciso momento en el que nosotros estábamos haciendo el treking.

Acabamos el paseo en pleno pueblo de Bigodi, donde Gilbert nos estaba esperando con el coche y pusimos rumbo a nuestro alojamiento en Kibale.

Chimpanzee Forest Guest House.

Cerca de la zona pantanosa de Bigodi, se encontraba nuestro alojamiento para hoy, con vistas al Parque Nacional Kibale. Esta fue otra de las grandes sorpresas del viaje. Por alguna razón creía que el hotel iba a estar peor, pero fue un lugar increíble donde alojarnos. Tiene unas zonas comunes, la recepción y el restaurante. Y desde cualquier punto del hotel tenemos unas vistas impresionantes del Parque Nacional Kibale y de los cráteres, que parecen lagos, dispersos por la zona (como el lago Nyabikere, muy cerca del hotel).

El hotel está compuesto por unas casitas individuales, que en su interior puede haber una cama, o varias, porque el tamaño es asombroso. La verdad es que no me esperaba para nada un lugar tan bonito como este. 

Cuando ya estábamos haciendo uso de las habitaciones volvió a empezar a llover intensamente. Teníamos que salir a cenar y no sabíamos como íbamos a hacer con tanta lluvia, pero para nuestra sorpresa, vimos que nos habían dejado al lado de la puerta un paraguas de gran tamaño. Todo un detalle.

Nos informaron de que el Chimpanzee Forest GH estaba en terreno abierto y por tanto los animales del Parque Nacional Kibale tenían acceso total al entorno. Es por ello, que a lo largo del terreno del hotel, había gente controlando que no se metiese algún animal peligroso que pudiese hacernos daño. Básicamente lo elefantes, que son lo que pueden atacar en la noche. Esto lo descubrimos a la vuelta de la cena, ya que nos asustamos al ver, al lado de nuestra puerta, un señor tapado con un impermeable que no se sabía si era un señor o qué. Al saludarnos nos dimos cuenta que era uno de los vigilantes nocturnos.

Nos fuimos a descansar. Al día siguiente tocaba madrugar mucho para hacer una de las actividades que más emoción nos iba a provocar: Visitar los chimpancés del Parque Nacional Kibale.  

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