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Día 2
Diario Zanzibar en 10 días

Un día en la playa de Nungwi.

Dicen que las playas de Nungwi son las mejores de Zanzibar. Escogimos pasar 5 noches aquí precisamente por esto. Todo el mundo recomienda la playa de Nungwi, no solo como la más bonita de la isla, sino por la cercanía al pueblo Nungwi (de ahí el nombre), por el poco efecto de la fluctuación de las mareas y por las increíbles puestas de sol.

Era un cóctel que invitaba a pasar aquí los días que considerábamos debían ser para descansar, disfrutar de la playa y poco más. Veníamos de hacer un viaje de 14 días por Uganda, y lo que más nos apetecía al llegar a Zanzibar era disfrutar de un paradisíaca playa sin hacer prácticamente nada.

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El despertar en Zanzibar.

Habíamos llegado el día anterior en un vuelo desde Entebbe (podéis leer la breve introducción con la historia de Zanzibar). Era nuestro primer día en la isla y nada más despertar, no lo pude evitar. Corrí hacia nuestro gran balcón con vistas al mar. Es algo que suelo hacer cada vez que llego a un destino de playa. Estoy tan obsesionada con las playas, con los azules del mar, que no lo puedo evitar. Necesitaba saber que aquello no me iba a defraudar. Abrí las puertas de nuestra terraza con vistas y sí, todo apuntaba a que aquello era el mismo paraíso.

Lo primero que hicimos nada más despertarnos fue desayunar como reyes. El día anterior habíamos comido poco y mal y un buen desayuno de esos de campeones apetecía a esa hora más que ninguna otra cosa. Huevos, bacon, salchichas, dulces… todo ello divisando a lo lejos (el restaurante del desayuno está cerca de recepción) fue sublime.

Ya os conté en varios post (Zanzibar: Dónde alojarse y La Llegada a Zanzibar: Breve historia) que escogimos para estos primeros 5 días en en la isla, un hotel en Todo Incluido: El Royal Zanzibar Beach Resort.

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La playa del Royal Zanzibar Beach Resort (The Royal Beach)

Os voy a contar como vivo estos momentos. Cuando llego por primera vez a un destino de playa, lo primero que hago, si llego de noche, es levantarme corriendo y acercarme a la ventana, con la ilusión puesta en ver un intenso azul turquesa en el mar. Si llego de día, o ya al día siguiente con luz, corro como una desesperada hacia el mar. Allí me descalzo, y dejo que la fina arena de la playa colapse mis pies, mis dedos… los muevo, y mientras hago esto, me quedo mirando, perpleja, hacia ese mar que me tiene loca.

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Ya lo siguiente es ir hacia las olas, y meterme al mar.

Es como una especie de ritual que siempre hago igual. Aquí no iba a ser menos. Después de desayunar, y pasar por todas las piscinas del hotel, maravillarme con ellas, y exclamar que no va a haber quien me saque de allí en 5 días, me voy directa al mar. Y sí, esta vez también hubo ritual. ¿Pero quien no se va a quedar mirando sin más ante este paisaje? ¿Quién se resiste a no ir directos hacia este azul tan intenso? Yo, desde luego, no lo puedo evitar.

Lo que estaba viendo me estaba encantando. Y eso que era primera hora de la mañana, que no favorece para que se vean los colores reales del mar cuando le incide plenamente el sol; y que la marea estaba alta y por tanto toda esa gama de azules tampoco se dejan ver hasta que la marea no baje. Pero aún así, aquello tenía muchos puntos para ser una gran playa, un gran destino.

Un paseo hacia Nungwi Beach.

El siguiente paso fue empezar a caminar hacia la playa de Nungwi. Realmente no hay una diferenciación entre las dos, solamente te tienes que poner a caminar por la playa y en algún momento deja de ser la Royal Beach para pasar a ser la Nungwi Beach. ¿Y que tiene de especial esta playa? Pues esta playa cuando baja la marea, y en ese momento estábamos, le queda un cuarto de agua que hace que la playa quede tan increíblemente bonita.

Hay quien dice que el DoubleTree Resort by Hilton Hotel Zanzibar – Nungwi, no es un buen hotel para alojarse puesto que se queda sin playa en marea alta. Puede ser que pierda parte de la playa en marea alta, sobre todo en una zona del hotel, pero esa parte de la playa para mi es una de las mejores de la zona norte de Zanzibar. Con la marea muy baja es un auténtico paraíso.

También me extrañó porque había leído que en esta parte de la isla la influencia de las mareas no se nota tanto, y es cierto que en marea baja te puedes bañar sin problema, pero yo estaba viendo que influir, influyen y notar, se notan. Y es por eso que en esta zona, donde se notan mucho, al bajar tanto, salen esos colores en el agua que a mi me tienen enamorada.

