Primer día sin tours organizados y sin salidas al exterior de Berlín. Tocaba el turno a pasear y patear por la ciudad en busca de otra parte de la historia, esta vez en solitario. Tocaba recorrer el barrio Judío de Berlín, pasear por las calles, descubrir sus adoquines, aquellos en los que se nombra a quienes murieron en una época de la historia de este país de lo más sobrecogedora.
Tour por libre o guiado.
Este tour precisamente no fue ninguno de los que antes de ir nos hubiésemos planteado hacer. Sin embargo, días antes, coincidimos con unos españoles en el tour del nazismo que nos recomendaron hacerlo. Una vez hecho por libre creo que era necesario haberlo hecho también con un guía experto, pero ya no había vuelta a atrás. Hoy os contaré como lo hicimos por libre pero si quieres que alguien te lo explique no dudes en contratar un tour guiado en español: Tour por el barrio judío de Berlín.
El mural del Elefante del Theodor Wolff Park.
He de reconocer que cuando me puse a buscar donde se encontraba este mural en Berlín (había visto una foto y quería visitarlo) me encontré con muchos problemas. No se porqué la gente no pone las ubicaciones de los sitios que visita. Tan fácil es como decir que el mural se encuentra en el parque Theodor Wolff en Berlín. Bueno, pues me pasé alguna que otra hora investigando su ubicación exacta hasta que di con él. Sabía que no me lo podía perder en Berlín y había llegado el día de ponerme frente a él.
Decidimos visitarlo a primera hora de la mañana porque no estaba nada lejos de donde se encontraba nuestro hotel, así que aquella mañana, cogimos el metro y nos bajamos en la parada Hallestes Tor. Habíamos ido sin desayunar, con la intención de buscar un lugar donde hacerlo por los alrededores del parque.
He de reconocer que cuando nos bajamos del metro y empezamos a caminar en dirección al parque Theodor Wolff nos daba la sensación de estar en los extrarradios de Berlín. Estaba todo vacío, no había gente por las calles, no se oía ruido… parecía un lugar desierto y sin embargo, mirando el mapa, vemos que estamos a 750 metros de Check Point Charlie.
Tras sacar unas cuantas fotos al mural, que por cierto es impresionante, nos fuimos a desayunar. Este fue el mejor desayuno y el más barato de lo que tomamos en Berlín.
Pero mirad como son los alrededores de este parque y lo que vamos encontrando en el camino a la estación del metro: una auténtica galería de arte callejero.
Tenéis la ubicación exacta tanto del mural como de la cafetería en el mapa que publicamos en el artículo: Información útil para viajar a Berlín.
Después del copioso desayuno a base de unos exquisitos cruasanes que se terminaron en cuestión de minutos nos dirigimos a la parada del metro. Nuestro siguiente destino era el Muro de Berlín.
East Side Gallery, un trozo del muro de Berlín.
Se trata del mayor tramo del muro de Berlín que se conserva. En realidad es 1.3 kilómetros de muro y actualmente es la mayor galería de arte al aire libre del mundo.
Durante todo el muro se encuentran graffities de artistas de todo el mundo, que han querido plasmar con sus dibujos, el cambio experimentado en Alemania tras la caída del Muro. El más conocido y donde más gente se agolpa sacando fotos es el que representa el beso entre el líder ruso Leonid Brezhnev y Erich Honecker, líder de la República Democrática Alemana.
Breve historia del Muro de Berlin.
Habíamos dejado la historia en Postdam, el día anterior del viaje, cuando comentábamos que tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, los tres dirigentes de los países «ganadores», Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, se repartieron Alemania y así, Alemania quedó dividida en 4 partes, incluida la Francesa. Como nadie se quería desprender de la capital, Berlín que quedaba en terreno soviético, así que también dividieron Berlín en 4 partes.
Las malas relaciones entre los soviéticos y sus aliados, hicieron que con el paso de los años surgieran dos monedas distintas, dos ideales políticos distintos y finalmente, dos Alemanias.
Esto ocurre en 1949, cuando los sectores occidentales (francés, inglés y estadounidense) pasaron llamarse República Federal Alemana (RFA) y el sector oriental (soviético) se convirtió en la República Democrática Alemana (RDA).
Pero ¿porqué se construye el muro? La Unión Soviética pasaba un mal momento económico, mientras que la parte occidental, la República Federal Alemana, entraba en un auge económico que provocó que entre 1949 y 1961, más de 3 millones de alemanes cruzasen la frontera para buscar una vida mejor en la zona occidental. La República Democrática Alemana viendo el descenso de población decidió, en la noche del 12 de Agosto de 1961 levantar un muro entre ambas y cerrar 69 puntos de control de los 81 que había. A la mañana siguiente no había forma de atravesar el muro, un muro que en principio era poco más que una alambrada, pero que con los años se fue mejorando, para evitar las fugas. Así, con el paso de los años, este muro acabó siendo de hormigón armado, de entre 3.5 y 4 metros de alto, 155 kilómetros de largo, con la parte superior semiesférica y con una carretera circundante, llamada «la franja de la muerte». Atravesar el muro era prácticamente una forma de suicidio y sin embarga hubo quien lo intentó.
Si os interesa el tema podéis ir al museo del Check Point Charlie y conocer los intentos de fuga.
28 años estuvieron las dos alemanias separadas y 28 años en las que muchas familias no pudieron volver a verse las caras. Hasta que el 9 de noviembre de 1989 la RDA informó de que se abría el paso entre las dos alemanias. Al día siguiente empezaron las obras para terminar definitivamente con el muro.
Y así, entre historia y fotos, muchas fotos, llegamos al final del muro. Cogimos un metro y nos dirigimos a la zona Judía de Berlín.
El Berlín Judío.
Aunque hablemos del barrio Judío de Berlín, en realidad este barrio como tal no existe. Los judio-alemanes siempre fueron una población extensa y adinerada, lo que les permitía vivir en los mejores barrios de la ciudad. No obstante, hoy en día, se centra como el Barrio Judío, la zona Scheunenviertel, en Mitte. Y hacia allí nos dirigimos, bajándonos del metro en una zona cercana a Kunsthaus Tacheles.
En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, la llamada como «noche de los cristales rotos» tuvo lugar en Berlín, y en general en todo el Reich, un ataque de violencia contra la población judía que llevó a la deportación de más de 30.000 personas a los campos de concentración. Más de 1000 sinagogas y 7000 locales regentados por judíos quedaron totalmente arrasados. Como testimonio vivo de lo que fue aquello, en la actualidad se conservan, por toda la zona, uno adoquines dorados donde podréis leer quién vivió en ese edificio y cual fue su suerte.
Comenzamos la visita al barrio Judio por el Kunsthaus Tacheles, un edificio en ruinas actualmente cerrado, ya que está prevista la construcción de ¿un hotel?. Este edificio es un claro ejemplo de cómo quedó la ciudad tras los bombardeos de la II Guerra Mundial. Hasta hace relativamente poco tiempo el edificio estaba ocupado por una serie de artistas locales, donde se podían encontrar talleres de artesanía y algunos bares. Rubén fue testigo de esto, ya que hace muchos años, en su primera visita a la ciudad visitó Techeles, y aún hoy en día recuerda lo mucho que le llamó la atención y lo mucho que le gustó.
En la calle frente a Techeles podemos encontrar algunos de los adoquines dorados y también podemos encontrar algunos listados de este tipo:
La Nueva Sinagoga.
En el solar donde se encuentra la Nueva Sinagoga se encontraba la original, que quedó totalmente calcinada después de la noche de los cristales rotos y totalmente destruida durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Tras ellas, se decidió demoler y en su lugar levantar la Nueva Sinagoga.
En su interior encontramos un museo permanente que cuenta la historia del edificio y de la comunidad judía en general.
El Cementerio Judio de Berlín.
En la Hamburger Straße encontramos el Antiguo Cementerio Judío de Berlín. Comenzó a ser utilizado como tal en 1671, momento en el que fue asignado a varias comunidades judías de la zona. Se utilizó como tal hasta 1827. En el entorno del Cementerio Judío, encontramos una escuela y un centro de ancianos, ambos gestionados por la comunidad judía. En 1943, durante el régimen nazi, el cementerio fue saqueado y las lápidas rotas, los huesos esparcidos por las calles.
Frente al cementerio podemos ver una singular obra de arte titulada, “Jewish Victims of Fascism”, en memoria a todas aquellas victimas de las deportaciones.
Hackesche Höfe
Se trata de un conjunto de edificios conectados entre ellos por pasajes interiores. Son de estilo Art Noveau en su mayoría y fueron totalmente reformados. En sus bajos podemos encontrar cafeterías, galerías de arte, tiendas … Pero si hay un callejón que llama la atención es aquel en el que está el Anne Frank Zentrum y el Museo de Otto Weidt, ambos recomendables aunque nosotros preferimos en esta ocasión callejear sin más.
Aquí mismo se encuentra también la cafetería «Café Cinema» donde aprovechamos para entrar en calor tomando un buen café caliente.
Plaza Rosenstrasse
Terminamos la visita al Barrio Judio de Berlin en la plaza Rosentrasse. Esta plaza se encuentra muy cerca de Alexanderplazt, así que era un buen lugar para terminar nuestro tour por libre por el Berlín Judio.
En esta plaza tuvo lugar lo que yo, personalmente llamo «la revolución de las mujeres durante el nazismo». Y es que en el entorno de esta plaza fueron apresados durante el año 1943 más de 10000 judíos, de los cuales unos 8000 fueron enviados a los campos de concentración y unos 1700 estaban casados con alemanas, mujeres arias. Estos 1700 hombres fueron enviados a un centro de detención cercano y las mujeres al enterarse salieron a las calles y se concentraron frente a este centro solicitando la «devolución de sus maridos». Ante la negativa nazi, más y más gente se fue congregando en la plaza, y alcanzaron, a los pocos días, más de 6000 personas, gritando e increpando al régimen nazi.