Es como cuando fuimos a la costa de Kenia. En marea baja es más complicado bañarse, pero en marea baja es cuando el mar está tan increíblemente bonito que ¿qué más da? Realmente a mi es como me gusta verlo, así.

La playa de Nungwi

Y esto fue lo que nos encontramos en la playa de Nungwi. Una marea muy baja que hacía que el mar ofreciese toda la gama de azules que te puedas imaginar. Además todo ello unido a las barcas de los pescadores locales, a las mujeres sentadas en el borde del mar esperando la llegada de la pesca de la mañana.

Allí vimos estrellas de mar, de un color tan rojo que el contraste con el agua es asombroso. Allí pasamos unos momentos maravillo, disfrutando del silencio, del mar, de la soledad…

Al final de la playa de Nungwi hay un lugar de recuperación de las tortugas, donde te puedes bañar con ellas. Yo no estaba muy segura de que la actividad fuese totalmente responsable, no encontré información y aunque todo parece indicar que sí lo es, he visto fotos que me hacen dudar de ello. Me da la sensación de que más bien lo que tienen allí es una forma de lucrarse. Así que finalmente decidimos no ir.

Ya os digo que lo desconozco, pero ante la duda, preferimos no ir.

La playa es tan larga y estaba tan solitaria, que apetecía no irse jamás. Allí nos quedamos prácticamente toda la mañana, hasta que decidimos que era hora de regresar al hotel, comer, cambiarnos de ropa e ir a Nungwi pero por la calle y visitar el pueblo.

Comida en el Royal Zanzibar Beach Resort

Cuando llegamos al hotel ya iba medio deshidratada, así que nos acercamos al bar de la playa y allí estuvimos un rato, zumo va, zumo viene, y después para rematar, cóctel va y cóctel viene. (Hay que aprovechar el Todo Incluido).

Nos fuimos a comer al restaurante que hay frente a recepción. El mismo en el que habíamos desayunado. Y después de la copiosa comida (os hablaré más de esto en otro post) decidimos salir hacia el pueblo de Nungwi ya que queríamos comprar una tarjeta para estar conectados a Internet.

Un paseo por el pueblo de Nungwi.

Salimos a la calle por la entrada principal del hotel. Encontramos un entorno totalmente distinto al que se veía por la zona de las playas. Aquí estaba todo muy mal cuidado, la carretera era de tierra sin más, algo que ya habíamos notado el día anterior al llegar de noche con los botes que pegaba el coche.

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Nos orientamos con el móvil para llegar a la carretera principal que va de Nungwi hacia el Sur, hacia Stone Town, ya que en casi todos los países africanos la vida discurre a lo largo de las carreteras y suponíamos que por allí habría vida. No nos equivocamos.

Seguimos caminando en dirección al Nungwi y buscamos un lugar donde comprar una tarjeta de Internet. Lo hicimos en un pequeño puesto a pie de calle compuesto por una mesa típica de picnic (de las de playa de toda la vida) y una sombrilla. Allí compramos nuestra tarjeta para el móvil. Problema: se nos había olvidado traer el pasaporte, así que no tuvimos otra opción que regresar al hotel a por él.

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Para mi esto fue una tortura. Había salido en sandalias de playa, hacía mucha calor y la caminata no le había sentado bien a mis pies. Las sandalias eran nuevas y duras, y me hice una llaga en la planta del pie que me trajo bastantes consecuencias.

Pagamos por ello unos 10 euros al cambio y en el aeropuerto nos pedían en torno a 30.

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Llegamos hasta el pueblo de Nungwi, dimos un paseo sin mucho rumbo y decidimos regresar ya que mis pies me impedían caminar con normalidad. Esas llagas en los pies parecían ir cada vez a más, así que decidimos regresar e intentar curarmelas con algo.

Tarde de piscina, cócteles y puesta de sol.

El resto de la tarde transcurrió entre baños, piscina, playa, cócteles y finalmente viviendo nuestra primera puesta de sol bonita desde que empezamos el viaje. En Uganda el tiempo no nos había permitido contemplar una de esas puestas de sol tan increíbles que se suelen dar, así que hoy, por fin, disfrutamos de verdad.

En el Royal Zanzibar Beach Resort hacen cenas temáticas y hoy tocaba cena en la playa, con las mesas puestas en la arena, y donde la comida era toda del mar. Incluso cenamos langosta esta vez (y no sería la primera). Así dimos por concluido el día, nuestro primer día completo en la isla.

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