El 4 de marzo, Goobbels, el que era el Primer Ministro de Propaganda Nazi, ordenó montar ametralladoras en el edificio y apuntar a la gente, amenazando con disparar si no dispersaban. La multitud empezó a retroceder pero de entre ellos hubo quien se alzó con el grito de «Asesinos», por lo que las mujeres allí congregadas volvieron a la carga, ignorando las amenazas de disparar. 2 días después, Goobbels ordenó la retirada de las armas. Se produjo entonces la libertad de los 1700 presos judíos. Estas mujeres no solo consiguieron esto con su tenacidad, sino que consiguieron el que más de 30.000 judíos casados con personas arias consiguiesen la libertad. Al finalizar el gobierno nazi, el 98% de los judíos que sobrevivieron pertenecían a uno de estos matrimonios mixtos.
Catedral de Berlin.
Ya que nos encontrábamos muy cerca de la Catedral y amenazaba con llover, decidimos visitarla.
La entrada cuesta 7 euros, pero nosotros teníamos la WelcomeCard así que nos costó solo 5 euros (la entrada incluye el acceso a la cúpula).
La Catedral de Berlín es el edifico más majestuoso y llamativo construido en la llamada isla de los Museos de Berlín.
La Catedral fue construida entre los años 1894 y 1905 sobre los cimientos de una antigua iglesia. Se construyó frente al Palacio Imperial. Este hecho haría que se convirtiese en el principal lugar de culto de la la dinastía Hohenzollern, motivo por el cual podemos ver en la cripta de la catedral las casi 100 tumbas de los miembros de la familia imperial desde el S. XVI hasta principios del siglo XX. Es decir, más de 500 años de historia familiar en una sola cripta.
En 1944, la Catedral, al igual que el resto de los edificios de esta zona quedó totalmente derruida por causa de los bombardeos. La reconstrucción fue dura y ardua, y concluyó en el año 2002.
La Cúpula de la Catedral.
Merece la pena subir los más de 270 peldaños para llegar a la cúpula de la catedral, desde donde obtendremos unas bonitas vistas de Berlín.
Tras la visita a la catedral, y como todavía teníamos tiempo antes de la visita al Parlamento (o eso creía yo) decidimos ir dando un paseo. Por el camino empezó a llover fuertemente y nos metimos en un McDonalds, donde conseguimos una mesa y aprovechamos para comer.
Mi segunda metedura de pata en este viaje: La visita guiada al Parlamento.
Si ya había cometido un error en la visita a Postdam, hoy me daría cuenta del segundo gran error de este viaje. Había reservado para realizar una visita guiada por el Parlamento Alemán para las 3 de la tarde (ya que atardece muy temprano y queríamos estar arriba para ver el atardecer). Pues bien, cuando llegamos al acceso al Parlamento, donde te distribuyen en grupos en función de si vas a entrar con visita guiada o si entras porque solo tienes la entrada al parlamento, nos damos cuenta de que, ni la entrada era para hoy (sino para mañana), y mi visita guiada al parlamento la había hecho en ¡Alemán!. Vamos que no di una. Bueno, pues tras darme cuenta de mi error y de confirmar que podíamos entrar a la cúpula aunque no hiciésemos el tour, nos fuimos a tomar un café, relajarnos un rato y cogimos el tren hasta nuestro siguiente destino: Charlottenburg.
El mercadillo de Navidad de Charlottenburg.
El Palacio Charlotteburg fue remodelado para ser el lugar de veraneo de la reina Sofia Carlota, mujer de Federico III, aunque no vivió lo suficiente para ver lo terminado. Este palacio, inicialmente llamado Lietzenburg, se cambio de nombre tras la muerte de esta, en 1705 y pasó a llamarse Charlottenburg y el distrito en el que está adquirió su nombre también.
Durante los bombardeos el palacio quedó muy maltrecho y parte de la decoración interior nunca pudo ser recuperada. Si vais en verano, lo que más llama la atención de este palacio son sus jardines, que además son de acceso gratuito, pero nosotros al ir en Invierno nos quedamos con las ganas.
Pero no hay mal que por bien no venga, porque pese a no ver los jardines, si pudimos ir a su mercadillo, que me pareció precioso, con el palacio como marco para él.
Cuando llegamos a Charlottenburg ya empezaba a oscurecer y además empezaba a llover, copiosamente, así que dimos una vuelta rápida y nos resguardamos, con un vino caliente, en uno de los puestos. Llovía y llovía y dimos un paseo por algunos de los puestos que eran cubiertos, y aprovechamos para cenar, picando un poco de allí y un poco de allá. Hasta que la lluvia se hizo tan intensa que costaba ya moverse bien con la cantidad de gente que había. Cogimos un bus de vuelta hasta nuestro hotel y así dimos por terminado el día.
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Diario completo del viaje: Berlín en 7 días.
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